CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
08/07/2013
La música de las esferas
por Eva Martínez Cabañas
El sabio maestro Pitágoras fue un griego que nació cinco siglos antes que Cristo, en Samos. Fue filósofo, matemático, geómetra, aritmético y astrónomo. También viajó mucho, aprendió a tocar la lira, a escribir poesía y a recitar a Homero. Fundó la Hermandad Pitagórica, una selecta sociedad que tuvo hasta 300 miembros, hombres y mujeres, donde se compartían conocimientos sobre cosmología, medicina, ética, política, filosofía y gnosis entre otras. En fin, todo el saber de la época. Influyó notablemente en Platón y Aristóteles, e impresionó sobremanera a esta humilde narradora del siglo XXI.
Pitágoras sostenía que la esencia última de la realidad se expresa a través de números, los cuales nos permiten percibir lo que de otra forma quedaría oculto al intelecto y a los sentidos. Obsérvese que esto es más o menos lo que nos cuenta la película “Matrix” con sus pantallas de interminables secuencias de unos y ceros.
También amaba y respetaba la música. De hecho, hacía comenzar la educación de sus alumnos por esta artística doctrina, ya que afirmaba que tenía valor ético, medicinal y sanaba los rasgos de carácter y las pasiones de los hombres. Construyó un instrumento musical: el monocordio; con el propósito de determinar la relación existente entre la armonía musical y los números. Las cuerdas que daban el tono tenían longitudes proporcionales a 12, 9, 8 y 6.
Y a partir de esta relación entre notas y números, elaboró la teoría más bonita y sorprendente de todas sus enseñanzas. A mi entender, claro. La llamó La música de las Esferas. Con ella, Pitágoras enseñaba que cada planeta u orbe galáctico emite un sonido específico.
Y en el principio fue el verbo… Es decir, sonido y vibración.
Y hay más. Según la teoría, los planetas más cercanos emiten tonos graves, mientras que los más alejados nos ofrecen tonos agudos. Todos estos sonidos se combinan en una armonía única. ¿Hermoso, verdad? Los sonidos que produce cada esfera se combinan con los sonidos de las demás, produciendo una sincronía sonora universal. Música rítmica y numérica.
Aristóteles y Porfirio añadían «Esta música no la podemos oír, ya sea porque siempre hemos estado acostumbrados a ella y no la podemos distinguir, o porque el sonido es tan potente que escapa a nuestras capacidades auditivas».
Pues bien. La NASA, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, Estados Unidos, ha confirmado la teoría de Pitágoras enunciando que la atmósfera del Sol emite sonidos ultrasónicos 300 veces más graves que los tonos que el oído humano puede escuchar. ¡Autentica música celestial! Uno de sus satélites descubrió que el Sol suena como un instrumento musical. La corona o atmósfera solar genera explosiones que producen pequeñas llamaradas. Este magma o gas electrificado produce ondas sonoras que se propagan por los arcos solares. La música de las Esferas es un ultrasonido solar con una frecuencia de 100.000 hertz en periodos de 10 segundos. Esto es, a intervalos predecibles.
El ser humano no puede escuchar sonidos de frecuencia menor a 16 Hz (sonidos infrasónicos), ni mayor de 20 kHz (sonidos ultrasónicos o supersónicos). En 10 segundos, estas ondas se convierten en ultrasónicas. Esto es debido a que los átomos individuales experimentan en el Sol sólo unas pocas colisiones durante el paso breve de cada onda. Ocurre lo mismo con el ultrasonido en La Tierra.
Las ondas ultrasónicas se producen por el choque de flujos electromagnéticos o por el choque de oleadas de ondas de baja frecuencia sonora desde la superficie del sol. Ambas razones explican perfectamente el sonido de la música de las Esferas.
Veamos los que dicen nuestros sabios actuales.
El doctor Jeffrey Thompson, experto en neuroacústica, colaboró con la agencia espacial para estudiar los posibles efectos benéficos de dichos sonidos sobre la mente subconsciente de las personas. ¡Casi nada! Thompson nos dice: “Las interacciones entre el viento solar y los planetas, lunas y anillos de nuestro sistema solar crean paisajes sonoros de frecuencias en el océano de energía que llena el vacío del espacio, y cada cuerpo celeste que lo circunda tiene un modelo musical distintivo”.
Robert Von Jay-Siebenburgen, jefe del Centro de Investigación de Física Solar y Plasma Espacial de la Universidad de Sheffield en Gran Bretaña explicó a la BBC: “El efecto es muy parecido al que se produce al puntear una cuerda de guitarra”.
El Doctor Yaoura Taroyan, profesor de matemáticas aplicadas en el mismo centro, añadió que las explosiones solares envían las ondas acústicas hacia los arcos a decenas de kilómetros por segundo. “Estos arcos pueden tener hasta cien millones de kilómetros de longitud y conducir las ondas y sus oscilaciones de manera similar a como lo haría un órgano de tubos”. ¿Música de Bach Celestial?.
David Thomson, Louis Lanzerotti y su equipo, todos miembros del Programa Hiscale a bordo de la sonda Ulysses, llegaron a la conclusión de que diferentes sonidos predecibles son capaces de alcanzar nuestro planeta. Además, en La Tierra se producen movimientos concretos como respuesta a estos, dando lugar a una especie de “baile cósmico”.
Y finalizamos con las palabras del profesor Donald W. Kurtz, del Centro de Astrofísica de la Universidad de Lancashire Central en Gran Bretaña: “Todas las estrellas de nuestra galaxia emiten vibraciones armónicas, produciendo una especie de melodía celestial”.
¡Fantástico! Serenata espacial que toca el Sol y otros pretendientes bajo el balcón de La Tierra. Y esta, como mujer que es, baila al son de la tonada seduciéndolos a su vez. Como no puedo oírlo, me lo imagino. Y adorno la escena con la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart, porque me gusta mucho. Qué cada cual imagine la suya. ¡Qué bonito! Se me sale el romanticismo por las orejas… ¡Y qué listo Pitágoras! Gracias, maestro. Gracias científicos galácticos.