viernes, 27 de marzo de 2015

TAU


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
23/03/2015
Por Eva Martínez Cabañas



 

Si les apetece hoy podemos recordar un símbolo que adorna nuestra historia. Tiene forma de T mayúscula, se corresponde con la última letra del alfabeto hebreo y con la decimonovena del griego, es la cruz más antigua de todas las cruces conocidas, y la podemos contemplar en iglesias, iconos, construcciones, pinturas, leyendas, documentos y hasta colgado del cuello de las personas.

Enric Balasch se inspiró en la obra de Gaudí para crear su novela policíaca “La Cruz de Tau”, y nos dice el autor en un párrafo de su libro:

”En alquimia el Tau simboliza la culminación de la Gran Obra, la consecución de la quintaesencia. Por ello, en su versión volumétrica el Tau culmina la mayoría de las obras de Gaudí. Esta cruz, que surgió en Egipto, coronaba también el báculo del Gran Maestre de la Orden del Temple para significar autoridad, y aparece hasta la saciedad en las construcciones templarias, como por ejemplo el castillo de Ponferrada”.

La Cruz de Tau representa la divinidad del Universo plasmada en la Tierra, aunque otros significados que se le otorgan son salvación, consagración o sendero, y son muchas las culturas que la han utilizado a lo largo del tiempo.

Es el anj o cruz ansada egipcia, la crux ansata de los latinos (ambas son la misma y tienen un óvalo hueco o asa en su parte superior). Representa al dios solar Mitra de los persas, y también la utilizan los aryos en la India. Es la Cruz del Sur del cielo nocturno, el símbolo con el que los israelitas marcaban los dinteles de sus puertas en la celebración de la Pascua, y aparece en varios pasajes del Antiguo Testamento. Representa la vara que Moisés convirtió en serpiente, y en Jerusalén una orden caballeresca que tomó parte en la Segunda Cruzada era conocida como Orden de la Tau, llevándola sus miembros en el cuello de la capa. Los masones también la adoptaron como símbolo.

Fue el monje egipcio conocido como san Antonio o Antón Abad el primero en utilizarla como distintivo cristiano en el siglo III. Nueve siglos después el italiano san Francisco de Asís la usaba como firma en sus cartas y escritos y, según sus primeros biógrafos, el monje amaba y veneraba este emblema “porque representa la cruz y significa una verdadera penitencia”. Se santiguaba con esta señal y la pintaba en las paredes de las celdas. En sus predicaciones y conversaciones la recomendaba a menudo, “como si toda su preocupación fuese grabar el signo Tau sobre las frentes de los hombres que gimen y se lloran, convertidos de veras a Cristo Jesús”, según reza un texto profético. También se puede encontrar la Tau en su célebre “Bendición a fray León”: 

“El Señor te bendiga y te guarde;
te muestre su rostro y tenga misericordia de ti.
Vuelva a ti su mirada y te dé la paz.
El Señor te bendiga, hermano León”.

Que, con su permiso, me permito dedicar a mi precioso sobrino León. 

Arquitectónicamente la puerta o ventana en forma de T aparece como motivo arquitectónico de mampostería en los antiguos pueblos Anasazi (cuyos descendientes son los Zuñi e indios Hopi americanos), en el Cañón del Chaco en Nuevo México, Así como en el Parque Nacional Mesa Verde en Colorado; en la ciudad maya de Palenque, y en Chiapas.

El historiador maya Hunbatz Men explica el significado de este motivo:

“Una síntesis trascendental de la experiencia religiosa humana es inherente a la palabra te, Árbol Sagrado, que surgió de las palabras Teol y Teotl, los nombres de Dios, el Creador, en lengua maya y nahuatl. La mayoría de estas sagradas y veneradas palabras de los pueblos antiguos, simbolizadas por el Sagrado Árbol, fueron representadas en los jeroglíficos mayas por el símbolo T. Además, este símbolo representaba el aire, el viento, el aliento divino de Dios”.
 
Augustus Le Plongeon, uno de los primeros arqueólogos de los mayas escribe: 

“Los antiguos astrónomos mayas habían observado que en cierto período del año, a comienzos de nuestro mes de mayo, que debe su nombre al de la diosa Maya, la dama buena, la madre de los dioses, la “Cruz del Sur”, aparece totalmente perpendicular por encima de la línea del horizonte. Este es el porqué la Iglesia Católica celebra la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz en el tercer día de ese mes, que se ha consagrado particularmente a la Madre de Dios, la Buena Señora, la Virgen Ma-R-ia, o la diosas Isis antropomorfa según el obispo Cyril de Alejandría”.

Y nada más que decir por mi parte. Solo terminar con una cita del escritor italiano Pitigrilli: “El hombre no vive, como las bestias salvajes, en un mundo de cosas meramente físicas, sino en un mundo de signos y símbolos”. 

Más razón que un santo...

Fuentes: La Cruz de Tau por Enric Balasch, Monografías.com, Wikipedia, Blog, Yahoo! Respuestas, Antiguos Astronautas.com, Franciscanos. org, Blog Maestro Gaudí.
Foto: Abrazandolacruz.blospot.com
 


CIUDAD REAL CÉLEBRE: LA JUDERÍA


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
16/03/2015
Por Eva Martínez Cabañas




En la España medieval convivían las tres grandes culturas de la época: musulmana, cristiana y judía. Sin embargo, su coexistencia no tenía nada de pacífica. Los cristianos y musulmanes se mataban entre ellos en cruentas batallas hasta que, tras ocho siglos, los primeros consiguieron expulsar del todo a los segundos. Los judíos también tuvieron que abandonar el territorio acosados por los cristianos. 

La judería de nuestra ciudad estuvo situada alrededor de la iglesia de Santiago y donde hoy se encuentran las calles Toledo, Mata, Estrella o Ángel entre otras. Dicen algunos textos que, con casi dos mil judíos, llegó a ser una de las mayores comunidades sefardíes de Castilla.

Nos quedan algunos vestigios como la puerta de la sinagoga, que fue hallada al realizar obras frente a la calle Libertad; o un precioso azulejo que se exhibe en el Museo Provincial junto a otros objetos de la época. También se conserva una puerta de estilo mudéjar del siglo XIV encontrada en la calle Estrella, y que está expuesta en el patio trasero del edificio del Rectorado. 

La Casa del Arco, situada en la Plaza Mayor con el carillón del Quijote, fue propiedad del rabí judío Alvar García en el siglo XV. En 1479 los Reyes Católicos se la embargaron y la regalaron a la ciudad para que esta tuviese un ayuntamiento.

En la iglesia de Santiago Apóstol apareció su cementerio medieval con varias lápidas judías reutilizadas. Un albañil lo descubrió por casualidad a mediados del siglo XX, junto a una red de estancias subterráneas con vasijas rojas y azules llenas de ceniza y colocadas en anaqueles de madera. El descubridor aseguró que pasó a través de varias galerías con puertas y escalones desde la calle Libertad hasta la plaza de las Terreras, donde salió por una alcantarilla. Recordemos que nuestra ciudad cuenta con amplia red subterránea de pasadizos y galerías originadas por el río Guadiana. Las vasijas quedaron bajo tierra cuando se selló la estancia. 

Lamentablemente, el terremoto de Lisboa de 1755 y el uso de esta como fortín contra las tropas napoleónicas en 1809 (calle Toledo y Cuartel de la Caridad), acabaron destruyendo lo que nos quedaba de la aljama o barrio judío.

A partir del siglo XIV, aquellos sefardíes de la comunidad fueron convirtiéndose en masa al cristianismo debido a las presiones. Así aparecen los judíos conversos. En el siglo XV la aljama fue asaltada y masacrada, y cuando la Inquisición se instauró en la ciudad, huyeron en masa. Siglos después fueron instalándose en el lugar pescadores y agricultores cristianos en lo que hoy conocemos como barrio El Perchel. Un perchel es un aparejo de pesca donde se cuelgan las redes.

Y no me queda más remedio que hablar de ellos…

Dijo el historiador William James Durant: “Tras tolerar todo lo que debe tolerar el historiador y lo que se le permite al cristiano, tenemos que clasificar la Inquisición, junto con las guerras y persecuciones de nuestro tiempo, entre las manchas más negras en la historia de la humanidad, la manifestación de una ferocidad desconocida hasta en las bestias”.

Sabemos cómo se la gastaba la institución pontificia. Para muestra, dos botones:

“Si alguno fuere hallado después de este término (el Domingo de Pasión), será quemado vivo y de su hacienda se harán tres partes: una para el denunciante y dos para el fisco. Los castellanos y señores de lugares arrojarán de igual modo a los herejes que haya en sus tierras, concediéndoles tres días para salir, pero sin ningún subsidio”.

“Sépase que si alguna persona noble o plebeya descubre en nuestros reinos algún hereje y le causa males, deshonras y gravámenes, con tal de que no sea la muerte o el descoyuntamiento de miembros, que lo tendremos como grato y acepto, sin temer que pueda incurrir en pena alguna, antes bien, merecerá nuestra gracia; y después de expoliarles sus bienes y de la deshonra y gravamen que puedan inferirles, los han de traer a nuestros vicarios y frailes para que les apliquen la justicia” (Ordenanza de Pedro Segundo el Católico, rey de Aragón, 1197).

Busco en el diccionario la palabra “hereje” y se aplica a una persona que niega alguno de los dogmas establecidos por una religión o que disiente o se aparta de la línea oficial de opinión seguida por una institución, organización o academia. También es sinónimo de desvergonzado, descarado, procaz, desagradable, perjudicial o pernicioso. 

En el seno del autodenominado Santo Oficio correspondía a los obispos condenar a los herejes con la expulsión o excomunión. Y fue la propia Iglesia la que impulsó el apoyo de los tribunales seculares, ya que por derecho canónico, estaba prohibido que los tribunales eclesiásticos dictaran condenas que supusiesen derramamiento de sangre. Así que buscaron apoyo secular. Fueron los reyes católicos quienes solicitaron al papa la instauración de la Inquisición española en Castilla y Aragón.

Las medidas antisemitas ordenaban que estos se dejaran barba y llevasen un distintivo rojo cosido a la ropa para poder ser reconocidos. A finales del siglo XIV quedaba una cuarta parte de judíos en Castilla que un siglo antes.

También surge el término converso, que se aplica a aquellos judíos que se bautizaron cristianos y a sus descendientes. Para salvar la piel, muchos de ellos cambiaron sus apellidos y se denominaron a sí mismos cristianos viejos. Se ganaban la vida como comerciantes, prestamistas o artesanos, y ocuparon puestos influyentes en los consejos municipales o incluso en el clero. 

Cuando en 1474 accede al torno Isabel I de Castilla, esta tiene como prioridad restablecer el orden en el reino y garantizar la propiedad privada de todos sus vasallos. Dice un texto de la época: “Tomo bajo mi protección a los judíos de las aljamas en general y a cada uno en particular, así como a sus personas y sus bienes; les protejo contra cualquier ataque, sea de la naturaleza que sea…; prohíbo que se les ataque, mate o hiera; prohíbo asimismo que se adopte una actitud pasiva si se les ataca, mata o hiere…” Pero también toman medidas contra los conversos a petición del prior dominico de Sevilla, ya que estos circuncidaban a sus hijos, celebraban el Sabbath, la Pascua judía o enterraban a sus muertos según el ritual semita. Aunque la reina Isabel se resistió al principio a usar la fuerza contra los conversos, los Reyes Católicos acabaron nombrando inquisidores en Sevilla, ya que pensaban que esta obligaría a los conversos a integrarse. Así nada distinguiría a unos y a otros y acabarían las disputas de una vez por todas. 

La noticia de la llegada de los inquisidores provocó el pánico entre los conversos y muchos de ellos huyeron a Portugal, Francia o al norte de África. La inquisición ordenó a los señores que dejaran de proteger a los conversos bajo pena de ser acusados de complicidad y de obstrucción al Santo Oficio. Los judíos que no huyen hicieron frente a la Inquisición, pero su complot en Sevilla es descubierto y los conjurados son detenidos y condenados a muerte. Fueron las primeras víctimas de la Inquisición.

Ciudad Real fue una de las primeras ciudades que albergó un tribunal del Santo Oficio desde 1483 a 1485. La instauración en la ciudad se debió a su buena posición geográfica en el camino hacia Andalucía, y por su importante comunidad de cristianos nuevos. Pretendió ser un ensayo social con la idea de trasladarlo posteriormente a Toledo, y la ciudad admitió el tribunal mansamente. 

Los inquisidores de Ciudad Real fueron un licenciado y canónigo en Burgos, un fiscal, un asesor, cuatro pesquisidores, una serie de colaboradores conversos y algunos miembros de la aristocracia local. La sede del tribunal se situó en la Casa del Corregidor, situada en la calle Libertad, a la que también se conoció como la calle de la Inquisición o del Quemadero. La casa existió hasta 1990.

Los primeros procesados fueron un matrimonio ausente de la ciudad, que eran figuras referentes de la comunidad conversa. Él era recaudador y regidor del concejo, y fue detenido como “jefe de los herejes”. 

El tribunal actuaba todos los días salvo domingos y fiestas de guardar. En algunas sesiones hubo más de cuarenta implicados. 

Para no acabar con el mal sabor de boca de la Inquisición, les dejo con un antiguo refrán judío: “La alegría es el mundo de la libertad”. Particularmente, me resulta curioso que la calle donde estuvo situado el edificio más importante del pueblo más perseguido de la historia, hoy tenga el nombre de Libertad. El paso de los siglos a veces remata las historias de manera muy particular.


Fuentes: Ciudad-Real. es, Wikipedia, ciudadreal.worpress.com, cervantesvirtual.com, Ciudad Real Monumental.
Foto: Retalesdemitierra.blogspot.com


miércoles, 11 de marzo de 2015

SECRETOS Y ÓLEOS


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
09/03/2015
Por Eva Martínez Cabañas





Cuando queremos esconder un tesoro personal normalmente buscamos una caja fuerte, un recóndito cajón, un hueco perdido en la pared, un calcetín viejo, o la caja de lata de nuestra abuela. Sin embargo, algunos de los grandes pintores de otras épocas prefirieron guardar sus secretos a vista de todos y en sus propios cuadros. El que sepa ver, que vea… Lo esencial es invisible a los ojos… Y es que el mejor lugar donde esconder un diamante es dentro de un bloque de hielo.

En el programa “Cumbres” de TVE, la montañera Edurne Pasabán regalaba al escritor Javier Sierra una lámina de “El triunfo de la muerte” de Pieter Brueghel el Viejo, cuyo original se expone en el museo del Prado de Madrid; y nos contaba que cuatro de los esqueletos tenían forma de letra y formaban la palabra “Vida”. En esta pintura medieval la muerte arrasa con todo lo que encuentra a su paso de una manera cruda y claustrofóbica que recuerda a El Bosco. Sin embargo, en sus mismísimas entrañas, la “vida” encuentra su lugar como un secreto solo a disposición de los ojos más entrenados.

Buen tema sobre el que aprender, pensé, así que me puse a recopilar otros casos similares. Esto fue lo que encontré:

En el Medievo y posterior Renacimiento, los pintores y escultores contaban con escasa libertad a la hora de componer sus obras, ya que eran los mecenas los que generalmente pagaban y dirigían. Por esta causa, los artistas solían esconder mensajes cifrados para revindicar su manera de pensar.

El músico Giovanni María Pala expone en su libro “La música oculta” cómo el cuadro “La última cena de Leonardo Da Vinci” esconde una frase musical perfectamente estructurada y reproducible; “Un réquiem que acompaña el momento dramático del encuentro de Jesús con sus apóstoles”, según sus propias palabras. El músico observa un pentagrama en la pintura, donde las hogazas de pan y las manos de los apóstoles y Jesús representan notas musicales. La obra original está en el convento dominico de Santa Maria delle Grazie de Milán.

La llamada “Madonna de Saint Giovannino”, también oculta un misterio. El lienzo medieval es del pintor italiano Domenico Ghirandaio, y se custodia en el palacio Vecchio de Florencia. En la parte superior de este cuadro podemos ver un objeto volador con apariencia de OVNI que es observado por un hombre que levanta el brazo. Y existen más cuadros donde podemos ver platillos voladores.

El cuadro “El viejo pescador” del expresionista húngaro Csontváry también oculta un pequeño juego: si se coloca un espejo en la mitad del lienzo, se puede ver la cara de Dios al reflejar el hombro derecho del viejo, y la cara del diablo, si se refleja el hombro izquierdo. 

Sin embargo, uno de los reyes del misterio pictórico es sin duda nuestro Leonardo Da Vinci. ¿Recuerdan la novela y película “El código Da Vinci”?

Silvano Vinceti, presidente del Comité Nacional para el Patrimonio Cultural de Italia, afirma que, invisibles al ojo humano y pintadas en negro sobre verde-marrón, Leonardo Da Vinci trazó letras y números en los mismísimos ojos de La Gioconda. Y nos dice: “En el ojo derecho aparecen las letras LV que podrían ser las iniciales de Leonardo Da Vinci y en el izquierdo también hay símbolos. Estos últimos son difíciles de identificar plenamente, pero parecen las letras CE. O podría ser la B”. El historiador también nos cuenta que en el arco de uno de los ojos se encuentra escrito el número 72, la L mayúscula o el número 2. Leonardo sabía divertirse en el trabajo. De la misma forma, un equipo de investigación de la Universidad de Bamberg en Alemania también ha estado estudiando el enigmático cuadro. Al compararla con la copia recién restaurada que alberga el Museo del Prado de Madrid se ha descubierto que los fondos de la pintura fueron realizados siguiendo la técnica de esterografía, la cual representa objetos tridimensionales en un plano por medio de proyecciones. Así, los dos cuadros son las dos mitades de una misma imagen 3D, pero mostrando una perspectiva distinta. Podemos encontrar el cuadro en el museo Louvre de París, detrás de un montón de turistas…

Pero sin duda el secreto más espectacular y mejor guardado, según mi criterio, lo constituye la Capilla Sextina del Vaticano.

Miguel Ángel Buonarroti plasmó su visión científica del Universo en una época donde los dogmas de la Iglesia eran los únicos que podían abrazarse. El pensamiento fuera de esta creencia era causa de apresamiento o incluso de pena de muerte, por lo que era realmente arriesgado exponer los propios pensamientos. 

Este fue el caso del escultor florentino, a quien el papa Julio II obligó a decorar el techo de la estancia. Miguel Ángel se había instruido en las antiguas escuelas de misterios, que eran instituciones masónicas secretas donde se enseñaba conocimiento esotérico. La manera que tuvo de vengarse de la imposición del papa fue ocultar algunos conocimientos de anatomía entre sus frescos.

Además omitió las figuras de Jesús, Juan el Bautista, los apóstoles Pedro y Pablo, la virgen María, los evangelistas o los mártires. Y sí incluyó a personajes judíos del Antiguo Testamento. También pintó cinco sibilas del mundo antiguo, que mujeres capaces de entrar en contacto con los dioses y canalizar las respuestas de estos.

En el siglo XVI, la medicina como ciencia apenas empezaba a dar sus primeros pasos, y las disecciones humanas estaban terminantemente prohibidas. Sin embargo, tanto Miguel Ángel como Leonardo Da Vinci estaban a la vanguardia sobre anatomía humana. Miguel Ángel tuvo acceso a este aprendizaje siendo un joven de diecisiete años, ya que mantenía buenas relaciones con el padre superior de la iglesia del Santo Espíritu, que estaba adjunta a un hospital. Allí el artista diseccionó y estudió los cadáveres de criminales y vagabundos que no eran reclamados por sus familias. El artista llegó a tener su propio cuarto dentro de la iglesia.

La indignación del artista ante la falta de espiritualidad de los altos cargos de la Iglesia quedó patente en una carta que envió a un amigo al terminar de pintar los frescos de la capilla. Se expresa así:

“Aquí hacen cascos y espadas con cálices. Y venden la sangre de Dios al por mayor, su cruz y sus espinas las convierten en lanzas y escudos; pero incluso así la paciencia de Cristo aún llueve sobre ellos. Pero esperemos que él no venga más y que su sangre se eleve hasta las estrellas ya que, ahora, su sangre se vende en Roma y todos los caminos hacia la virtud están cerrados”.

La obra narra la creación del mundo. En centro encontramos “La Creación de Adán”, donde Dios aparece envuelto en una especie de nube-manto color escarlata que representa con gran exactitud la forma de un cerebro humano, con sus arterias, glándulas y nervios ópticos, y visto en un corte lateral. 

Miguel Ángel dejó el fresco denominado “Separación de la luz y la oscuridad” para el final, pintándolo a escasos cuatro meses de la inauguración de la capilla. Este panel oculta otra imagen del cerebro humano aún más detallada que la de “La Creación de Adán”. El cerebro está oculto en el cuello de Dios.

También se puede contemplar la forma de un riñón en otro panel, “La separación de la Tierra del Agua”, y es sabido que el artista sufría de piedras en ese órgano.

Dicen que nuestro genio sufrió lo indecible tumbado de espaldas en un andamio durante cuatro años, de donde no bajaba ni para comer. Para llevar a cabo su plan despidió a todos los asistentes asignados por el papa y contrató ayudantes florentinos con experiencia en frescos y que supiesen tener la boca callada. Posteriormente, llegó a destruir todo el trabajo que el equipo había realizado porque la pintura se desprendía del techo. Nuestro artista continuó pintando casi solo después de haber sufrido dos caídas del andamio y la pérdida de visión por el polvo del yeso. 

Dijo en una ocasión Miguel Ángel: “Dime, oh Dios, si mis ojos realmente la fiel verdad de la belleza miran, o si es que la belleza está en mi mente y mis ojos la ven doquier que giran”.

Aquí se acaba esta pequeña historia de grandes secretos. Espero que les haya entretenido.


Fuentes: Muy Historia.es, Lo que no sabías.com, Taringa! Inteligencia Colectiva, Emol.com, Arucas Blog, Blog Meridianos, Muy Interesante, Contenido, Los Divulgadores, Pijama Surf, Wikipedia.

 
 

miércoles, 4 de marzo de 2015

CIUDAD REAL CÉLEBRE: EL CHANTRE FERNANDO ALONSO DE COCA


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
02/03/2015
Por Eva Martínez Cabañas



 
Chantre o capiscol era el nombre que se aplicaba dentro de la Iglesia católica al maestro cantor del coro de las catedrales. El cargo también existía dentro de algunos monasterios, y era responsabilidad del chantre organizar las procesiones y conservar los libros en ausencia del bibliotecario. Vestían con una ropa especial, y portaban una batuta o bastón cantoral durante el cumplimiento de sus funciones. Hoy en día el cargo está en desuso.

Pues bien, Fernando Alonso de Coca fue chantre de Coria (Cáceres), capellán de los Reyes Católicos, confesor de Isabel I de Castilla y canónigo-fabriquero de Sigüenza (Guadalajara), donde estuvo encargado de todo lo relativo a las obras de la catedral.

Además dirigió parte de la construcción de la iglesia de San Pedro en Ciudad Real, por lo que se ganó una capilla en el templo donde ser enterrado. Como reconocimiento a su trabajo en Guadalajara, su sepulcro tiene algunas semejanzas con otro muy conocido: el Doncel de Sigüenza, que está considerado uno de los máximos exponentes del arte funerario español. Se trata de la figura de un caballero de la Orden de Santiago que lee un libro recostado durante un descanso de la campaña de Granada. Fue allí donde murió este joven militar perteneciente a la baja nobleza seguntina del siglo XV. Se llamó Martín Vázquez de Arce, fue paje del primer duque del infantado, tuvo una hija de nombre Ana y falleció a los veinticinco años de edad en el campo de batalla. El padre de Martín, secretario de la poderosa familia Mendoza, fue quien mandó construir el monumento a su hijo. En aquella época las estatuas funerarias representaban a los fallecidos dormidos y con los ojos cerrados, por lo que la postura, ojos abiertos y el libro son un enigma que ha afamado al personaje. En la capilla de Coca, además del chantre también están enterrados sus padres.

El chantre de Coca tuvo su casa en el lugar donde hoy se encuentra el número diecisiete de la calle Real, conocida con el nombre de Palacio de Coca. Era de estilo gótico y fue construida en el siglo XV. Lamentablemente la casa ya no existe, aunque a finales de la década de los noventa todavía se mantenía en pie. Como la mayoría de las casas principales de la época, contaba con una cueva y un pasadizo que, a día de hoy, no sabemos dónde conducía. Solamente nos quedan fotografías de sus elementos más importantes: un arco ojival, una preciosa ventana labrada en piedra de sillería, o un escudo.

Este edificio de importancia histórica no estaba incluido en el catálogo de Bienes Protegidos.

Dijo la escritora Concepción Arena en el siglo XIX: “El llanto es a veces el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras”.
 

Fuentes: Ciudad-Real.es, ciudadreal.wordpress.com, Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, Ciudad Real Monumental, Parroquia San Pedro.com, Rocío Rodríguez Rodríguez., ABC Viajar, RTVE.es.
Foto: Petalusma.wordpress.com
 
 

domingo, 1 de marzo de 2015

EL DRAGÓN AZUL


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
23/02/2015
Por Eva Martínez Cabañas





Hoy me gustaría presentarles a una de las criaturas más bonitas, azules, ramificadas, gelatinosas, plateadas y submarinas con las que me he tropezado últimamente. Hacía tiempo que no hablábamos de animalitos…

Oficialmente se llama Glaucus atlanticus, y es un bichito marinero de la familia de las babosas y los moluscos gastrópodos. Mide menos de 5 cm, y su dorso tiene un intenso color azul eléctrico y plateado. Su vientre es azul claro, y tiene rayas azul oscuro a lo largo del pie. Esta intensa coloración es una seria advertencia para los depredadores que puedan aparecer por encima o por debajo de su situación. También cuenta con seis llamativos apéndices ramificados, muy artísticos y psicodélicos, que le confieren una apariencia espectacular.

No tiene concha, así que desnudito nada en aguas templadas y tropicales, flotando bocabajo sobre la tensión superficial del océano. Lo consigue gracias a un saquito de gas que tiene en el estómago. Prefiere las costas sudafricanas, australianas y europeas, y los científicos todavía no se han puesto de acuerdo de si se mueve por sí mismo o si se deja arrastrar por las corrientes oceánicas.

Se alimenta de medusas y esponjas, y posee la rara cualidad de tomar los venenos de sus víctimas y utilizarlos en su propio beneficio. De esta forma, elaboran ciertos elementos químicos muy tóxicos que a su vez lo protegen de los depredadores. Algunas farmacéuticas, fans de su espectacular toxicidad, están estudiando su ponzoña con posibles aplicaciones en medicamentos.

Sus dientes parecen espadas, en sentido literal, y es depredador incluso de la famosa medusa carabela portuguesa, que como sabemos es uno de los animales más mortales del planeta. De la carabela también selecciona y almacena sus toxinas y nematocistos, y con ellos un veneno mucho más potente y mortal. El veneno que recoge lo almacena en unos saquitos o ceratas que posee en los “dedos” de sus extremidades. Alucinantes poderes... 
También es caníbal si la ocasión es propicia, es hermafrodita, y tras la cópula se reproduce creando una cadena de huevos.

Por todas sus características, es un animalito muy preciado para cualquier acuarista marino, y a mí francamente me ha conquistado.

Pero, ¿vamos a cerrar sin una cita?… Nooo… Esta se la dedico al glauco, por listo y por guapo…

Dijo la escritora Mary Shelley en el siglo XIX: “Vigilaré con la astucia de la serpiente, y con su veneno te morderé. ¡Mortal!, te arrepentirás del daño que me has hecho”. 


Fuentes: Wikipedia, Taringa.net, Ing.puc.cl
Foto: Tuningpp.com
 



MIEDO A LAS COSQUILLAS


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
16/02/2015
Por Eva Martínez Cabañas





Sergio es un competidor de acero dispuesto siempre a alcanzar la victoria en el juego. Por eso aprieta los labios, abre mucho los ojos y me mira desafiante concentrándose en el proceso. Le agarro un pie con firmeza. Se trata de un pie pequeñito, con un calcetín de Spiderman que reparte unas patadas de karateca que ya quisiera el mismísimo Lee. Con toda la intención, procedo a hacerle cosquillas. Si se ríe, pierde.

Pero Sergio aguanta, aguanta y aguanta… Entonces me pregunto por la naturaleza de las cosquillas ¿Por qué las tenemos y para qué sirven? Como curiosa profesional, no puedo menos que investigarlo.

Decía William Shakespeare en el Mercader de Venecia: “Si nos pinchan, ¿acaso no sangramos? Si nos hacen cosquillas, ¿acaso no reímos?”.


Nos cuenta nuestra querida y objetada Wikipedia: “Las cosquillas son una sensación que se experimenta en algunas partes del cuerpo cuando son ligeramente tocadas, que consiste en cierta conmoción desagradable que suele provocar involuntariamente la risa. También pueden producirse cuando se efectúa presión en dichas zonas, y especialmente cuando lo realiza otra persona con un vínculo afectivo. Por condicionamiento, también se generan cuando el sujeto cree que va a ser tocado. Son inicialmente placenteras, pero al cabo de cierto tiempo se vuelven desagradables”. Como definición me parece completa, pero sin embargo me sorprende que algo tan sencillo pueda necesitar tantas palabras para poder explicarse. 

Sabemos que constituyen una parte importante del juego y de la seducción, ya que cuando hacemos cosquillas a alguien, este intenta escapar, ríe y procura devolvérnoslas. Además, sabemos que son siete veces más probables con alguien del sexo contrario; en las mujeres son más intensas, sobre todo en la planta del pie, y los hombres las padecen más en los genitales y en el pecho.

La contracción que producen fortalece y relaja los músculos del cuerpo, y además nos provocan placer… al menos al principio. Las zonas donde más las experimentamos son axilas, costados, vientre, rodillas, plantas de los pies y cuello. Se producen desde los primeros meses de vida, y la capacidad de sentirlas disminuye a partir de los cuarenta años.

La ciencia explica el proceso como parte de una programación neurológica que establece vínculos personales. Es una actividad de comunicación innata, y no podemos hacemos cosquillas a nosotros mismos ya que nuestro cerebro anticipa nuestros propios movimientos bloqueando la sensibilidad que provoca el tocamiento. Pero curiosamente, los esquizofrénicos que sufren delirios de pasividad sí pueden hacerse cosquillas a sí mismos. 

Pero ¿por qué al principio resultan placenteras si se realizan con suavidad, y cuando se prolongan o se hacen intensas resultan irritantes y molestas? 

Pues porque en realidad son una reacción de autodefensa del organismo. Posiblemente se trata de un instinto primitivo que obliga a reaccionar al cuerpo a posibles ataques de arañas o escorpiones mortíferos que caminen sobre nuestra piel. También se relacionan con un mecanismo primitivo que implica la sumisión de la persona que las recibe, y que está vinculada a la evolución del hombre y el desarrollo de su autoconciencia. La ciencia siempre encuentra la explicación evolutiva en nuestros orígenes sapiens sapiens…

El doctor Alan Hirsch, de la fundación “Smell & Taste Treatment and Research Foundation”, afirma: “Cuando se hacen cosquillas a alguien, en realidad se estimula las fibras nerviosas amielínicas que causan dolor”.

La universidad alemana de Tubinga también estudió estas reacciones cerebrales. La conclusión a la que llegaron fue que, si no provocasen tanta risa, la persona que las recibe podría reaccionar agresivamente al activarse una actitud defensiva y automática para evitar que el estímulo prosiga.

Es por eso que las cosquillas pueden emplearse como medio de tortura, pudiendo causar espasmos, asfixia o hasta un paro cardiaco si la víctima padece alguna dolencia de corazón.

Los científicos también han estudiado el fenómeno con animales, y como toque de humor recordemos lo que opinaba el poeta y dramaturgo Henrik Ibsen: “Es imperdonable que los científicos torturen a los animales; que hagan sus experimentos con los periodistas y los políticos”. En la primera parte estoy de acuerdo. Parece ser que compartimos la capacidad de tener cosquillas con ratas de laboratorio, primates, perros y algunas aves. 

Emilio Gómez Milán, profesor titular del departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la Universidad de Granada, nos cuenta que para que se produzcan las cosquillas tiene que haber necesariamente una falsa alarma. Esto libera la tensión que provoca el peligro y restablece el equilibrio en nuestra mente. Los desconocidos provocan en nosotros una alarma verdadera, y por eso no sentimos sus cosquillas ni se produce la risa. Es algo parecido a esas situaciones en donde nos partimos de risa cuando alguien se cae en la calle: solo reímos si comprobamos que la persona se encuentra bien.

Y no alargamos más el tema. Aquí finaliza esta mini indagación sobre cosquillas. Espero que les haya servido a la vez que entretenido, pues esa era mi intención.

Una cosa más: “Si la vida no te sonríe, hazle cosquillas”.


Fuentes: Muy Interesante.es, Curiosidades.batanga.com, Wikipedia
Foto: Noticias.terra.es