CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
23/11/2015
Por Eva Martínez Cabañas
Si
hoy aprendemos la diferencia entre solsticio y equinoccio, ya me doy por
contenta (yo soy la primera en confundirlos). Para ello, vamos a recordar unos sencillos
conceptos de manera exprés.
Uno:
Sabemos que el ecuador de la Tierra es un plano imaginario perpendicular al eje
de rotación del planeta que lo divide en dos partes.
Dos:
También conocemos que el Sol sale y se pone en un punto diferente cada día
debido a que el plano del ecuador de la Tierra no es paralelo al que forma el planeta al
girar alrededor del Sol.
Y
tres: Como guinda del pastel, entendemos que el cénit es el punto más alto en
el cielo con relación al observador, justo a 90º sobre él. ¿Ok?
Refrescada
nuestra memoria ya podemos decir que equinoccio es el momento del año en el que
el día y la noche duran el mismo tiempo. Esto ocurre dos veces al año: entre el
20 y el 21 de marzo (equinoccio de primavera) y entre el 22 y 23 de septiembre
(equinoccio de otoño). En estos dos días, el Sol sale exactamente por el este,
alcanza el cénit si nos encontramos en el ecuador, y se pone justo por el
oeste.
Solsticio
es el momento del año en el que el día o la noche es de mayor duración, y
también ocurre dos veces al año: el 20 o 21 de junio (en el solsticio de verano
el día es el más largo del año) y el 21 o 22 de diciembre (en el solsticio de
invierno la noche es la más larga del año).
¿Lo
tenemos claro? Equinoccio: día y noche de igual duración. Solsticio: día o
noche más largo… Fácil, fácil.
Estos
conceptos suelen ocasionarnos dudas debido a que cuando en el hemisferio norte ocurre
el solsticio de verano, en el hemisferio sur están celebrando el de invierno.
Hablando
de hemisferios... se hace saber que la idea de que el agua del lavabo gira en
sentidos opuestos en el hemisferio norte y en el sur no se debe al efecto
Coriolis, sino a las dimensiones del lavabo, su forma, la rigurosidad de su superficie,
la presión del agua en el grifo, la forma del orificio del desagüe, o al estado
de reposo del agua antes de retirar el tapón.
La
idea partía del concepto de que la
Tierra gira sobre sí misma, y que la velocidad de giro es
mayor en el Ecuador que en los polos, por lo que los cuerpos en movimiento se
desvían de la línea recta y giran hacia la derecha en el hemisferio norte, y
hacia la izquierda en el hemisferio sur. A esto se le conoce por efecto
Coriolis gracias al ingeniero y matemático francés del siglo XIX Gaspard
Gustave de Coriolis. Aunque el fenómeno influye en movimientos de grandes masas
de aire o agua (en las trayectorias de los aviones, por ejemplo o en los
cañones de artillería, que deben efectuar pequeñas correcciones si el objetivo
está a más de 100 m .
de distancia), la Tierra
gira tan lentamente que los lavabos del mundo no pueden reflejar este principio
al verter sus aguas.
Para
que el efecto Coriolis sea apreciable, el objeto debe recorrer como mínimo
cientos de metros, y el agua de nuestro lavabo apenas recorre unos centímetros.
Si observamos varios lavamanos de una misma ciudad, comprobaremos que el agua gira
en un sentido u otro dependiendo del lavabo.
Que
me voy del tema...
Ahora
que ya sabemos astronomía de andar por casa y otras cosillas curiosas, podemos
hablar de un precioso y antiquísimo observatorio solar situado en Perú, el país
del cóndor andino. Por cierto... cuando Francisco Pizarro y sus muchachos
llegaron al Nuevo Mundo (portando pocas letras y muchas armas), preguntaron a
unos nativos cómo se llamaba aquel lugar. Los indios contestaron que “Virú”,
pero los conquistadores, que no debían oír muy bien con el casco metálico,
entendieron “Perú.”
El
observatorio se encuentra localizado en el desierto ancahino, en el km. 361 de la Panamericana Norte ,
sobre la margen izquierda del río Casma, al sur del valle de San Rafael y
pertenece al distrito y provincia de Casma... pero todavía no he averiguado si
hacen buenos bocadillos por la zona.
Con
un área de 4 m2 ,
el conjunto arqueológico tuvo función de fortaleza defensiva, y también de lugar
de culto y administración. A la fortaleza se le da el nombre de Chanquillo, y el
observatorio solar es llamado de las Trece Torres, siendo el santuario
astronómico más antiguo de América. Fue construido mucho antes que los
observatorios mayas de Centroamérica o los incas de Cuzco.
El
observatorio solar está formado por trece torres alineadas de Norte a Sur, que
servían para señalar con precisión los solsticios y equinoccios, que gracias a
Dios sabemos diferenciar perfectamente. ¿Os acordáis de esos pequeños
montículos que tienen los dragones en el lomo? Lo pregunto porque el
observatorio parece un enorme dragón tumbado sobre la tierra, con las protuberancias
alineadas y fuerte piel reticulada, aunque también recuerda la almena de un
castillo medieval al que se tragó la tierra.
El
arqueólogo Iván Ghezzi afirma que su posición está relacionada con los
solsticios de junio y diciembre, la primera y última de las torres, y con el
equinoccio justo en el centro.
Pero
toda cuerda tiene dos extremos... Si ya conocemos el observatorio más antiguo,
también tendremos que saber cuál es el más moderno.
Se
trata de ALMA, y es el complejo astronómico mayor y más potente de la Tierra. Fue inaugurado
en 2013 y se encuentra en el desierto más árido del mundo, en Chile, a 40 km . de la localidad de San
Pedro de Atacama, a 2.900 m .
de altura. Sus 66 antenas están colocadas en el Llano de Chajnantor, a 5.200 m . de altitud.
El
lugar se eligió por su extrema sequedad, ya que el vapor de agua absorbe la luz
de las ondas milimétricas y submilimétricas y distorsiona las señales que
llegan del espacio. La información que captan las antenas se procesan en el
llamado un ordenador de diseño especial y llamado correlador.
Es
el resultado de una asociación de países de Europa, Norteamérica y Asia. Su
director es un experto mundial en astronomía infrarroja y submilimétrica, y el científico
jefe del observatorio ha dicho: “Los desafíos de ALMA están en la aceleración y
la expansión del universo y en cómo se formaron las galaxias y planetas. ALMA
también va a ayudarnos a entender la química del universo de forma exhaustiva”.
Los
radiotelescopios de ALMA no caparán la luz visible, sino las ondas milimétricas
y submilimétricas, por lo que pueden trabajar día y noche y podrán penetrar las
nubes de polvo.
Los
resultados volcados por el nuevo observatorio han permitido que un equipo de
astrónomos haya descubierto que las explosiones de formación estelar más
potentes del cosmos tuvieron lugar 1.000 millones de años antes de lo que se
pensaba.
Porque,
como decía la profesora Joan L. Curcio, “Zambúllete en el medio de las cosas,
ensúciate las manos, cae de rodillas y después, trata de alcanzar las
estrellas”.
Fuentes:
El mundo de Rafalillo, Arqueoastronomía, De Perú.com, El Comercio.pe, Wikipedia,
Josep Ros, Diario del Viajero, el Mundo.es, cocities.org y Alma.
Foto: Enperu.org