CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
27/7/2015
Por Eva Martínez Cabañas
Señoras y
señores, este era el sonoro nombre que ostentaba un grupo de armados rurales
pagados por los concejos para proteger los caminos. Los concejos eran asambleas
de vecinos que se crearon en el Medievo con el objeto de tratar temas locales
de importancia, como el aprovechamiento de prados, bosques y montes, ganadería,
regadíos o la explotación del molino. La Santa Hermandad fue el primer cuerpo de
policía rural de Europa, en el año 1300 se fundó en las ciudades de Toledo y
Talavera de la Reina para defender los intereses de los colmeneros, y dos años
después Ciudad Real se unió a ellos.
Trabajaban
en cuadrillas formadas por capitanes, ballesteros y cuadrilleros, y lucían un
uniforme con chaleco que dejaba al descubierto las mangas de su camisa, que era
de color verde. De ahí surgió la expresión “A buenas horas, mangas verdes” que
utilizamos cuando algo o alguien muy esperado se presenta cuando ya no es
necesario.
Tenían
jurisdicción para perseguir a los delincuentes que hubieran delinquido en el
campo y potestad para juzgarlos y condenarlos a muerte allí mismo. Sin embargo
no tenían poder en las ciudades.
En sus inicios
infringían castigos severos y favorecían
que la nobleza perdiera parte de su poder, pero con el tiempo relajaron
su disciplina, no llegaban a tiempo y los crímenes quedaban impugnes. Su
declive se atribuye a que el número de agentes no era suficiente, resultaba una
carga económica para los pueblos y con más frecuencia se fue solicitando al
ejército regular para instaurar el orden público. Fue el papa Celestino V quien
le concedió el título de Santa.
En cuanto a
sus sentencias, podían apelarse ante el cabildo de la Hermandad y en segunda
instancia ante el Consejo, estando prohibido acudir a los corregidores u otras
instancias de la jurisdicción.
Con el paso
del tiempo fueron surgiendo hermandades similares en otros lugares, y los Reyes
Católicos acabaron refundiéndolas en 1476 con el nombre de Real Hermandad
General. La Santa Hermandad de Toledo, Ciudad Real y Talavera pasó entonces a
conocerse como la Santa Real Hermandad Vieja.
Pertenecer a
la hermandad ciudadrealeña suponía relevancia social, ventajas fiscales y
permiso para utilizar armas de fuego. De la misma manera, los Reyes Católicos
eximieron a sus cuadrilleros a pagar algunos impuestos, y quedaban excluidos de
ciertas prestaciones personales en el concejo y en los sorteos militares.
Posteriormente
el rey Fernando IV de Castilla y León les concedió el “Derecho de Asadura”, que
consistía en cobrar en carne de cada manada o rebaño de ganado que pastaba en
los montes de Toledo o los cruzaba. De la misma forma, el rey Carlos I les
concedió autoridad sobre las llamadas Penas de Cámara, que eran delitos por traición
o herejía. Los requisitos para poder acceder a la institución eran limpieza de
sangre, buena fama personal y familiar o no haber ejercido oficios viles.
La Hermandad
de Ciudad Real ha quedado históricamente vinculada a la barbarie de sus
sentencias. La pena capital por asaetamiento fue abolida en 1532 por Carlos I,
quien tuvo la delicadeza de sustituirla por la horca. También fueron frecuentes
las condenas a galeras en las minas, sobre todo en época de Felipe II, y en el
siglo XVIII se practicaron el destierro y los azotes. Por suerte la mayoría de
sentencias acababan en multa…
Y ojo, hasta
1820 se ajustició por ahorcamiento en la aldea de Peralbillo, y después en la
“Torre del Cubo” de Ciudad Real, que se encontraba frente al cementerio, muy
cerca de la Puerta de Toledo en la muralla ciudadrealeña.
Hasta el año
1934 la cárcel de la Santa Hermandad de Ciudad Real estuvo ubicada en la calle
Ruiz Morote, y el edificio se derribó en la década de los años cincuenta del
siglo pasado para construir la actual Delegación de Hacienda. La cárcel tenía
enfrente la puerta del Perdón de iglesia de San Pedro, cuyo nombre surgió de la
costumbre de solicitar la noche antes de la ejecución de un reo el perdón de su
alma y el dinero necesario para su entierro. Una cofradía recaudaba fondos para
estos tristes menesteres desde una mesa instalada en la puerta.
En el siglo
XIX la institución se convirtió en honorífica. La disolvió la reina Isabel II
en el año 1835, y ocho años después se creó el cuerpo de la Guardia Civil.
Y nada más
que decir. Aquí termina esta pequeña historia sobre el antiguo orden de nuestra
querida ciudad. Como suele ser costumbre, me gustaría cerrar con una cita que
creo habría hecho pensar a los antiguos cuadrilleros.
Dice la
activista Aung San Suu Kyi: “La verdadera medida de la justicia de un sistema
es la cantidad de protección que garantiza a los más débiles”.
Buen día a
todos.
Fuentes:
Wikipedia, Ciudad-Real.es, Monumental.miciudadreal.net, TodaCultura.com
Foto: Blog.libros.universia.es