viernes, 27 de abril de 2012

LA HERMANA GEMELA DE LA GIOCONDA




PENSAMIENTOS Y PAMPLINAS

LA HERMANA GEMELA DE LA GIOCONDA

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            En estos días, los expertos han descubierto que el lienzo que atesora el Prado pertenece a uno de los alumnos de mi admirado Leonardo, y que no se trata de una copia flamenca de la Mona Lisa del Louvre, como se pensaba hasta el momento.
            Todos los que amamos la pintura hemos comparado ambos retratos con minuciosidad y respeto, buscando las diferencias entre las damas medievales como en el clásico pasatiempos.
            ¡El retrato más famoso del mundo tiene una doble!
            A mí me parece un pequeño milagro. Es fascinante que algo así pueda suceder con unos siglos de por medio. Es como haber encontrado un tesoro en la vieja caja de lata de la abuela o como si los panes y los peces pudieran duplicarse como en los antiguos textos.
            A mí me fascinan estas cosas. Lo reconozco.          
            Lo más comentado por todos es que la Gioconda del Prado parece más joven; como si se tratase de la hermana pequeña de la primera. Dos lienzos, dos gemelas y dos edades.
            Yo lo veo de otra manera.
            Sin duda me parece que en estos días que nos han tocado vivir, donde el mundo parece estar totalmente patas arriba y en el que el campo de la estética consigue más seguidores y dedicación que la investigación para la curación del cáncer, la Mona Lisa surge de nuevo entre nosotros con el objeto de resplandecer.
            ¡Eh! –nos dice- ¿No veis que soy una mujer de vuestro tiempo? Puedo ser la estrella del momento, al igual que lo fui en el Medievo. En aquella ocasión destaqué por mi belleza natural, por mi expresión dulce y serena y ahora he vuelto a vosotros con lo que más amáis: la juventud. Me he librado de las arrugas de mi experiencia con bótox y cirugía estética, he aumentado mis pechos y reducido mis nalgas y reaparezco ante vosotros para que me admiréis de nuevo.
            Y a mí me parece bien. Si estos son los tiempos que nos toca vivir, los viviremos. Y recibiremos a la nueva Gioconda rejuvenecida con los brazos abiertos porque, en definitiva, todo aquel que busca ser admirado en el fondo lo que desea es ser amado.
           
            Ya lo dicen los Conting Crows en su canción Mr. Jones, que habla de dos amigos que sueñan con hacerse estrellas del rock:

Cuando todo el mundo te quiere, nunca puedes sentirte solo.
Cuando todo el mundo me quiera, voy a ser lo más feliz que puedo ser.

            Y yo sospecho que eso es lo que quiere nuestra amiga modelo: que la quieran también hoy. Por eso vuelve rejuvenecida en su nuevo retrato, mostrándonos su belleza adaptada a los nuevos tiempos pero capaz de estar en dos sitios a la vez como un lienzo cuántico que ha conseguido saltarse las viejas teorías físicas en busca de admiración y amor.
            Bienvenida, guapa. Qué bien te veo.


EL BUZÓN DE MI CASA



PENSAMIENTOS Y PAMPLINAS


EL BUZÓN DE MI CASA

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            No consigo reconciliarme con el buzón de mi casa. Un malestar suave e inventado se me cuela por alguna rendija cada vez que me acerco a él armada con apenas una llavecilla plateada. Como Gary Cooper. Sola. Dispuesta de desvelar sus íntimos secretos de papel, que sin embargo llevan mi nombre.
            Por supuesto nunca podría llegar a considerarlo peligroso o a declararlo enemigo. Tan solo es una boquita de chapa dorada que se pierde entre los buzones de mis vecinos. Como un ladrillo más en una pared metálica. Como un nicho más en el cementerio de mi vecindad.
            Algunos miembros de mi comunidad también se quejan de sus buzones. Y siempre por razones obvias. Cuando llueve de lado -algo que sucede gracias a la lluvia, el viento y al señor que diseñó el tejadillo que resguarda nuestra correspondencia de los azares meteorológicos-, los buzones más expuestos se mojan. Sencillamente se llenan de agua. Documentos calados, papeles con agua, letras borrosas en sobres blandos… Terrible sensación. Mis cartas solo llegan a estar húmedas los días de lluvia gracias a la ubicación privilegiada de mi receptáculo de latón: el centro del muro. Pero aún así, no me gusta mi buzón.
            Lleva mis apellidos. Como un hijo de hojalata… Sin corazón propio, como aquél del cuento. También lleva un número por estar preso en la cárcel comunitaria de buzones delincuentes. El 66, para ser más exactos.
            Cuando introduces la llave, la chapa endeble de la puertecilla se atasca como digna portera de película que no acaba de jubilarse y sus filos cortantes alguna vez se han defendido de mi terco gesto de introducir mi mano en sus fauces.
            También tengo que deciros que en el fondo de su boca negra de microcueva el polvo me hace soplarle en las entrañas y que, al abrirlo, siempre espero que salte algún inesperado insecto de su interior, basándome en la experiencia.
            A estas alturas ya debéis pensar que para mí es terrorífico acercarme al buzón de mi casa, pero no es así. A pesar de que no me gusta su aspecto ni la sensación que me produce abrir su cerradura de juguete, mi triste buzón no es más que eso: un buzón sin glamour.
            Lo que de verdad me deja un regusto triste en la boca es su contenido. Esas cartas del banco, esos recibos del gas, la luz y otros varios que siempre me parecen elevados. Avisos de certificados que no te encontraron en tu domicilio a las 11:35 de la mañana -¿Cómo? ¿Acaso no sabe el cartero que yo también trabajo?-. Tampoco me gusta esa propaganda cutre que nunca es de mi interés… ¡Puaj! Hala… a reciclar papel. ¿Dónde quedan aquellas postales de navidad que regalaban paisajes nevados de purpurina? ¿Por qué nadie me escribe cartas de amor? ¿Acaso solo Julieta las merece por su triste historia en la cripta del amor? ¿Dónde están aquellas comunicaciones urgentes que me prometían un apartamento en la playa al haber sido seleccionada? ¡Me gustaban tanto! ¿Y las postales? ¿Es que nadie se acuerda de ellas cuando viaja?
            ¡Arriba el Facebook, el Twitter y las cuentas de correo electrónico! ¡Esos buzones sí que me gustan! Notas de amigos, fotos, convocatorias, chistes, enlaces, denuncias sociales, peticiones de ayuda y amistad a raudales. La red de buzones. En fin, el buzón de mi casa es decepcionante. Por eso no bajo a abrirlo a diario. Por eso solo me acerco a él cuando saco la basura. Por eso no consigo una reconciliación a pesar del esfuerzo. Tendrá que ser así.

LA PLUMA ES LENGUA DEL ALMA






MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

ESCRITOR ESPAÑOL
(1547-1616)

Don Quijote de la Mancha


 La pluma es lengua del alma;
cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron,
tales serán sus escritos.


COMIENZA LA AVENTURA



            Llevo toda la vida leyendo y apenas unos años escribiendo, y recientemente he aprendido que ambas acciones son en realidad las dos caras de una misma moneda: el amor por la palabra escrita.

            Para mí un libro es una moneda dorada y reluciente. Un doblón pirata que alguien rescató de un pecio con una larga y bella historia. Tan larga y antigua que son muchos quienes ponen sus fragmentos sobre el papel, intentando ordenar la historia del mundo, mostrar la imaginación humana, nuestros sueños y aventuras, aquello que nos provoca risa o llanto, y el resto de emociones que nos hacen sentirnos vivos. Siempre a disposición de nuestros ojos, de una manera sencilla y lineal que nos permite abrir y cerrar sus enseñanzas a nuestro antojo o necesidad, como si de una puerta mágica se tratara, un pequeño portal dimensional que nos lleva a mundos desconocidos.
            Así de bello es un libro. Ya desde niña imaginaba los tesoros que aparecen en los cuentos repletos de joyas, monedas, libros, pergaminos y manuscritos, y hoy abro un cofre personal donde colocar mis pensamientos y opiniones sobre el mundo que me rodea. Me ha costado mucho saltar la valla de la vergüenza, pero al final he cogido carrerilla, he cerrado los ojos y he encontrado un pequeño espacio donde expresarme libremente.
            A las reflexiones que pongo por escrito las llamo Pensamientos y Pamplinas, como las flores que crecen en jardines y campos. Os las ofrezco para que las pongáis en jarroncillos o sopléis sobre ellas, a voluntad.
            También quiero compartir con vosotros mi primera novela La leyenda del tiempo, la cual os presentaré más adelante, y mis citas favoritas, las cuales me inspiran y hacen pensar de la mano de los grandes de nuestro tiempo.
            Y a saber qué más cosas…
            No sé si alguien se asomará alguna vez por esta ventana pero yo, por si acaso, prepararé café y galletas.
Comenzamos la aventura, ¿no?

miércoles, 25 de abril de 2012

UN CAMINO NUEVO





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BENJAMIN FRANKLIN
ESTADISTA Y CIENTÍFICO ESTADOUNIDENSE
(1706-1790)

Un camino de mil millas comienza con un paso