CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
05/05/2014
Por Eva Martínez Cabañas
Esta
es una historia lunática, y no puede ser de otra forma tratándose del ojo de nácar
que nos observa a través del agujero del Cosmos. Si te gusta ejercitar la mente
imaginando realidades distintas, esta historia es un buen ejercicio, pero si te
inquieta lo desconocido, será mejor que busques otra lectura. Me gustaría dedicársela
al periodista Jordi Évole, por contar mentiras en pro de la verdad. Otros hacen
justo lo contrario, y cuentan verdades que parecen mentiras.
Decía
el agudísimo escritor argentino Jorge Luis Borges de nuestra perla prendida en
la noche: “Hay tanta soledad en ese oro. La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos de la vigilia humana la han colmado
del antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo”, y es que nuestro único satélite ha
inspirado durante siglos y siglos a poetas, escritores, amantes, soñadores y
científicos. Así pues, regalémosle
nuestra propia música de las esferas a esta novia de noctámbulos, vampiros, insomnes
y enamorados.
Empecemos
con música clásica... ¿Qué os parece de fondo la inspiradora Claro de Luna de Debussy?
Mi
querido Pitágoras aseguró en el siglo V a.C. que la Luna estaba habitada y que un
día lunar equivalía a 15 días terrestres. Como mínimo, acertó en lo segundo.
Aristóteles,
filósofo y científico griego del siglo IV a.C, nos cuenta en su Constitución de
Tages que los bárbaros pelasgos, que eran los habitantes originarios de la
región montañosa de Arcadia antes de la llegada de los griegos, tenían derecho
a la Tierra
por el hecho de “estar habitándola antes de que la Luna apareciera en los
cielos”; y menciona a un arcadiano llamado Proselenes. Selene es el nombre que
los griego dan a la diosa de la Luna.
El
escritor griego Plutarco, también hace referencia en el siglo II a “la gente
prelunar” en Arcadia.
Y
unos antiguos textos tibetanos afirman que en el desaparecido continente de
Gondwana, donde estaba situada la legendaria Lemuria, no había Luna. Así que se
han revisado otros textos encontrados en el Tíbet, de civilizaciones anteriores
al diluvio universal, y en estos no aparece ni una sola referencia a nuestro brillante
satélite.
El
médico y psicoanalista bielorruso Immanuel Velikoysky, siglos XIX-XX, también
escribió sobre un tiempo en el que no había Luna, y cita el poema épico Kalevala al hablar de un tiempo “en el
que la luna fue puesta en su órbita”. Este poema fue compilado en el siglo XIX
a partir de fuentes folclóricas finlandesas traspasadas de generación en
generación.
Y
aún hay más... Los chamanes aymaras, un pueblo que vive en la meseta andina del
lago Titicaca desde tiempos precolombinos, aseguran que nuestra Luna es
artificial, y que se colocó allí para controlar la rotación de la Tierra.
Pero
cambiemos nuestra melodía... ¿qué os parece Blue
moon a ritmo de jazz?
El
investigador y periodista norteamericano Jim Marrs, recopila en su libro Agenda Alien: Investigación de la presencia
extraterrestre entre nosotros, las evidencias que demuestran que nuestra
Luna no es un satélite natural. Estos son algunos datos que aporta:
La
Luna es
mucho más antigua que la Tierra
y el Sol. Robert Jastrow, científico estadounidense y fundador del Instituto
Goddard para Estudios Espaciales de la
NASA, nos confirma que las rocas lunares examinadas son casi
tan viejas como el Sistema Solar. La revista científica de astronomía de la Universidad de Harvard,
Sky and Telescope, también confirmó
este dato.
La
Luna es
extremadamente seca, pero los instrumentos que los distintos apolos colocaron
en su superficie enviaron una señal a la Tierra en 1971 indicando que un “viento” de agua
había cruzado su superficie. Se refería
a nubes de vapor que duraron 14 horas y cubrieron una superficie de 100 millas cuadradas. John
Freeman Jr. y H. Ken Hills, físicos de la universidad de Rice en Houston,
llegaron a la conclusión de que el agua provenía del interior de nuestro
satélite.
Durante
las misiones de los apolos, se instalaron varios sismógrafos en distintos
puntos de la Luna,
y entre 1969 y 1977 se detectaron unos 3.000 terremotos lunares anuales. La
mayoría estaban causados por meteoritos que impactaban contra la superficie,
pero otras vibraciones fueron detectadas dentro de la
Luna. El astrónomo soviético Nikolay A.
Kozyrey, del Observatorio Astrofísico de Crimea en Ucrania, dejó al mundo
asombrado cuando fotografió en 1958 una erupción gaseosa cercana al cráter
Alphonsus. Otros astrónomos del Observatorio Lowell en Arizona, también
observaron actividad en la región de Aristarchus en 1963. La actividad sísmica
lunar es periódica, por lo que Wilson Sullivan, periodista del New York Times,
escribió: “Es difícil de entender cómo podría ser esto un fenómeno natural”.
También
existen indicios de que la Luna
podría estar hueca. Su densidad es significativamente diferente al de la Tierra, y los estudios
realizados a las rocas lunares proponen que esta tiene un núcleo muy pequeño o inexistente.
El científico de la NASA Gordon
MacDonald dijo que la densidad de la
Luna disminuía al incrementar la profundidad, lo que podría
llegar a indicar que está hueca. El premio nobel de química Harold Urey ha
confirmado estos datos, sugiriendo que podía haber cavidades dentro de ella. Y Sean
C. Solomon, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, también propuso esta
teoría. De la misma manera, Carl Sagan argumentó en su libro Vida inteligente en el Universo, que “un
satélite natural nunca podía estar hueco”. Cuando en 1969 el Apolo 12 estrelló
el módulo lunar sobre la superficie de nuestro satélite provocando un terremoto
artificial, el equipo sismográfico registró unas vibraciones sorprendentes, ya
que la Luna sonó
como una campana durante más de 1 hora. Maurice Ewing, uno de los codirectores
del experimento sísmico, dijo que había sido como golpear la campana de una
iglesia. Lo mismo ocurrió con el Apolo 13, aunque esta vez el choque fue
similar al que provocarían 11 toneladas de TNT. Según la NASA, en esta ocasión la Luna actuó como si fuese un
gong. Las reverberaciones duraron más de 3 horas y viajaron a una profundidad
de unos 35 o 40 mil kilómetros. Y en 1972 un meteorito chocó con la Luna y provocó un choque
similar a 100 toneladas de TNT. La vibración del impacto atravesó la Luna hasta su centro y, como
las vibraciones no volvieron a la superficie, se confirmó que el núcleo estaba
hueco.
La
Luna
posee tres capas distinta de roca. Curiosamente, las rocas más duras están en
la superficie y las blandas se encuentran en el interior. La superficie lunar
contiene minerales como el titanio, y cuando los astronautas intentaron
realizar un agujero con un taladro, todo el mundo pudo ver por televisión cómo sus
esfuerzos fueron inútiles. Sorprendentemente, en su superficie también se han
encontrado metales procesados como el acero. El Laboratorio Nacional Argonne de
Illinois, encontró Uranio 236 y Neptunio 237: estos elementos no se encuentran
en la naturaleza. Y en 1976, la agencia de noticias estadounidense Associated Press reportó que los
soviéticos habían descubierto en la
Luna partículas de hierro que no se oxidaban.
La
órbita de la Luna
es un círculo perfecto y estacionario, por lo que desde la Tierra siempre vemos la
misma cara. No existe ningún otro satélite con una órbita como esta. También está
ubicada en el lugar y distancia precisos para cubrir completamente al Sol en un
eclipse.
En
1970 dos científicos rusos propusieron una teoría para explicar todas estas
anomalías. Michael Vasin y Alexander Shcherbakov publicaron un artículo en la
revista Sputnik bajo el título de ¿Es la Luna una creación de una inteligencia alienígena?
El artículo decía: “Abandonando los caminos tradicionales del sentido común,
nos hemos adentrado en lo que aparentemente puede parecer una fantasía
irresponsable y sin sentido. Pero cuanto más minuciosamente estudiamos toda la
información recopilada sobre la
Luna, más nos convencemos de que nuestra hipótesis se ve
apoyada por los datos que encontramos”. Esta teoría defiende la existencia de la Luna como una nave-espacial
recubierta. En 1975, Don Wilson escribió el libro titulado Nuestra misteriosa nave espacial, donde recopilaba una gran
cantidad de datos que apoyaba la tesis.
Y ahora escuchamos
el Child of the Moon de Rolling
Stones. Solo para
valientes...
En
la revista Muy Interesante, el
periodista y novelista Juan José Benítez entrevistó al investigador mejicano
Jaime Maussan en relación a una confesión que le había hecho un alto cargo
militar norteamericano, quien afirmó que el alunizaje del Apolo 11 fue muy
distinto a como lo contó la
NASA. Este es el relato de Maussan simplificado:
El
astronauta Buzz Aldrin afirmó en 2005 que durante el viaje de ida, la nave fue
acompañada por luces no identificadas, que no alunizaron en el lugar programado
y que lo intentaron hasta tres veces debido a una gran roca. Tanto Armstrong
como Aldrin se encontraban muy alterados y tuvieron que ser calmados desde
Houston. Y se mintió al mundo entero diciendo en directo por televisión que en aquel
momento los astronautas disfrutaban de su primer almuerzo sobre la superficie
lunar. Tras lograr tranquilizarlos, un potente foco iluminó el módulo de
alunizaje y les provocó otro ataque de nervios (especialmente a Armstrong,
quien gritó: “¡Nos espían! ¡Nos espían! ¡Quiero salir!) La misión estuvo a
punto de abortarse, y el monitorizado Neil Armstrong estuvo muy cerca de una
parada cardiaca. A su regreso, los astronautas estuvieron tres semanas en el
Laboratorio de Recepción Lunar de Houston contando detalladamente lo que habían
vivido. Según dijeron, en la superficie lunar habían encontrado ruinas de
construcciones. El alto cargo militar que contó esta historia añadió que
posteriormente los americanos hicieron desaparecer esas estructuras a lo largo
del proyecto Apolo de la NASA.
El
ingeniero de la
Administración Nacional de la Aeronáutica y del
Espacio Alan Davis, fue el encargado de ver y retransmitir las imágenes en vivo
de la llegada del Apolo 11 a
la Luna, y vio estas
construcciones o ruinas. Su trabajo consistió en retransmitir la señal que
recibía del Apolo, y su posición le permitió ver imágenes que nunca fueron
mostradas.
Y
en 1971, los pilotos del Apolo 15 declararon durante una transmisión en directo
por televisión que estaban contemplando estupefactos cómo dos seres de grandes
cráneos se asomaban al objetivo de una cámara situada en la superficie lunar.
En España, uno de estos testigos fue el pintor santanderino Fernando Calderón,
quien corrió a dibujar lo que había visto en la pantalla. ¿Verdad, mentira? Lo
cierto es que este señor dibujó a dos pequeños seres de grandes ojos, y mostró
su pintura a quien quiso contemplarla.
John
J. O’Neil, editor científico del New York Herald Tribune, declaró en 1953 haber
visto un puente de unos 20 km.
de largo cruzando el cráter Mare Crisium.
El organismo internacional ubicado en Estados Unidos de nombre Asociación de Observadores Lunares y
Planetarios lo recibió con desdén. Sin embargo un mes después el puente fue
confirmado por el astrónomo británico H.P. Wilkens. También lo confirmó Patrick
Moore, de la Asociación Astronómica Británica, quien declaró que el puente
apareció de repente, casi de la noche a la mañana.
Existe
otra estructura conocida con el nombre de Shard localizada en el área lunar
Ukert. Fue fotografiada por el Orbiter 3 y se trata de una torre de unos 2.400 km. El geólogo Bruce
Cornet dijo al respecto: “Ningún proceso natural podría explicar tal
estructura”.
Pero
la estructura más increíble de todas es la llamada La Torre. Está situada en la
región de Sinus Medji. Cornet dijo de ella: “la Torre representa un enigma
de grandes proporciones, porque se alza más de 5 millas (unos 8.000 km.) sobre la
superficie lunar, y ha sido fotografiada desde 5 ángulos diferentes y 2 diferentes
altitudes. En todas las fotografías la misma estructura es visible y puede ser
vista desde diferentes ángulos. La
Torre está en frente y a la izquierda del Shard en la
fotografía lunar orbiter III-84M. La parte de arriba de la Torre tiene una geometría
cúbica y parece que está compuesta de cubos regulares juntados unos con otros
formando un gran cubo con un ancho de más de 1 milla (unos 1.600 km.)”
El
investigador privado George H. Leonard, después de años consiguiendo dosieres
de la NASA con
fotos lunares, declaró tener suficientes evidencias como para estar convencido
de que “la Luna
está ocupada por una raza inteligente o razas que probablemente vinieron desde
fuera del Sistema Solar”. Leonard publicó en 1977 un libro llamado Alguien más está en la Luna, en el que se
analizan más de 20 fotografías.
También
han sido vistas varias pirámides, especialmente en el Mar de la Tranquilidad, donde
alunizó uno de los apolos. En 1966, el Lunar Orbiter II tomó fotografías a unos
47 km.
mostrando lo que parecen ser pirámides y obeliscos. En 1966, el Washington Post publico en su portada el
titular Seis misteriosas sombras de
estatuas han sido fotografiadas por el Orbiter de la
Luna. Sin embargo, la NASA
siempre ha negado que exista ninguna anomalía en nuestro satélite.
Y
como supuestamente en el espacio no puede propagarse el sonido, decimos adiós a
nuestra particular música de las esferas y rendimos tributo al silencio absoluto.
Pero
¿por qué decimos que la Luna
es una mentirosa? Pues porque es un truco nemotécnico que sirve para recordar
si se encuentra en cuarto creciente o cuarto menguante. Cuando el satélite
parece una letra C, está Decreciente, y cuando parece una D, está Creciente.
Existen
muchos videos en YouTube que apoyan la teoría de una Luna artificial, os
recomiendo el documental del doctor Jiménez del Oso, que se realizó cuando aún
no había televisión en color. La serie Más
Allá se reemitió por TVE en el año 2006 al cumplir la cadena 50 años de
emisión. .
Fuentes:
Instituto de Astronomía, Ciencia y Espíritu.com, Terra, El Despertar 2012, Descontexto,
Maestro Viejo, Algo está cambiando, El País Archivo y Exo Política España.