lunes, 19 de enero de 2015

CIUDAD REAL CÉLEBRE: HERNÁN PÉREZ DEL PULGAR, EL DE LAS HAZAÑAS



CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
19/01/2015
Por Eva Martínez Cabañas





Decía Miguel de Cervantes que Las grandes hazañas, para los grandes hombres están guardadas. 

En su tiempo lo conocían como El de las hazañas, o también como el Alcaide de las hazañas, y en su escudo rezaba el lema Quebrar y no doblar. Hoy amos a recordar la vida y obras de este guerrero medieval que nació en Ciudad Real un 27 de julio corriendo el año 1451, y que en la actualidad es hijo predilecto de la ciudad.

Hernán Pérez del Pulgar y García Osorio fue diestro espadachín, mejor escritor, valiente, ingenioso, capitán del ejército castellano en la guerra de Granada, e historiador. Al menos, eso cuentan las crónicas…

La casa donde nació es el actual museo municipal Manuel López-Villaseñor, ubicado en la calle Reyes, 11 de Ciudad Real y junto a la catedral, donde le bautizaron cristianamente. El registro del bautismo se conserva en la parroquia de La Merced.

Aunque desconocemos casi todo de sus primeros años de vida, sabemos que siendo niño realizó trabajos de escudero al servicio de la reina Isabel II en la guerra de Portugal y contra Juana de Trastámara, ya que ambas mujeres se disputaban la sucesión al trono tras la muerte de Enrique IV de Castilla. Con el paso de los años su arrojo le valió el título de Gentilhombre, y posteriormente el de Continuo de la Casa Real.

El 28 de febrero de 1482, sitiado junto al duque de Cádiz por las tropas musulmanas en la estratégica Alhama, rompió el cerco, atravesó el ejército enemigo y llegó a Antequera pidiendo auxilio. La toma y conservación de esta plaza constituyó el inicio de la guerra de Granada. Como testimonio nos queda el Romance de la pérdida de Alhama. Por si alguien tiene curiosidad, sus primeros versos se expresan de esta guisa:

Paseábase el rey moro - por la ciudad de Granada
desde la puerta de Elvira - hasta la de Vivarambla
-¡Ay de mi Alhama!
Cartas le fueron venidas - que Alhama era ganada. 
Las cartas echó en el fuego, - y al mensajero matara.
-¡Ay de mi Alhama!...

Cuatro años después de esta conquista, los Reyes Católicos lo nombraron capitán general de la localidad mediante Real Cedula.

Con solo ochenta hombres, Pérez del Pulgar conquistó el castillo de Salar, situado entre las poblaciones de Granada y Loja. El hecho sería recordado en el tiempo mediante la creación del marquesado de Salar, creado a petición de la ciudad de Granada. De la misma manera se le otorgó el título de Grandeza de España en 1834, y fue llamado por Fernando el Católico para participar en la toma de Vélez-Málaga y en la batalla de Bentomiz. También fue nombrado emisario del trono castellano en las negociaciones de rendición de Málaga, tomó Baza, y dio muerte al general musulmán Aben-Zaid.

Por esta última hazaña, Fernando el Católico le otorgó el título de Caballero, así como un escudo nobiliario: El de los Pulgares, con un león coronado sobre fondo azul, una lanza entre las garras, y una bandera blanca en el su extremo con el lema Ave María. El león estaba orlado por once castillos que representaban los once alcaides granadinos derrotados, y además podía leerse el lema Tal debe el hombre ser como quiere parecer. Bueno, ni sencillo ni elegante, pero si encontramos el emblema ya sabemos a quién perteneció… 

Una noche entró en la musulmana Granada y la recorrió a sus anchas sin ser descubierto. Iba acompañado por quince caballeros y por su escudero, del cual sabemos que se llamaba Pedro. Aunque no logró incendiar la ciudad, como era su intención, al llegar a la mezquita clavó sobre la puerta principal un cartel escrito de su puño donde se leía la oración cristiana del Ave María y estas bravuconas palabras: Sed testigos de la toma de posesión que realizó en nombre de los reyes y del compromiso que contraigo de venir a rescatar a la Virgen María a quien dejo prisionera entre los infieles. Después, los infiltrados se dirigieron a la alcaicería, que era el antiguo recinto comercial de las antiguas ciudades islámicas. Con nocturnidad y alevosía la incendiaron sin contemplaciones. Por supuesto fueron atacados por la guardia granadina, pero lograron deshacerse de ella huyendo hasta el río Genil. La hazaña le valió al cristiano que se añadiera otro castillo más a su escudo y el derecho a ser enterrado en la futura catedral de Granada, la cual se construyó sobre la antigua mezquita siguiendo la intolerante costumbre de la época.

¿Se acuerdan de Boabdil? Fue el último rey musulmán en la península ibérica después de nada menos que ocho siglos de dominio árabe. Cuenta la leyenda que al abandonar la taifa de Granada camino del exilio, se detuvo en las Alpujarras y volvió la cabeza para ver la ciudad por última vez. Mientras lloraba, oyó decir a su propia madre Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre. Durilla la señora…

Pues bien, en 1490 nuestro héroe local fue asediado por las tropas de Boabdil en la granadina ciudad de Salobreña. Los pozos de la ciudad estaban secos, y aun así se negó a rendirse, arrojando al enemigo desde lo alto de las murallas el último cántaro de agua. Sorprendentemente el resultado del combate fue Hernán 1 Boaddil 0. 

En 1492, tras la rendición de Granada, que ya sabemos que fue la última taifa musulmana, Pérez del Pulgar abandonó las armas, se instaló en Sevilla, se casó en segundas nupcias con Elvira Pérez del Arco y se hizo historiador. El emperador Carlos V le encargó que escribiese Breve parte de las hazañas del excelente nombrado Gran Capitán, que contaba las campañas de Gonzalo Fernández de Córdoba en Nápoles.

En 1524, cuando contaba con setenta y tres años de edad, volvió a ser requerido por el emperador para dirigir la guerra contra Francia en los Pirineos. El anciano conquistador aceptó el cargo, pero dos años después cedió su cargo de Regidor de Loja, y el privilegio de sentarse en el coro de la Iglesia Mayor, a su hijo Rodrigo de Sandoval.

Falleció el 11 de agosto de 1531 a los ochenta años de edad, y fue enterrado en la catedral de Granada junto a los Reyes Católicos, un privilegio que no se ha repetido en la historia de España.

En nuestros días, Ciudad Real recuerda al valeroso conquistador mediante una céntrica calle, el nombre de un instituto de enseñanza secundaria, y una estatua de bronce del escultor Carlos Guerra situada en la rotonda de la carretera de la Fuensanta. El héroe de bronce clava su rodilla en tierra y en dirección a la avenida del Hospital General, donde se encuentra la estatua de su protectora Isabel la Católica.

Para saber más de nuestro protagonista, contamos con una novela histórica escrita en el siglo XIX por el escritor Francisco Martínez de la Rosa. Su título es Hernán Pérez del Pulgar, el de las hazañas.

¿Cerramos con una cita?

Un héroe lo es en todos sentidos y maneras, y ante todo, en el corazón y en el alma. La frase es de Thomas Carlyle, que fue un historiador y pensador inglés que vivió entre los siglos XVIII y XIX.

Ya saben… otro día, otra historia.


Fuentes: Ciudad-Real.es, La Tribuna de Albacete.es, Wikipedia, Juglaría.es, Lanza Digital.
Foto: elsayon.blogspot.com


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