CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
06/01/2014
Por Eva Martínez Cabañas
Dijo Nikola Tesla hace casi un siglo: "Un instrumento barato, no más grande que un reloj, permitirá a su portador escuchar en cualquier lado, en el mar o en tierra, música o canciones, o un discurso de un líder político, dictado en cualquier otro sitio, distante. Del mismo modo, cualquier dibujo o impresión podrá ser transferida de un lugar a otro".
Dicen que tenía una personalidad excéntrica, y que sus afirmaciones científicas y tecnológicas eran increíbles e inverosímiles. Además, sufría una rara enfermedad por lo que, cómo otros tantos que destacan entre la multitud, fue tachado de científico loco sin miramientos.
A los veintidós años dejó de relacionarse con sus familiares, y sus amigos llegaron a pensar que se había ahogado en el río Mura. Nikola se había dudado a Maribor, Eslovenia, donde obtuvo sus primer empleo como ayudante de ingeniería. Allí sufrió una crisis nerviosa y su padre lo persuadió de que estudiara en la Universidad Carolina de Praga. Al fallecer el padre abandonó la universidad habiendo completado solamente un curso (tan campante sin carrera, como se autodefinía Rafael Alberti en un poema). Sin embargo, el joven Nikola leía mucho y memorizaba libros completos, ya que supuestamente tenía memoria fotográfica.
Desde su infancia padeció un raro trastorno que le provocaba cegadores haces de luz ante sus ojos, y a menudo iban acompañados de alucinaciones. Estas visiones estaban asociadas a una palabra o idea que rondaba su cabeza. Tenía reminiscencias de sucesos previos de su vida, y en ocasiones estas le proporcionaban la solución a problemas que se le habían planteado. En su autobiografía relató que en algunas ocasiones había experimentado momentos detallados de inspiración. También relata cómo despertó de un sueño en el cual su madre había muerto. “Y yo supe que eso había sucedido”. Tras este suceso cayó enfermo durante varias semanas. Además era sinestésico, y al escuchar el nombre de un objeto era capaz de visualizarlo de forma muy realista. También podía “ver” un invento en su cerebro con gran precisión, por lo que no solía dibujar esquemas de sus inventos.
A los veinticuatro años se trasladó a Budapest. Allí trabajó en la compañía de telégrafos bajo las órdenes de Tivadar Puskás, inventor del teléfono. Se convirtió en el jefe de electricistas de la compañía, y más tarde llegó a ser ingeniero para el primer sistema telefónico del país.
Con veintiocho años llegó a Nueva York con una carta de recomendación de un antiguo empleado de la empresa. Iba dirigida a Tomas Alva Edison y decía: “Conozco a dos grandes hombres, usted es uno de ellos; el otro es este joven”. Edison lo contrató en su empresa.
Aquellos años debieron ser intensos tanto en el laboratorio como frente a los medios de comunicación. Cuentan que los curiosos de la época se agolpaban para ver la demostración pública del primer dispositivo movido por un mando a distancia. Se trataba de un barquito que hizo navegar a distancia en el Madison Square Garden para disfrute de todos.
Tesla y Edison discrepaban continuamente, y trataban de convencer a la opinión pública de que su sistema era mejor y menos peligroso que el de su compañero. Para ello, Edison congregó a periodistas y curiosos para demostrar lo peligrosa que era la corriente alterna inventada por su rival, y lo inocua que resultaba su corriente continua. Y no se le ocurrió otra cosa que inventar la silla eléctrica junto a uno de sus empleados. Parece ser que recogían gatos y perros de las calles y les aplicaban descargas delante de la gente. Edison incluso filmó la ejecución de un elefante de un circo de Coney Island que había matado a tres hombres.
En la Continental Edison Company Tesla creó el motor de inducción y varios dispositivos que usaban el campo magnético rotativo. En un momento dado, afirmó que podía mejorar el efecto del generador de Edison, y este respondió: “Le daré quinientos dólares si usted logra hacerlo”. Tras meses de trabajo lo consiguió. Pero Edison se negó a darle el dinero diciéndole: “Tesla, usted no entiende el sentido de humor de los norteamericanos”. Así que Tesla hizo las maletas y decidió marcharse de la compañía.
Algunos años más tarde la prensa publicó que se otorgaría el premio Nobel de 1915 a Edison y a Tesla conjuntamente. Edison se negó a compartir el Nobel de física con él. Algunas fuentes afirmaron que debido a la envidia de Edison ninguno de los dos ganó el prestigioso premio.
El inventor George Westinghouse Jr. compró más de cuatrocientas patentes a Tesla. Entre ellas se encontraba un freno de aire comprimido que se aplicó en trenes, y un sistema de tracción eléctrica de corriente alterna monofásica y alta, que se utilizó para el suministro de energía eléctrica en Estados Unidos. Así Tesla ganó la guerra de las corrientes a Edison. Su sistema eléctrico se instaló en la central hidroeléctrica de las cataratas del Niágara para suministrar electricidad a la ciudad de Búfalo.
A los treinta años crea su propia compañía: Tesla Electric Light & Manufacturing. Curiosamente, los primeros inversionistas no acabaron de confiar en su motor de corriente alterna. Así que durante un año, Tesla tuvo que trabajar como obrero en New York para poder vivir y reunir el capital necesario para su siguiente proyecto (me lo estoy imaginando en esas fotografías en blanco y negro donde los obreros comen sus bocadillos sentados en grandes vigas suspendidas en el aire… pero me temo que no son coetáneas con nuestro genio).
Contaba treinta y cinco años cuando se convirtió en ciudadano estadounidense. Algunos de sus amigos cercanos eran muy conocidos: Robert Underwood Jonson, editor del Century Magazine, adaptó algunos poemas serbios que Tesla tradujo; el pensador indio Swami Vivekananda le enseñó filosofía védica; e incluso fue un gran amigo del escritor Mark Twain.
En aquella época Tesla y George Westinghouse presentaron la corriente alterna en la Exposición Universal de Chicago de 1893, y la utilizaron para iluminar el evento. Tesla explicó allí los principios del campo magnético rotativo y del motor de inducción. Su demostración frenaba un huevo de cobre que fue conocido como “Huevo de Colón”.
En 1891 inventó la famosísima bobina de Tesla, que es un transformador compuesto por una serie de circuitos eléctricos resonantes acoplados. Tesla experimentó con una gran variedad de bobinas y configuraciones, así que es difícil describir un modo específico de construcción. Generalmente las bobinas de Tesla crean descargas eléctricas que alcanzan varios metros, por lo que resultan espectaculares. Hoy en día no tienen un uso práctico, pero son reproducidas por físicos, cómics, películas…
Tesla desarrolló el llamado generador de Tesla en relación a la licuefacción del aire, pero justo antes de finalizar su trabajo y poder patentarlo, un incendio en el laboratorio acabó con su trabajo. Poco después otro científico consiguió la patente.
De manera similar, en 1909 se concedió el Nobel de Física a Marconi por la invención de la radio. Pero en 1943 la Corte Suprema de los Estados Unidos acreditó a Nikola Tesla como su verdadero inventor, y la patente de Marconi fue rechazada por ser considerada una copia de la de Tesla. Aún así, hoy en día la mayoría de libros de texto menciona a Marconi como inventor de este aparato.
A los cuarenta y tres años Tesla traslada su laboratorio a Colorado Springs, Estados Unidos. Allí inicia experimentos con alta tensión, realiza mediciones de campo eléctrico y desarrolla un transmisor de gran potencia. También dedicó la mitad de su tiempo en medir y probar su enorme bobina Tesla. Así mismo, realizó observaciones sobre bolas de fuego que afirmaba haber producido.
En el laboratorio de Colorado Spring también observó señales inusuales que creyó podrían tratarse de evidencia de comunicaciones de radio extraterrestre. Observó que estas señales eran repetitivas y que tenían una naturaleza distinta a las observadas en tormentas. Tesla quería comunicarse con otros planetas, por lo que inventó el Teslascopio con este propósito. Aún se debate el origen de estas señales, pero históricamente ha sido reconocido como el precursor de la radioastronomía. Algunos de sus logros también están relacionados con teorías sobre antigravedad y teletransportación.
Pero ahora empieza lo bueno…
Un día notó un comportamiento inusual en un cohesor rotativo (un instrumento que registra tormentas). Concluyó que se trataba de ondas estacionarias creadas por su oscilador. Hizo mediciones sobre los rayos que caían a gran distancia de su laboratorio y observó que las ondas de las descargan crecían hasta un pico y luego decrecían antes de repetir el ciclo. Tesla explicó el fenómeno afirmando que tanto la tierra como la atmósfera poseen electricidad, lo que hace que el planeta se comporte como un conductor de dimensiones ilimitadas.
Tras su descubrimiento, nuestro inventor pretendía ofrecer electricidad inalámbrica y gratuita para todo el planeta. Para ello creó una torre de alta tensión conocida como Torre Wardenclyffe. Los inversores le negaron su dinero para estas investigaciones de manera premeditada: habían invertido mucho dinero en cables eléctricos para que un genio regalase al mundo energía limpia, gratuita, inagotable y que no les dejaría beneficios económicos. Así que el proyecto Wardenclyffe tuvo que ser abandonado por falta de recursos, y su torre fue destruida. Tesla dejó Colorado Springs casi un año después. El laboratorio fue demolido y su contenido vendido para pagar deudas. ¡Increíble pero cierto!
Nikola Tesla murió en un hotelucho de Nueva York a los ochenta y seis años de edad, sin reconocimiento ni recursos económicos. Tras su muerte, el gobierno de Estados Unidos intervino todos sus documentos e investigaciones. Años más tarde, la familia Tesla y la embajada Yugoslava lograron recuperar el material incautado. Hoy en día se encuentra expuesto en el Museo de Nikola Tesla. Por cierto (esto sí que me gusta) en 2012 más de veintidós mil lectores de The Oatmeal, una tira cómica de Internet creada por Matthew Inman, recaudaron casi un millón de dólares para crear un nuevo museo dedicado a Nikola Tesla mediante una campaña de crowdfunding (colaborar para financiar). Con ese dinero se pretende adquirir los terrenos en los que se encontraba su último laboratorio y la Torre Wardencliffe.
Los inventos y descubrimientos más destacados de Tesla son: la corriente alterna, la transferencia inalámbrica de energía eléctrica mediante ondas electromagnéticas (es decir, electricidad gratis para toda la población mundial), un arma de energía directa llamado “rayo de la muerte” (el gobierno no le hizo caso y no se realizó ningún prototipo), el automóvil eléctrico sin baterías y accionado mediante ondas electromagnéticas longitudinales (yo quiero uno), la radio (por supuesto), la bombilla sin filamento o fluorescente, dispositivos de electroterapia o diagnóstico como los rayos X, un generador de ozono, un sistema de propulsión por medios electromagnéticos, una turbina que funciona por la fricción del fluido, su famosa bobina de alto voltaje y alta frecuencia, los principios teóricos del radar, un oscilador vibracional mecánico, el teslascopio (para hablar con extraterrestres), el control remoto, una bujía para encendido de motores de explosión, envío de electricidad con un solo cable, el radiogoniómetro (un sistema electrónico capaz de determinar la dirección de procedencia de una señal de radio) o la teleodinámica.
Además de esta larga lista, Nikola Tesla nos legó la promesa de un mundo mejor. Estas fueron sus palabras: “A lo largo del universo hay energía. ¿Es esta estática o cinética? En el primer caso nuestras esperanzas son vanas, en el segundo –y esto lo sabemos con certeza- no es más que cuestión de tiempo que los hombres tengan éxito en sincronizar su maquinaria con los engranajes mismos de la naturaleza”.
Gracias por todo, amigo.
Fuentes: Wikipedia, Biografías y Vidas, Microsiervos y Buscabiografías.
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