CIUDAD REAL DIGITAL
BARRICADA CULTURAL
20/07/2015
Por Eva Martínez Cabañas
Hoy
tenemos clase de lengua. Si les apetece aprendemos y nos divertimos con el origen
y significado de algunas frases muy conocidas y utilizadas por la mayoría de
nosotros. Bienvenidos de nuevo al cole...
Hecha la ley, hecha la
trampa
La
sentencia procede del libro Secreto Tíbet, de Fosco Moraini, donde se nos
cuenta cómo una comunidad de monjes japoneses, los cuales tenían una regla que
solo les permitía comer carne de animal marino, decidieron llamar “ballena
silvestre” al jabalí para poder comerlo sin remordimientos.
Más vale tarde que nunca
La
frase tiene su origen en Diógenes Laercio, historiador griego del siglo III,
quien encontrándose en la vejez, expresó su deseo de estudiar música. Alguien
cercano a él le recordó al sabio que ya era demasiado mayor para eso, a lo que
el sabio respondió con la célebre sentencia.
Apaga y vámonos
Se
utiliza para expresar que algo toca a su término o cuando se ve u oye algo
disparatado o absurdo. Procede de lo sucedido hace siglos entre dos curas del
pueblo de Pitres, en Granada, quienes aspiraban a una capellanía castrense.
Ambos rivales apostaron quién podría decir la misa más rápido, y cuando llegó
el día señalado el primero subió al altar y dijo “Ite, misa est”, que quiere
decir “Hemos celebrado la misa, podéis ir en paz”. El segundo cura, viendo que
su rival le llevaba ventaja, miró al monaguillo y le dijo: ”Apaga y vámonos”,
con lo que nadie dudo que su misa había sido la más breve.
Armado hasta los dientes
Se
refiere a alguien excesivamente armado. La expresión procede de los antiguos
corsarios y piratas que, necesitando tener las manos libres, abordaban las
naves enemigas con el puñal en la boca.
Al buen tun tún
Se
utiliza cuando una tarea se lleva a cabo sin cuidado. Proviene de la locución
latina “ad vultum tuum”, que aparece en el salmo 27 de la Biblia : “Te mens anhelat,
vultus ad vultum tuum...” Significa “la mente que anhela, mirándote a la
cara...” Como el pueblo llano no entendía lo que decían las misas en latín,
aprendió la locución fonéticamente y le dio el significado que consideró
oportuno.
Ahí le aprieta el zapato
Se
utiliza cuando se descubre el punto débil de alguien o se hace referencia a algo
que molesta especialmente. Proviene de un antiguo cuento castellano: Un
zapatero fue a ver al cura y le expuso que quería separarse de su esposa. Entonces,
el párroco quiso disuadirlo relatándole las cualidades de la mujer “es bella,
es buena cocinera, es una cristiana piadosa...” El zapatero mostró sus zapatos
al cura y le preguntó que le parecía el par, a lo que el cura respondió “me
parecen unos hermosos zapatos, hechos con una piel muy buena y parecen
cómodos”. El zapatero replicó “así es, padre, pero usted no puede saber dónde
me aprietan”.
Atar los bártulos
Es
sinónimo de exageración en la demostración de la opulencia y el derroche.
Bartulo de Sasso-Ferrato, del siglo IV, fue el jurista más influyente de todos
los tiempos y artífice del Derecho Privado Común. Fue profesor de Derecho en
las universidades de Pisa, Bolonia, Perusa y Padua y dio origen al nombre de
Bartolo. Sus obras estaban contenidas en trece tomos que servían de estudio a
los alumnos de Derecho de toda Europa. Los estudiantes españoles tomaban nota
de las enseñanzas que les enseñaban del ilustre jurista, y al terminar la clase
ataban sus apuntes por medio de cintas o correas. Estos papeles eran conocidos como
bártulos en la jerga estudiantil.
Armarse la de Dios es
Cristo
Expresa
el desencadenamiento de un gran escándalo donde los participantes se gritan
entre sí. Procede de las controversias y enfrentamientos que surgieron en el
transcurso del primer concilio ecuménico de Nicea (en la actual Turquía) que se
celebró en el siglo IV. Allí se discutió la doble naturaleza de Jesucristo, que
resultó ser humana y divina.
Atar los perros con
longaniza
La
expresión denota una exageración en la demostración de opulencia y derroche. Su
origen se data en el pueblo salmantino de Candelario. Allí vivía Constantino
Rico, conocido como “el choricero” debido a su oficio, y que fue inmortalizado en
el siglo XVIII por el pintor Francisco Bayeu y Subías (el tapiz se exhibe en el
palacio de El Pardo). El choricero tenía su fábrica instalada en los bajos de
su propia casa, y en ella trabajaban varias obreras. Una de ellas, apremiada
por el trabajo o por simples ganas de reír, ató a un perrito a la pata de un
banco utilizando para ello una ristra de longanizas. Al poco tiempo entro un
muchacho, hijo de otra operaria, y presenciando la escena divulgó que en casa
del tío Rico se ataban los perros con longaniza.
Ancha es Castilla
Significa
tener mucho sitio para llevar a cabo algo. Procede de los tiempos de la Reconquista , cuando
los desolados campos castellanos eran el lugar perfecto para iniciar negocios y
encuentros.
Quien se fue a Sevilla
perdió su silla
La
expresión procede del siglo XV, cuando Alfonso de Fonseca y Ulloa, prelado de
Sevilla (e hijo del arzobispo de Santiago) fue nombrado arzobispo de Compostela.
Debido a las trifulcas gallegas de la época, Fonseca decidió ir personalmente a
Santiago para preparar su nombramiento. Cuando regresó a Sevilla comprobó que
su sobrino le había robado el cargo de prelado.
Santa Rita, lo que se da
no se quita
Cuentan
que una doncella pidió un novio a Santa Rita de Cassia, abogada de los
imposibles y a los pocos días le salió un pretendiente. Pero el mozo no estuvo
mucho tiempo con ella, por lo que la muchacha se plantó delante de la imagen y
proclamó la popular frase.
Esto es Jauja
Es
una expresión que se utiliza cuando queremos describir abundancia o bienestar. Jauja
es una provincia peruana célebre por la fertilidad de su suelo, su bello
paisaje y su aire saludable. También tiene fama de ser el lugar perfecto para
enfermos con problemas respiratorios. Los peruleros o indianos enriquecidos en
América trajeron esta fama hasta España, y la fantasía popular le atribuyó las
mismas cualidades que al paraíso terrenal.
Que si quieres arroz,
Catalina
Se
utiliza cuando alguien no atiende o desoye lo que se está diciendo. Cuentan que
Catalina era la esposa de un judío converso nacida en tiempos de Juan II de
Castilla. La señora consumía grandes cantidades de arroz y recomendaba a todos su
ingestión como remedio a cualquier mal. En su lecho de muerte, los vecinos se
reunieron en torno a ella y le proclamaron la frase, pero ella hizo oídos
sordos, lógicamente.
Otro vendrá que bueno me
hará
En
la antigua Roma, en tiempos de Dionisio el Antiguo en el siglo IV a.C, una
anciana de Siracusa rogó a los dioses que alargaran la vida del tirano que
gobernaba en aquel momento. Este quedó sorprendido y le preguntó a la mujer por
qué le tenía tanta devoción, a lo que ella contestó: “Siendo niña, tuvimos un
tirano muy cruel. Rogué a los dioses que se lo llevasen y me oyeron. Pero después
vino otro peor, y también rogué por su muerte. Ahora has llegado tú, que no
eres mejor que ellos, y escarmentada pido a los dioses que te den una larga
vida”.
A buen entendedor, pocas
palabras bastan
Se
cuenta que un mendigo pidió ser recibido por el cardenal Mazarino, primer
ministro de Luis XVI para hacerle saber la penuria que padecía. El ministro
accedió a condición de que el hombre expresara sus deseos en dos palabras. Obediente,
el hombre dijo: “Hambre, frío”, a lo que Mazarino, volviéndose a su secretario
contestó: “Comida, ropas”, dejándonos así un valioso ejemplo de síntesis a
todos.
Mandar a la porra
Antiguamente,
en los regimientos militares el tambor mayor portaba un largo bastón al que se
llamaba porra. Se hincaba en un lugar determinado del campamento y allí se
enviaba a los soldados sancionados con el arresto. Hoy en día la frase conserva
la carga despectiva.
Marcharse a la francesa
Durante
el siglo XVIII, se puso de moda en la alta sociedad francesa la costumbre de no
despedirse al abandonar una reunión, ya que hacerlo se consideraba de mala
educación. En España se adoptó la frase para reprobar el comportamiento de
quien se ausenta sin despedida alguna.
Entrar con el pie
derecho
La
expresión hace referencia al comienzo correcto o favorable de algo. Su
procedencia fue la liturgia de la misa, ya que en los antiguos misales se
prescribía que el cura celebrante de la misa subiera las gradas del altar
iniciando el paso con el pie derecho.
Prometer el oro y el
moro
Se
emplea esta ironía cuando alguien hace una promesa exagerada o que no piensa
cumplir. Su origen se remonta al siglo XV. Cuenta la historia que el árabe
Abdalá (alcalde de la malagueña Ronda), su séquito y su sobrino Hamet fueron
apresados por un grupo de caballeros cristianos y gaditanos de Jerez. Abdalá
pagó una fuerte suma de dinero por el rescate, pero solo él fue puesto en libertad.
El suceso llegó a oídos del rey castellano Juan II, quien ordeno que el sobrino
también fuese liberado. Los captores exigieron entonces cien doblas de oro por
el rescate del cautivo. Como el rey hizo trasladar al prisionero a la corte, todos
pensaron que lo que verdaderamente interesaba al monarca era tener cerca al
moro para reclamar el oro.
Y
con esto y un bizcocho… Que tengan un buen verano.
Fuentes:
Muy Interesante.com, Errores históricos.com, blog Origen Lenguaje, Fundación de
la Lengua Española
y El historiador.es
Foto: Listas.20minutos.es
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