jueves, 29 de mayo de 2014

PASADO DE MODA


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
12/05/2014
Por Eva Martínez Cabañas





La palabra moda procede de otra más antigua: la latina modus, que significa modo o medida. Sin embargo el vocablo posee otra connotación más subjetiva que implica una elección determinada con la que pertenecer a un colectivo. Es decir, según la ropa que escojo me identifico como punk, pijo, gótico, choni, rapero, fashion, quillo, friki, hippie, clásico, deportivo, casual, urbano, retro, chic, bohemio, vintage, ibicenco, tomby... y dejo la lista sin cierre porque se me acaba la tinta del calamar.

La moda es también una tendencia repetitiva que marca y modifica la conducta de una persona. Y es aplicada en masa, ya que si decidimos lo que nos sienta bien y nos gusta de una manera individualizada, la moda se disipa en el aire como humo de chimenea.

Este invento humano forma parte de la globalización del sistema social y del consumo de mercado, y es una forma de control que nos hace víctimas y consumidores implacables debido a nuestra propia inseguridad y hábitos. ¡Y no nos da la felicidad! Solo es capaz de proporcionarnos seguridad, y a ratitos, pero al cabo de un tiempo nos demanda más, y más. No es culpa de nadie. Está diseñada para eso.

Los objetos de marca nos hacen sentir privilegiados dentro del grupo, pero también nos ciegan en lo que se refiere a “ver” a los demás. Si el de frente no es como nosotros, no nos interesa (ese es un perro flauta, y aquella viste como una paleta de pueblo...) No es cool, ni tiene estilo... Y si no nos vemos, chocamos unos con otros. La moda se convierte entonces en separatista, alejándonos de lo que se sale del círculo, de lo que es distinto. Nos convierte en marionetas, en “muñecos de trapos” à la mode de Paris.

Y nos hace esclavos de la forma en que nos vemos a nosotros mismos. ¿No te has parado a pensar qué harías con la energía y tiempo que normalmente empleas en combinar tu atuendo, ver revistas y escaparates, ir de shopping, gastar lo que no te sobra y copiar o juzgar el aspecto de los demás? Sencillamente tendríamos más libertad para ser nosotros mismos. Y eso no le conviene a los que diseñan nuestra vida: ¡compren, compren! La moda nos lleva a desear lo que en principio no nos interesaba, nos hace envidiosos de otros más “estilosos” que nosotros, nos crea falsas necesidades y en contrapartida no nos hace sexualmente irresistiblemente. ¿O es que todavía no te has dado cuenta? Haz la prueba... ¿Quién es más sexy? ¿Tú, con un moño con relleno, bolso satchel y maquillaje de fiesta o un bombero cachas comiéndose un helado de chocolate? Ahhh... me quedo con lo segundo.

¿Os habéis parado a pensar que la depilación por láser o los pechos de silicona tienen hoy más importancia que la salud o el bienestar social? En esta sociedad de imágenes, se le abren más puertas a una huesuda modelo que a un científico cualificado ¿Es ese el mundo en el que queremos vivir?

¿Y para qué queremos ser chica o chico de portada? Todos son producto del fotoshop, el hambre o la cirugía, y jamás podremos ser iguales que ellos. Pongamos nuestra intención en Ser, y no en Parecer, ¿o acaso ya no recuerdas lo que te enamoró de tu pareja y amigos? No fueron las zapatillas de marca...

A pesar del interés que suscita la ropa y los complementos, y los altos precios que nos ponen por ellos las grandes casa de moda, lo cierto es nuestros ropajes cada vez tiene menos calidad y se fabrican al otro lado del mundo: Taiwan, Marruecos, China o la India. Ya que a los productores les sale más rentable que su ropa se fabrique en talleres clandestinos donde hombres, mujeres y niños del tercer mundo trabajan doce horas diarias a cambio de un salario precario y escasa seguridad laboral. ¡Y nosotros tan guapos con nuestra camisa de estreno!

El concepto de moda comenzó en el siglo XX, a partir de la revolución industrial. Con las nuevas maquinarias, los medios de producción crearon un exceso de producto que no era absorbida por la clase alta, y el capitalismo lo puso a disposición de la clase media y baja. Para ello convenció al pueblo de que necesitaba estos productos para ser feliz, y encontró en el marketing y la publicidad las herramientas perfectas para conseguir su propósito.

Si buscamos en el diccionario, encontramos que la palabra Consumir también tiene sus raíces en el latín, en el término Cosumere, y su significado es utilizar o gastar un producto o servicio para satisfacer una necesidad. ¿Cómo entonces ha llegado a ser sinónimo de comprar convulsivamente? ¿No tendrá que ver algo la moda, entre otras cosas?

La publicidad se encarga de crear el “deseo de tener” para sentirnos alguien mejor o más importante haciéndonos así dependientes de sus productos. Hasta tal extremo que, en las últimas décadas, se han desarrollado patologías consumistas que “adornan” un poco más nuestra desquiciada sociedad. Me estoy refiriendo a enfermedades como anorexia, bulimia u oniomanía, un trastorno psicológico cuyo principal síntoma es un deseo desenfrenado de comprar sin necesidad real.

Nos dicen los sabios que lo único que necesitamos para ser felices es que nos quieran, pero sin embargo no hay nada que nos separe más de los demás que la exclusividad. Querámonos a nosotros mismos, queramos a los demás y alejémonos de manipulaciones sociales que solo desean hacer un trasbordo de dinero de nuestro bolsillo al suyo.

¿Y qué me decís de los personal shopper? La definición literal de esta nueva profesión es Comprador Personal, así que si carecemos de buen gusto, no tenemos tiempo, o simplemente odiamos ir de tiendas, no debemos preocuparnos: tu personal shopper lo hará por ti. Paga, entrega tu poner a otro y sigue “consumiendo” ¡Pero suelta la pasta!

Todas estas reflexiones me llevan a decirte varias cosas, amiga mía: que estás igual de guapa con zapatillas de estar en casa, que podemos hacer otras cosas además de ir de compras, y que no me gustan esos zapatos de tacón que te martirizan.

Inteligente serpiente que mudas la ropa cuando se te queda pequeña, amorosa abuela que tejes mi jersey de lana en mi color preferido, valiente quinceañero que combinas los cuadros con las rallas: la moda no forma parte de tu vocabulario. Gracias por no poner puertas al campo. Siempre lo digo... ¡Abramos los ojos!

domingo, 11 de mayo de 2014

LUNÁTICA LUNA


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
05/05/2014
Por Eva Martínez Cabañas



 
 

Esta es una historia lunática, y no puede ser de otra forma tratándose del ojo de nácar que nos observa a través del agujero del Cosmos. Si te gusta ejercitar la mente imaginando realidades distintas, esta historia es un buen ejercicio, pero si te inquieta lo desconocido, será mejor que busques otra lectura. Me gustaría dedicársela al periodista Jordi Évole, por contar mentiras en pro de la verdad. Otros hacen justo lo contrario, y cuentan verdades que parecen mentiras.
 
Decía el agudísimo escritor argentino Jorge Luis Borges de nuestra perla prendida en la noche: “Hay tanta soledad en ese oro. La luna de las noches no es la luna que vio el primer Adán. Los largos siglos de la vigilia humana la han colmado del antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo”, y es que nuestro único satélite ha inspirado durante siglos y siglos a poetas, escritores, amantes, soñadores y científicos. Así  pues, regalémosle nuestra propia música de las esferas a esta novia de noctámbulos, vampiros, insomnes y enamorados.
 
Empecemos con música clásica... ¿Qué os parece de fondo la inspiradora Claro de Luna de Debussy?
 
Mi querido Pitágoras aseguró en el siglo V a.C. que la Luna estaba habitada y que un día lunar equivalía a 15 días terrestres. Como mínimo, acertó en lo segundo.
 
Aristóteles, filósofo y científico griego del siglo IV a.C, nos cuenta en su Constitución de Tages que los bárbaros pelasgos, que eran los habitantes originarios de la región montañosa de Arcadia antes de la llegada de los griegos, tenían derecho a la Tierra por el hecho de “estar habitándola antes de que la Luna apareciera en los cielos”; y menciona a un arcadiano llamado Proselenes. Selene es el nombre que los griego dan a la diosa de la Luna.
 
El escritor griego Plutarco, también hace referencia en el siglo II a “la gente prelunar” en Arcadia.
 
Y unos antiguos textos tibetanos afirman que en el desaparecido continente de Gondwana, donde estaba situada la legendaria Lemuria, no había Luna. Así que se han revisado otros textos encontrados en el Tíbet, de civilizaciones anteriores al diluvio universal, y en estos no aparece ni una sola referencia a nuestro brillante satélite.
 
El médico y psicoanalista bielorruso Immanuel Velikoysky, siglos XIX-XX, también escribió sobre un tiempo en el que no había Luna, y cita el poema épico Kalevala al hablar de un tiempo “en el que la luna fue puesta en su órbita”. Este poema fue compilado en el siglo XIX a partir de fuentes folclóricas finlandesas traspasadas de generación en generación.
 
Y aún hay más... Los chamanes aymaras, un pueblo que vive en la meseta andina del lago Titicaca desde tiempos precolombinos, aseguran que nuestra Luna es artificial, y que se colocó allí para controlar la rotación de la Tierra.
 
Pero cambiemos nuestra melodía... ¿qué os parece Blue moon a ritmo de jazz?
 
El investigador y periodista norteamericano Jim Marrs, recopila en su libro Agenda Alien: Investigación de la presencia extraterrestre entre nosotros, las evidencias que demuestran que nuestra Luna no es un satélite natural. Estos son algunos datos que aporta:
 
La Luna es mucho más antigua que la Tierra y el Sol. Robert Jastrow, científico estadounidense y fundador del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA, nos confirma que las rocas lunares examinadas son casi tan viejas como el Sistema Solar. La revista científica de astronomía de la Universidad de Harvard, Sky and Telescope, también confirmó este dato.
 
La Luna es extremadamente seca, pero los instrumentos que los distintos apolos colocaron en su superficie enviaron una señal a la Tierra en 1971 indicando que un “viento” de agua había cruzado su  superficie. Se refería a nubes de vapor que duraron 14 horas y cubrieron una superficie de 100 millas cuadradas. John Freeman Jr. y H. Ken Hills, físicos de la universidad de Rice en Houston, llegaron a la conclusión de que el agua provenía del interior de nuestro satélite.
 
Durante las misiones de los apolos, se instalaron varios sismógrafos en distintos puntos de la Luna, y entre 1969 y 1977 se detectaron unos 3.000 terremotos lunares anuales. La mayoría estaban causados por meteoritos que impactaban contra la superficie, pero otras vibraciones fueron detectadas dentro de la Luna. El astrónomo soviético Nikolay A. Kozyrey, del Observatorio Astrofísico de Crimea en Ucrania, dejó al mundo asombrado cuando fotografió en 1958 una erupción gaseosa cercana al cráter Alphonsus. Otros astrónomos del Observatorio Lowell en Arizona, también observaron actividad en la región de Aristarchus en 1963. La actividad sísmica lunar es periódica, por lo que Wilson Sullivan, periodista del New York Times, escribió: “Es difícil de entender cómo podría ser esto un fenómeno natural”.
 
También existen indicios de que la Luna podría estar hueca. Su densidad es significativamente diferente al de la Tierra, y los estudios realizados a las rocas lunares proponen que esta tiene un núcleo muy pequeño o inexistente. El científico de la NASA Gordon MacDonald dijo que la densidad de la Luna disminuía al incrementar la profundidad, lo que podría llegar a indicar que está hueca. El premio nobel de química Harold Urey ha confirmado estos datos, sugiriendo que podía haber cavidades dentro de ella. Y Sean C. Solomon, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, también propuso esta teoría. De la misma manera, Carl Sagan argumentó en su libro Vida inteligente en el Universo, que “un satélite natural nunca podía estar hueco”. Cuando en 1969 el Apolo 12 estrelló el módulo lunar sobre la superficie de nuestro satélite provocando un terremoto artificial, el equipo sismográfico registró unas vibraciones sorprendentes, ya que la Luna sonó como una campana durante más de 1 hora. Maurice Ewing, uno de los codirectores del experimento sísmico, dijo que había sido como golpear la campana de una iglesia. Lo mismo ocurrió con el Apolo 13, aunque esta vez el choque fue similar al que provocarían 11 toneladas de TNT. Según la NASA, en esta ocasión la Luna actuó como si fuese un gong. Las reverberaciones duraron más de 3 horas y viajaron a una profundidad de unos 35 o 40 mil kilómetros. Y en 1972 un meteorito chocó con la Luna y provocó un choque similar a 100 toneladas de TNT. La vibración del impacto atravesó la Luna hasta su centro y, como las vibraciones no volvieron a la superficie, se confirmó que el núcleo estaba hueco.
 
La Luna posee tres capas distinta de roca. Curiosamente, las rocas más duras están en la superficie y las blandas se encuentran en el interior. La superficie lunar contiene minerales como el titanio, y cuando los astronautas intentaron realizar un agujero con un taladro, todo el mundo pudo ver por televisión cómo sus esfuerzos fueron inútiles. Sorprendentemente, en su superficie también se han encontrado metales procesados como el acero. El Laboratorio Nacional Argonne de Illinois, encontró Uranio 236 y Neptunio 237: estos elementos no se encuentran en la naturaleza. Y en 1976, la agencia de noticias estadounidense Associated Press reportó que los soviéticos habían descubierto en la Luna partículas de hierro que no se oxidaban.
 
La órbita de la Luna es un círculo perfecto y estacionario, por lo que desde la Tierra siempre vemos la misma cara. No existe ningún otro satélite con una órbita como esta. También está ubicada en el lugar y distancia precisos para cubrir completamente al Sol en un eclipse.
 
En 1970 dos científicos rusos propusieron una teoría para explicar todas estas anomalías. Michael Vasin y Alexander Shcherbakov publicaron un artículo en la revista Sputnik bajo el título de ¿Es la Luna una creación de una inteligencia alienígena? El artículo decía: “Abandonando los caminos tradicionales del sentido común, nos hemos adentrado en lo que aparentemente puede parecer una fantasía irresponsable y sin sentido. Pero cuanto más minuciosamente estudiamos toda la información recopilada sobre la Luna, más nos convencemos de que nuestra hipótesis se ve apoyada por los datos que encontramos”. Esta teoría defiende la existencia de la Luna como una nave-espacial recubierta. En 1975, Don Wilson escribió el libro titulado Nuestra misteriosa nave espacial, donde recopilaba una gran cantidad de datos que apoyaba la tesis.
 
Y ahora escuchamos el Child of the Moon de Rolling Stones. Solo para valientes...
 
En la revista Muy Interesante, el periodista y novelista Juan José Benítez entrevistó al investigador mejicano Jaime Maussan en relación a una confesión que le había hecho un alto cargo militar norteamericano, quien afirmó que el alunizaje del Apolo 11 fue muy distinto a como lo contó la NASA. Este es el relato de Maussan simplificado:
 
El astronauta Buzz Aldrin afirmó en 2005 que durante el viaje de ida, la nave fue acompañada por luces no identificadas, que no alunizaron en el lugar programado y que lo intentaron hasta tres veces debido a una gran roca. Tanto Armstrong como Aldrin se encontraban muy alterados y tuvieron que ser calmados desde Houston. Y se mintió al mundo entero diciendo en directo por televisión que en aquel momento los astronautas disfrutaban de su primer almuerzo sobre la superficie lunar. Tras lograr tranquilizarlos, un potente foco iluminó el módulo de alunizaje y les provocó otro ataque de nervios (especialmente a Armstrong, quien gritó: “¡Nos espían! ¡Nos espían! ¡Quiero salir!) La misión estuvo a punto de abortarse, y el monitorizado Neil Armstrong estuvo muy cerca de una parada cardiaca. A su regreso, los astronautas estuvieron tres semanas en el Laboratorio de Recepción Lunar de Houston contando detalladamente lo que habían vivido. Según dijeron, en la superficie lunar habían encontrado ruinas de construcciones. El alto cargo militar que contó esta historia añadió que posteriormente los americanos hicieron desaparecer esas estructuras a lo largo del proyecto Apolo de la NASA.
 
El ingeniero de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio Alan Davis, fue el encargado de ver y retransmitir las imágenes en vivo de la llegada del Apolo 11 a la Luna, y vio estas construcciones o ruinas. Su trabajo consistió en retransmitir la señal que recibía del Apolo, y su posición le permitió ver imágenes que nunca fueron mostradas.
 
Y en 1971, los pilotos del Apolo 15 declararon durante una transmisión en directo por televisión que estaban contemplando estupefactos cómo dos seres de grandes cráneos se asomaban al objetivo de una cámara situada en la superficie lunar. En España, uno de estos testigos fue el pintor santanderino Fernando Calderón, quien corrió a dibujar lo que había visto en la pantalla. ¿Verdad, mentira? Lo cierto es que este señor dibujó a dos pequeños seres de grandes ojos, y mostró su pintura a quien quiso contemplarla.
 
John J. O’Neil, editor científico del New York Herald Tribune, declaró en 1953 haber visto un puente de unos 20 km. de largo cruzando el cráter Mare Crisium. El organismo internacional ubicado en Estados Unidos de nombre Asociación de Observadores Lunares y Planetarios lo recibió con desdén. Sin embargo un mes después el puente fue confirmado por el astrónomo británico H.P. Wilkens. También lo confirmó Patrick Moore, de la Asociación Astronómica Británica, quien declaró que el puente apareció de repente, casi de la noche a la mañana.
 
Existe otra estructura conocida con el nombre de Shard localizada en el área lunar Ukert. Fue fotografiada por el Orbiter 3 y se trata de una torre de unos 2.400 km. El geólogo Bruce Cornet dijo al respecto: “Ningún proceso natural podría explicar tal estructura”.
 
Pero la estructura más increíble de todas es la llamada La Torre. Está situada en la región de Sinus Medji. Cornet dijo de ella: “la Torre representa un enigma de grandes proporciones, porque se alza más de 5 millas (unos 8.000 km.) sobre la superficie lunar, y ha sido fotografiada desde 5 ángulos diferentes y 2 diferentes altitudes. En todas las fotografías la misma estructura es visible y puede ser vista desde diferentes ángulos. La Torre está en frente y a la izquierda del Shard en la fotografía lunar orbiter III-84M. La parte de arriba de la Torre tiene una geometría cúbica y parece que está compuesta de cubos regulares juntados unos con otros formando un gran cubo con un ancho de más de 1 milla (unos 1.600 km.)”
 
El investigador privado George H. Leonard, después de años consiguiendo dosieres de la NASA con fotos lunares, declaró tener suficientes evidencias como para estar convencido de que “la Luna está ocupada por una raza inteligente o razas que probablemente vinieron desde fuera del Sistema Solar”. Leonard publicó en 1977 un libro llamado Alguien más está en la Luna, en el que se analizan más de 20 fotografías.
 
También han sido vistas varias pirámides, especialmente en el Mar de la Tranquilidad, donde alunizó uno de los apolos. En 1966, el Lunar Orbiter II tomó fotografías a unos 47 km. mostrando lo que parecen ser pirámides y obeliscos. En 1966, el Washington Post publico en su portada el titular Seis misteriosas sombras de estatuas han sido fotografiadas por el Orbiter de la Luna. Sin embargo, la NASA siempre ha negado que exista ninguna anomalía en nuestro satélite.
 
Y como supuestamente en el espacio no puede propagarse el sonido, decimos adiós a nuestra particular música de las esferas y rendimos tributo al silencio absoluto.
 
Pero ¿por qué decimos que la Luna es una mentirosa? Pues porque es un truco nemotécnico que sirve para recordar si se encuentra en cuarto creciente o cuarto menguante. Cuando el satélite parece una letra C, está Decreciente, y cuando parece una D, está Creciente.
 
Existen muchos videos en YouTube que apoyan la teoría de una Luna artificial, os recomiendo el documental del doctor Jiménez del Oso, que se realizó cuando aún no había televisión en color. La serie Más Allá se reemitió por TVE en el año 2006 al cumplir la cadena 50 años de emisión. .
 

Fuentes: Instituto de Astronomía, Ciencia y Espíritu.com, Terra, El Despertar 2012, Descontexto, Maestro Viejo, Algo está cambiando, El País Archivo y Exo Política España.
 


CARIÁTIDES Y ATLANTES


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
28/04/2014
Por Eva Martínez Cabañas




Con vuestro permiso me gustaría rendir homenaje al escritor español Ramón Gómez de la Serna, quien tuvo el bello deseo de que a su muerte lo llorasen todas las cariátides de la ciudad de Buenos Aires. Así pues, qué estas pétreas damas rían sus greguerías y lloren su pérdida.
Para ello me gustaría contar dos cuentos, antiguos como la vida misma y que nos enseñan cómo fue que un gigante y unas griegas acabaron sujetando construcciones arquitectónicas por los siglos de los siglos (amen... que no amén).

Pues bien, cuenta una historia que cinco siglo antes de la llegada de Cristo, y en tiempos de las Guerras Médicas, la ciudad griega de Caria se alió con sus enemigos los persas. Cuando los griegos vencieron, se vengaron de los traidores matando a todos los hombres de la ciudad y esclavizando a las mujeres, condenándolas a llevar las cargas más pesadas. A partir de entonces, en algunos templos griegos se esculpieron columnas con forma de mujer.

En arquitectura, se conoce a la cariátide como una figura femenina esculpida en piedra que cumple la función de columna o pilastra en un edificio y con un entablamento que descansa sobre su cabeza. En el mundo del arte pertenecen al orden jónico, y el ejemplo más antiguo lo constituyen las seis figuras femeninas que encontramos en la tribuna del Erecteion, uno de los templos de la acrópolis ateniense construido en honor a los dioses Atenea, Poseidón y al rey Erecteo.

Jean Gouion, arquitecto y escultor del rey francés Enrique II, las talló en el siglo XVI en la plataforma de los músicos de la sala de los guardias suizos, en el palacio del Louvre.

Durante el Renacimiento y el Barroco, estas columnas antropomorfas se incorporan de nuevo a la arquitectura, y en el siglo XIX llegan a convertirse en una representación femenina lujuriosa, a la que se añade poses sugerentes y ropas drapeadas ajustadas al cuerpo.

Alrededor de 1870, el filántropo británico Richard Wallace mandó construir una serie de fuentes públicas con el objetivo de abastecer de agua potable a la población parisina. En aquel momento la ciudad salía de la guerra franco-prusiana y las clases sociales más humildes no podían hacer frente al excesivo precio del agua. Wallace solventó con sus fuentes un grave problema de salud pública y social, ya que la población descuidó su higiene y sustituyó su consumo por el de vino, que era mucho más barato. Además, distribuyó alimentos, financió un hospital y construyó sus fuentes públicas con estilo y elegancia atendiendo a los siguientes criterios: debían tener unas dimensiones suficientes para ser vistas desde lejos sin romper la armonía del paisaje urbano, combinar utilidad y estética, ser resistentes, de fácil mantenimiento y tener un precio razonable para poder instalar el mayor número posible. El escultor francés Charles-Auguste Lebourg fue quien llevó a cabo el diseño artístico, y colocó cuatro hermosas cariátides en el modelo de mayores dimensiones, las cuales sujetan con sus manos y cabezas una cúpula adornada con delfines. Estas mujeres-columnas representan la bondad, la simplicidad, la caridad y la sobriedad; así como las cuatro estaciones del año. Con el paso del tiempo el modelo de fuentes Wallace se hizo presente en diversos países del mundo.

Pero los edificios antiguos necesitaban galanes masculinos y hallaron su modelo en otra vieja historia. Los hombretones de piedra que adornan las construcciones antiguas se conocen por el nombre de atlantes o telamones.

La mitología griega nos habla de una isla llamada Atlántida, donde doce poderosos gigantes llamados titanes gobernaron. En esta historia, el titán Atlas, o Atlante, fue hecho prisionero por el dios Zeus por atentar contra los dioses y fue obligado a sujetar las columnas que sostenían toda la bóveda celeste. Atlas llevó a cabo su tarea en el rincón más occidental que los griegos conocían en aquel momento: Marruecos.

Seguimos con el cuento. Como existen varias versiones en esta historia, os contaré la más sencilla: El héroe Heracles, también conocido como Hércules, visitó a Atlas cuando intentaba realizar uno de sus doce trabajos. Atlas le propuso que él mismo lucharía contra el dragón al que debía enfrentarse Heracles a cambio de que él le sujetase el firmamento. Ambos hicieron el trato. A su regreso, el titán le propuso terminar “su trabajo” si él sujetaba el firmamento, pero para entonces el héroe ya conocía lo dura que resultaba su tarea, así que fingió estar de acuerdo, y le pidió a Atlas que sujetase las columnas solo un momento mientras él se colocaba la capa sobre sus doloridos hombros. Heracles huyó provocando el lamento del titán... También el héroe Perseo pasó por allí y pidió hospedaje a Atlas, quien se negó a recibirlo al recordar un nefasto oráculo. Perseo se enfadó y utilizó la cabeza de la gorgona Medusa para transformarlo en la cadena montañosa del Atlas, situada en la africana Marruecos.

Entonces, los arquitectos, pensaron que si Atlas era capaz de sujetar toda la cúpula celeste, también podría con el peso de sus edificios, por lo que lo incluyeron en sus obras con función de columna, sirviendo de apoyo al arquitrabe del entablamiento, que dirían ellos.

Desde mediados del siglo XVI también es frecuente encontrar al titán Atlas en los mapas cartográficos. El origen de esta costumbre se atribuye al geógrafo Gerardo Mercator, quien utilizó por primera vez el nombre de atlas para describir un libro de mapas que se publicó tras su muerte. Sin embargo, lo que realmente pretendía Mercator era rendir homenaje a un rey libio (cosas de la historia). De esta forma Atlas se convirtió en un icono de fuerza y resistencia, al que se suele representar agachado, con una rodilla en el suelo y sujetando con sus manos un enorme globo terráqueo. Esta nueva versión no se corresponde con la antigua concepción griega, donde Atlas sujetaba las columnas del cielo sobre sus hombros y espalda (más cosas de la historia). La costumbre de representar a Atlas con La Tierra sobre el cuello, hizo que también se diese su nombre a la primera vértebra del cuello humano.

Cuando contemplo estas estatuas humanas que sostienen desde antiguo los edificios más bellos, me gusta dotarlas de vida y sentimientos. Las imagino observando el ir y venir de los humanos desde su privilegiada situación, con sus ojos de piedra, preguntándose cuándo les llegará el perdón y el cierre de cuentas.

Y se me viene a la memoria aquel grupo de muchachos ingleses que se llevaron todos los enanos de los jardines del vecindario para liberarlos en un claro del bosque. Lamentablemente la policía descubrió las piezas cerámicas y las regresó a sus dueños. ¡Ahhh, qué frívolo e injusto!

Sin embargo, cualquier día los titanes despertarán de su sueño, las habitantes de Caria reclamarán su libertad y los enanitos de cerámica correrán por los bosques arrastrando sus barbas. ¡Tened corazón!, ¡salvemos las causas perdidas! Que como decía nuestro homenajeado escritor Ramón Gómez de la Serna, “En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado”.
 

Fuentes: Blog Ocio Lógico, Arquitectura del Paisaje, Wikipedia, Mitos y Leyendas y ARQ.