lunes, 2 de mayo de 2016

CIUDAD REAL CÉLEBRE: EL CURA DE LOS BICHOS


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
2/5/2016
Por Eva Martínez Cabañas





Hoy vamos a recordar una breve pero bonita biografía de uno de los hombres que forman parte de la historia de nuestra ciudad.

Porque Nuestro tesoro está en la colmena de nuestro conocimiento. Estamos constantemente en el camino hacia allá, siendo por naturaleza insectos alados y recolectores de miel de la mente. Estas palabras nos las brindó el escritor y filósofo Friedrich Nietzsche.

El nombre de nuestro protagonista fue José María Hugo de la Fuente Morales, nació en Pozuelo de Calatrava en 1855 y fue sacerdote e importante entomólogo. ¿Qué es un entomólogo? Pues la persona que se dedica a la entomología, que es la parte de la zoología que estudia los insectos. Terminó sus días en Ciudad Real a los 77 años de edad.

¿Recuerdan la novela La metamorfosis, de Franz Kafka? Todo un thriller psicológico literario. Se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Pero esa es otra historia…

José María fue hijo del médico madrileño Ildefonso de la Fuente Villanueva y de la pozoleña Ramona Morales Hornero, y el segundo de los nueve hijos del matrimonio (de los que solo cuatro llegarían a ser adultos).

Se interesó pronto por el sacerdocio y estudió latín en Moral de Calatrava, ingresando en el seminario de Toledo y después en el de Jaén. Siendo estudiante se interesó por los insectos, y envió un Pycnogaster graellsi (que es un saltamontes que parece tener armadura de guerrero) al catedrático de entomología de la Universidad Central, Ignacio Bolívar Urrutia. Este, tras confirmar su clasificación, le envió nada menos que tres cajones de insectos para animarlo a seguir sus investigaciones. Y como un pequeño gesto puede cambiar el mundo, el seminarista acabó convirtiéndose en uno de los mayores entomólogos europeos.

Miren qué bonito: Cada orquídea se parece a un determinado insecto, así que el insecto se siente atraído por esa flor, su doble, su alma gemela, y no hay un anhelo mayor para el que hacerle el amor, cuando el insecto se aleja, divisa otra flor alma gemela y le hace el amor, polinizándola, y ni la flor ni el insecto entenderá jamás el significado de este acto de amor, pero ¿cómo van a saber ellos que gracias a su danza el mundo sigue girando? Y así es, por el simple hecho de hacer lo que están llamados a hacer ocurre algo grande y magnífico, en ese sentido nos enseñan a vivir, nos enseñan que el único barómetro que tenemos es el corazón, y cuando descubres tu flor no puedes dejar que nada te aparte de ella. El texto es de la película Adaptation, dirigida por Spike Jonze. 

Nuestro cura de los bichos se ordenó sacerdote en Ciudad Real en 1879, y ejerció en Almodóvar del Campo hasta 1888, donde hizo crecer su colección con reptiles y anfibios, y compuso todo un cuadernillo de poesías que se conserva en el Museo de Ciudad Real junto a su sorprendente colección de insectos y sus obras. Después de pasar un año en nuestra ciudad fue trasladado a Almagro hasta 1891, pero finalmente consiguió uno de sus mayores deseos: ser el cura de su pueblo. 

En Pozuelo de Calatrava desarrolló su afición aprendiendo inglés, francés y alemán para poder leer bibliografía especializada en la materia. Su biblioteca llegó a comprender más de cuatrocientos volúmenes en varias lenguas, y allí también comenzó a colaborar con la Real Sociedad España de Historia Natural. La primera comunicación está datada en 1893, y en ella describió dos nuevas especies de ortópteros (una familia a la que pertenecen los saltamontes, grillos, langostas y el alacrán cebollero, al que también conocemos como grillo topo, y es llamado Perrito de Dios en Perú. ¿Perrito? Demasiadas patas…) 

Una visita al balneario de Archena, en Murcia, a causa de su reumatismo le hizo descubrir muchas nuevas especies, y en 1897 empezó la serie titulada Datos para la fauna de la provincia de Ciudad Real. 

Decían en la película La mosca, dirigida por David Cronenberg: Los insectos no hacen política. Son brutales. No tienen compasión ni compromiso. No se puede confiar en un insecto. Pues bien que se organizan y conviven, ¿no? 

En 1934 el diario Heraldo de Madrid publicó una entrevista en la que deducimos mucho de su personalidad. De la Fuente aseguró haber apendido idiomas sin ayuda de nadie, puesto que en aquellos pueblos no había profesores. Adquirí los libros y durante los primeros años me desesperaba, Cuando se quiere no hay nada imposible. Esto, cualquiera que tenga un poco de interés, lo hace. Cuando le preguntaron si había descubierto nuevas especies contestó Para unas cuantas que he clasificado ya me creen algo, pero lo cierto es que fueron alrededor de 280 ejemplares.

La mayoría de especímenes los recogía él mismo, pero también se los hacían llegar las mujeres y niños de su pueblo, o las recibía de otros naturalistas en distintas provincias españolas o del extranjero, con quienes compartía sus ejemplares repetidos.

Cuando le preguntan cómo los cazaba, mataba y conservaba contesta Con esta manga especial llamada Entomológica. La cruzo de un lado para otro por las hierbas y se llena inmediatamente. Al principio los mataba con una llama de alcohol, pero que luego solo con evaporación de azufre y metiéndolos en un frasco. Para conservarlos tenía cuidado de que no entrara el aire, añadiendo una sustancia (cuyo nombre no especifica) que ayuda a que no les ataque la carcoma. También colocaba sus insectos bajo el Sol de vez en cuando, y las cajas expositoras las recibía directamente de París. En total contó con unos 75.000 ejemplares.

Cuando le solicitan una anécdota, cuenta que en Fuencaliente un guarda le confesó que había recibido órdenes del alcalde de detenerlo por considerarlo un loco; y que había dedicado dos especímenes desconocidos de mariposa a una señora y a un alcalde por haber sido estos quienes se los habían entregado. 

El presbítero José María de la Fuente perteneció a la Real Sociedad Española de Historia Natural y a la Entomológica de Francia. Fue fundador y presidente de la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales (de la que recibió el primer premio de su concurso en 1907) y vicepresidente del Congreso Zaragozano, fundador y presidente de la Sociedad Entomológica de España, socio de honor del Ateneo Científico de Ciudad Real y miembro de otras sociedades nacionales y extranjeras. 

Para saber más, podemos consultar el libro de Socorro Caballero Klink José María de la Fuente el cura de los bichos, editado por la Diputación Provincial de Ciudad Real.


Decía el peculiar Woody Allen en su película Annie Hall: El campo me pone nervioso. Está lleno de grillos y es tan tranquilo… No hay a dónde ir después de cenar, las polillas se comen las cortinas, y te puedes encontrar probablemente con la familia Manson. Pues a vivir a New York, querido Woody.

De niña en alguna ocasión mi madre nos llevó a mis hermanos y a mí a visitar la exposición de insectos y, aunque ahora me duele el corazón ver animales disecados, en aquel momento aprendí, disfruté y me maravillé con aquellas joyas de mil colores y formas (aunque reconozco que los bichos negros nunca me gustaron). En aquel momento la exposición estaba ubicada en el palacio de la Excelentísima Diputación Provincial de Ciudad Real.

El cura de los bichos es homenajeado en su lugar de nacimiento mediante un busto colocado en el parque, y dando su nombre a una de sus calles y al colegio. En Ciudad Real un obelisco lo recuerda en el parque Ortega y Gasset y también el colegio situado en la calle Alemania. 

Y aquí terminamos. Solo me queda recordar con cariño al saltamontes Muslito de Pollo, que me acompañó tres meses tras la ventana, y ambos nos quisimos y asustamos a partes iguales. 

Hasta otro día.


Fuentes: Wikipedia, Mundifrases.com, Frasesgo.com, Entomología.net. Foto: Entomología.net