martes, 26 de abril de 2016

EL OJO DE HORUS Y LA GLÁNDULA PINEAL


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
25/04/2016
Por Eva Martínez Cabañas






Decía el poeta Jean-Baptiste Racine, en el siglo XVI, que No hay secreto que el tiempo no revele, y aunque a veces cuesta siglos sacar a la luz un misterio, lo cierto es que hoy en día seguimos encontrándolos en antiguas pinturas o en construcciones levantadas por culturas milenarias. Pero siempre en los rincones más bellos y en forma de símbolo.

Nos sirve como ejemplo, entre otros muchos, una de las obras más emblemáticas de la humanidad: la capilla Sixtina del Vaticano. Michelangelo Buonarroti pintó sus frescos entre 1508 y 1512 obligado por el papa Julio II.  En aquella época, el pintor contaba con treinta y tres años, y llevaba desde los diecisiete o diecinueve diseccionando cadáveres de cementerios, por lo que ya contaba con un conocimiento detallado de la anatomía humana.

Miguel Ángel se resistió a pintar la capilla debido a la corrupción de la iglesia de la época, y hasta se retrató a sí mismo torturado en las figuras del mártir San Bartolomé y el decapitado Holofernes. Porque aunque era devoto, Miguel Ángel creía en el Espiritualismo, creencia prohibida por el papa Pablo IV por sostener que el camino a Dios puede ser encontrado en comunicación directa y no solo a través de la Iglesia.

Desde 1990, varios médicos han descubierto algunos secretos en la Capilla Sixtina, observado en la Separación de la tierra y del agua la forma de un riñón (Miguel Ángel padecía de cálculos renales), o en la Separación de la luz de la oscuridad una escondida y detallada imagen de la superficie interior del tronco cerebral, pintada en el cuello de Dios. También se aprecia una imagen de la médula espinal en el pecho divino, y una de los nervios ópticos y globos oculares en su abdomen. ¡La sempiterna lucha entre ciencia y religión en forma de protesta artística!

De la misma forma, en el cerebro oculto en la Creación de Adán, y representado con las figuras que contiene la nube, se distingue perfectamente una glándula Pineal aumentada de tamaño: es el dedo divino que toca a Adán.

Se llama Pineal por su forma, ya que pinea es piña en latín y así se representa simbólicamente. Aparece en numerosas imágenes sumerias y babilónicas, en el dios griego Dionisio, en el romano Baco, o en el pelo cónico de Buda y Shiva. Así mismo, el Vaticano posee una estatua de cuatro metros de altura situada en el llamado patio de La piña del palacio de Belvedere; también aparece una piña en la plaza de San Pedro y en el bastón del papa.

Sin embargo, existe otro símbolo cuya semejanza con la glándula diseccionada es sorprendente: el Ojo de Horus. Este emblema egipcio también se conoce como Udyat, cuyo significado es el que está completo, y es un talismán al que se le atribuyen propiedades protectoras, de salud y renacimiento. El antiquísimo amuleto aparece en el Libro de los Muertos (escrito hacia el 1550 a.C.) Este libro es un texto funerario del Imperio Nuevo egipcio cuyos sortilegios mágicos tenían como objetivo ayudar a los difuntos en su viaje a la otra vida. El ojo también aparece en los Textos de los Sarcófagos, unos conjuros pintados o grabados en sarcófagos y ataúdes durante el Imperio Medio del Antiguo Egipto, y que también protegían a los fallecidos en su travesía al más allá (2100 a.C.). Pero su origen se encuentra en los antiquísimos Textos de las Pirámides (2350 a.C.), un repertorio de conjuros, encantamientos y súplicas grabados en cámaras sepulcrales de las pirámides del Imperio Antiguo.

Cuenta la leyenda que el dios Osiris tenía dos hijos: Horus y Seth, y que fue asesinado por este último. Horus quiso vengar a su padre y luchó contra su hermano sufriendo graves heridas y la pérdida del ojo izquierdo. Gracias a la intervención de Thot, dios de la sabiduría y los hechizos mágicos, el ojo de Horus fue sustituido por el mágico Udyat para que el dios pudiera recuperar la vista. Horus empleó su poderoso ojo para devolver la vida a su padre.

El ojo de Horus también es un jeroglífico. Los antiguos egipcios utilizaron un complejo sistema fraccional en diversas medidas agrarias de superficie y volumen basado en las potencias de 1/2. Para ello usaron las fracciones mayores que arrojaban las distintas partes del talismán.

Durante miles de años, los místicos orientales han atribuido un tercer ojo al ser humano, también llamado el Ojo de la Sabiduría, y este estaría localizado en la glándula Pineal, justo en mitad de nuestro cerebro.

Este pequeño órgano, también conocido como Epífisis, es una glándula de secreción interna en forma de cono que mide entre cinco y diez milímetros, y se encarga de regular nuestros ciclos de vigilia y sueño, por lo que cumple las funciones de reloj biológico. Después de la pubertad se produce una calcificación en la glándula Pineal en forma de cristales de fosfato de calcio. Es conocida por los científicos como “arenilla del cerebro”.

Está unida, vía ganglio cervical superior, a la retina formando así parte de nuestro sistema visual; y aunque está sepultada en el interior del cerebro, reacciona a la luz solar y a la artificial. Cuando llega la oscuridad, transforma la luz recibida en una secreción hormonal llamada melatonina (que participa en una gran variedad de procesos celulares, neuroendocrinos y neurofisiológicos), que a la vez procede de otra sustancia que también se encuentra en esta glándula: la serotonina. El déficit de melatonina suele ir acompañado de insomnio, depresión y aceleración del envejecimiento.

La DMT, o dimetiltriptamina, es un neurotransmisor que también se encuentra en la glándula Pineal y es el alucinógeno más potente que existe. Se produce en pequeñas cantidades cada vez que un individuo sueña y en los momentos cercanos a la muerte.

Rick Strassman, psiquiatra e investigador de la Universidad de Nuevo México, nos habla en su libro DMT: La molécula espiritual, y en varios documentales que podemos ver en Youtube, sobre este principio activo. Y lo compara con la ayahuasca amazónica, que es un potente alucinógeno utilizado por chamanes y curanderos dentro de un contexto espiritual y de sanación. Strassman solicitó voluntarios que estuvieran interesados en el proyecto científico, y el 70% de estos calificaron la experiencia como uno de los cinco aprendizajes espirituales más significativos de sus vidas.

Nos dice Strassman: Me fui interesando en la glándula Pineal como una posible fuente de algún químico alucinógeno en el cerebro. Es un órgano extremadamente misterioso y es muy pequeño. Aparentemente existe algún tipo de correspondencia visual relativo a la luz y el color en la glándula Pineal. También tiene una larga historia, en el contexto de la literatura mística. Ha sido descrito como el tercer ojo o el crown chakra y este tipo de cosas y se habla de que puede ser activado cuando se adquiere un nivel elevado de conciencia mística.

De manera esotérica, la Pineal está relacionada con el sexto chakra según la tradición védica anterior al hinduismo. En India se conoce como la Ventana de Brahma, en China la denominan el Ojo Celestial, y es llamada el Palacio Niwan por los taoístas.

El filósofo y matemático sueco René Descartes, la calificó en el siglo XIX de “tercer ojo”, al considerar que allí se asentaba el alma racional.

Existe otra leyenda que cuenta que el Creador introdujo la Pineal en nuestro organismo para poder fundirnos con Él. Sin embargo, el Portador del Mal atrofió la glándula para convertir al ser humano en esclavo.


Con el objeto de descalcificarla y abrir nuestro tercer ojo, los maestros espirituales nos aconsejan practicar una buena alimentación, meditar, escuchar música de altas frecuencias, o visualizar estereogramas; así como practicar a diario cierta filosofía de vida para permanecer en estado de armonía y paz. Om mani padme hum... La joya está en el loto, dice el famoso mantra budista. Parece fácil...

Fuentes: Blog Lo secreto y lo paranormal, Taringa.net, Wikipedia, Onirogenia Magazine, Blog Homo Universalis, y Simbolismos a través de las culturas en Facebook. Foto: Secreto-Paranormal.blogspot.com
 

martes, 19 de abril de 2016

ZANAHORIAS MORADAS, ZANAHORIAS NARANJAS


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
11/04/2016
Por Eva Martínez Cabañas


 


Como hoy vamos a hablar de zanahorias, no puedo evitar que me asalte la imagen de mi querido Bugs Bunny, y de datos como que son excelentes para la vista o que tienen gran cantidad de vitaminas. Pero hoy, con su permiso, solo vamos a hablar de su historia y de su llamativo color morado, digo naranja. 

No estoy de acuerdo con el escritor Antón Chéjov cuando dijo Me preguntan qué es la vida. Es como si me preguntaran qué es una zanahoria. Una zanahoria es una zanahoria, y no sabemos nada más. Uf, pues no hay cosas que decir sobre esta verdura… Zanahoria borracha, pan y centeno, llenando la tripa, todo está bueno, dice el refrán. 

El primer testimonio sobre el cultivo de nuestro manjar se remonta al año 3.000 a.C. (ya saben, año arriba, año abajo). Concretamente en Afganistán, y su sicodélico aspecto era anaranjado en su interior, tenía corazón amarillo, y un bonito color púrpura en su revestimiento. Hay que decir que en la antigüedad se cultivaba por sus hojas y semillas aromáticas más que por su tubérculo y, aunque pueda parecernos extraño, eso es lo que hacemos actualmente con el hinojo, el perejil o el comino. Hasta el siglo I no encontramos nuevas referencias sobre ella, donde se nos cuenta que en Grecia y Roma se solía utilizar como afrodisíaco. Fueron los comerciantes árabes quienes introdujeron sus semillas en Asia, Arabia y África, donde surgieron variedades de diferentes tonos púrpura, blanco, amarillo, verde o negro.  

En Europa vuelven a aparecer en ilustraciones del siglo VI, y conocemos que la primera zanahoria de color naranja naranja se cultivó en la Holanda en el siglo XVI, como resultado de un cruce intencionado para que su color coincidiera con el de la casa real holandesa de Orange. Cuenta la historia que el nombre de un pueblo del Sur de Francia llamado Arausio, siempre se pronunció “Aurenja”. La población fue fundada por los romanos en el año 35 a.C. y la pronunciación del lugar acabó derivando en “Orange” cuando los franceses fusionaron el francés con el latín tardío. Guillermo el Taciturno heredó su gobierno en 1544 convirtiéndose en príncipe de Orange. Con este título lideró la rebelión de los holandeses contra la corona española a finales del siglo XVI, ganando su independencia y creando la República de Holanda.

El color naranja de la zanahoria se debe a su alto contenido en carotenos. El β-caroteno es un compuesto químico natural capaz de transformarse en vitamina A dentro del intestino delgado. Como esta anaranjada variedad además posee un sabor dulce y una textura suave, terminó conquistando al resto de los europeos. Hoy en día, aunque se está recuperando el cultivo de zanahoria de otros colores para alegrar nuestros platos, lo cierto es que todavía no es fácil encontrarlas en todas las fruterías. 

Y aunque otro refrán aclame Zanahorias, no. Cosas que unten la barba quiero yo, va a tener que ser otro día, porque hoy nuestro menú es rico pero humilde. Nada de néctar y ambrosía.

Existe una anécdota muy curiosa relacionada con las zanahorias y la Segunda Guerra Mundial. 

El piloto de la RAF John Cunningham, apodado Ojos de Gato, alcanzó fama debido al número de aviones alemanes que derribó durante la noche sobre el Reino Unido. El ejército británico montó entonces una campaña en la que explicaba que Cunningham y sus compañeros del escuadrón 604 habían sido sometidos a una dieta rica en zanahorias durante varios años, y esta les había conferido una extraordinaria visión nocturna. Sin embargo, lo que realmente sucedía, era que un grupo de científicos británicos había desarrollado un sistema de radar instalado en los aviones que guiaba a sus pilotos hasta los bombarderos alemanes. Las zanahorias te mantienen sano y te ayudan a ver en los apagones, clamaba la propaganda inglesa para mantener en secreto su invento. 

Por cierto, es un mito eso de que las zanahorias nos ayudan a ver mejor en la oscuridad. La carencia de vitamina A puede provocar ceguera nocturna, pero la zanahoria tampoco es tan rica en esa vitamina. Los arándanos, albaricoques o espinacas serían una mejor opción a la hora de incrementarla en nuestra dieta.

Terminamos con este poema de Juan Cervera Sanchís de sus Sonetos de las Verdes Verduras:

Es única en verdad la zanahoria,
las glándulas lo saben, endocrinas,
ungidas de sus ricas vitaminas
y su acción saludable y meritoria.
Que es ciertamente ella promisoria
en nutritivos jugos, a las finas
hierbas, a la inglesa y, si la combinas,
con aceite y vinagre, sabe a gloria.
Umbelífera de raíz fusiforme,
la zanahoria, ¡ay! tiene su encanto
cuando su pulpa cruje entre mis dientes.
Que es de un valor nutricional enorme
ella toda, por lo que yo la canto
en versos amorosos e inocentes…

Hasta otro día.

Fuentes: Naukas.com, HistoriasSegundaGuerraMundial.com, Wikipedia, XatakaCiencia.com, VeoVerde.com, Curistoria.com. Foto: AgroHuerto.com.




ERIC ROLF Y SU MEDICINA DEL ALMA


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
18/04/2016
Por Eva Martínez Cabañas



Medicina del Alma



Me gustaría recomendaros un par de libros: La Medicina del Alma y La medicina del Alma II. Las enfermedades originales. Su autor se llama Eric Rolf. Lo publica la Editorial Gaia, tienen 183 y 99 páginas respectivamente, y su precio está entre 7,50 y 10 €.

Eric Rolf nació en Nueva York en 1936 y ha dedicado gran parte de su vida al estudio de los procesos internos relacionados con la creatividad y la comunicación. Ha sido consejero personal y mentor de un gran número de corporaciones, agencias creativas y personas como John Lennon, Yoko Ono, Paul Simon o Carlos Santana. También ha colaborado con la NASA para resolver problemas de diseño y construcción a través de la intuición.

La Medicina del Alma nos cuenta cómo la vida se comunica con nosotros y el idioma que emplea para ello.

Dice el autor: Al principio nos habla en susurros; si no somos conscientes de su mensaje, nos habla más alto; si aún no sabemos entender o no hacemos caso, nos sigue hablando más y más alto hasta que nos da un grito. Ese grito es el dolor, la enfermedad o el accidente. El cáncer es un grito bastante más alto que un resfriado.

También tiene importancia el lugar del cuerpo donde se han producido el daño. Esto nos puede decir de forma muy específica la naturaleza y el sentido del mensaje para entenderlo e integrarlo. Una dolencia en un órgano nos indica que esa parte de nuestra vida está fuera de equilibrio y por esto nos está llamando la atención. Si sabemos escuchar, la mejoría se producirá hasta que sanemos. Por ello el libro incluye un diccionario de partes del cuerpo donde podemos encontrar más información sobre la zona del cuerpo que nos está “hablando”.

Estos libros son una nueva forma de comunicarnos con nosotros mismos y con lo que vivimos. Nos abre la mente y nos muestra que la salud es un estado natural, a la vez que holístico, donde saber escucharnos cobra gran importancia para vivir de manera plena.

Rolf nos anima a hacernos preguntas del tipo ¿Cómo esta condición está impactando en mi vida total, en mis relaciones?, ¿Cómo sería mi vida de distinta, y qué sería diferente si esta condición no estuviera? ¿De qué manera esto me ofrece un beneficio? ¿Cómo podría ser también parte de la solución?

A mí me encantaron.
 

Fuentes: Libros La medicina del Alma, La medicina del Alma IIl. Las enfermedades originales, YouTube, Asociación Alameda y EricRolf.com. Foto: EricRolf.com

lunes, 4 de abril de 2016

IMPORTANTES ESPEJOS


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
04/04/2016
Por Eva Martínez Cabañas







Dice un antiguo proverbio árabe Si un hombre te dice que pareces un camello, no le hagas caso; si te lo dicen dos, mírate a un espejo.

Un buen consejo, pues nuestros semejantes y estos maravillosos artilugios nos ayudan a conocernos. Alicia atravesó uno para volver al País de las Maravillas, Umbra y Lux atravesaron otro para llegar a Bifáriam, Harry Potter veía a sus padres fallecidos en el espejo de Oesed (que leído al revés es Deseo, pues eso era lo que reflejaba), Galadriel utilizaba su espejo de oráculo en El señor de los anillos, y la madrastra más célebre de todos los cuentos infantiles consultaba al suyo para saber si seguía siendo hermosa.

El espejo en sí es tan poderoso, que en la película Gato negro, gato blanco, de Emir Kusturica, uno de los patriarcas lo utiliza junto a un conjuro gitano para suspender la boda de su nieto. De un modo elegante, añade el abuelo:

Un espejo.
Los muertos con los muertos,
los vivos con los vivos.
Los hijos con sus padres,
las madres con sus hijos.


Otros elementos también han servido de espejo, pues Narciso utilizó un lago para reflejar su imagen y enamorarse de sí mismo bajo el hechizo de Némesis, la diosa de la venganza. Y Perseo acabó con la petrificadora Medusa reflejando la imagen de la gorgona en su brillante escudo.

Escribió el poeta Antonio Machado:

Mis ojos en el espejo
son ojos ciegos que miran
los ojos con los que veo.


Por sus propiedades y una capa de aluminio en su parte trasera (antiguamente se utilizaba cobre, plata, bronce, o mercurio), un espejo de cristal refleja en su superficie plana y pulida casi toda la luz que choca contra esta. De esta manera podemos ver nuestra imagen o hacer señales gracias a la luz solar, o ampliar visualmente el espacio de una estancia, entre otras utilidades. Se atribuye su invención, en 1835, al químico alemán Justus von Liebig, ya que su técnica de fabricación permitió por fin una producción masiva.

Pero muchos siglos antes ya los utilizaban los antiguos egipcios, griegos, romanos y etruscos, chinos, e indios. Y se han hallado representaciones de estos en la antigua Mesopotamia o en la América precolombina. Se empleaban principalmente como utensilio de tocador, y los hebreos lo situaban como elemento de la fuente de metal de la entrada del Tabernáculo de la Reunión. Así, al lavarse, los sacerdotes podían ver sus imperfecciones.

Cuentan que un jovencísimo Thomas Alva Edison robó un espejo en una tienda de su ciudad y junto a este colocó todas las velas de las que disponía, duplicando ingeniosamente la luz en la habitación. De esta forma el doctor pudo operar a la madre del muchacho sin tener que esperar hasta el amanecer. La historia está repleta de espejos célebres, pero hoy vamos a recordar nada menos que una guerra originada por su causa.

En 1665 el ministro de Hacienda del gobierno francés de Luis XIV (amante del lujo y el boato), envió espías a Venecia para convencer a sus artesanos y que revelaran los secretos de la elaboración de los espejos. El objeto era establecer una industria francesa que satisficiera los deseos de la corte. En contraposición. El gobierno veneciano se lucraba considerablemente de esta práctica, así que la ciudad-estado tuvo una furiosa reacción. Al año siguiente estalló una guerra por intereses económicos donde el espionaje industrial, el asesinato y la estrategia tenían amplio campo de acción.

Los espejos fabricados en la isla de Murano se habían puesto muy de moda entre la alta sociedad europea porque su calidad superaba a otros (con color verdoso, de pequeño tamaño y que deformaban las imágenes). Pero eran tan caros que poseer espejos venecianos llegó a ser símbolo de estatus económico.

Fue en esta época cuando comenzaron a utilizarse como elemento decorativo en habitaciones principales, donde se vestían con bellos y valiosos marcos y un pie artístico que permitía su reubicación y recordar su valor. Los espejos grandes podían costar más que un retrato al óleo de un famoso pintor, pero las cortes europeas y sus nobles podían pagarlos. La industria vidriera daba trabajo a muchas familias venecianas, y los mejores clientes los fueron alemanes y holandeses.

El conocido como Consejo de los Diez (un órgano político que controlaba el comercio exterior) estableció una férrea prohibición de revelar la técnica para evitar que la pingüe fuente de ingresos les fuera arrebatada por la competencia extranjera. Así empezó una guerra encubierta.

Pierre de Bonzi, embajador francés en Venecia, convenció a algunos maestros espejeros para que abandonaran su taller en Murano y se establecieran en Francia, prometiéndoles grandes sumas de dinero y un ascenso social. El agente 007 francés del siglo XVI, llamado Jouan, monsieur Jouan, no consiguió rematar la estrategia, así que se encargó la tarea de reclutamiento a dos vidrieros italianos de nombre Giovanni Castellano y Giovanni Bormioli. Ambos se jugaban la vida. En la operación, uno de los espías franceses descubrió que el enemigo conocía sus planes y más muerto que vivo recogió a los artesanos y a varios trabajadores y huyó a medianoche, en un barco vigilado por veinticuatro hombres valerosos, armados hasta los dientes. Llegaron a Ferrara y desde allí partieron en carruaje hasta París.

Los maestros vidrieros y los operarios que los acompañaban se incorporaron a la nueva fábrica francesa instalada en el suburbio parisino de Saint-Antoine, que estaba al mando de Nicolas du Noyer.

Claro, el embajador de la República Veneciana en la corte de París, Alvise Sagredo, comunicó el hecho al Consejo de los Diez, añadiendo que solo habían conseguido producir espejos de 25 cm. Pero nuevamente se armó la de San Quintín

Por cierto, el origen de esta expresión está en una batalla entre las tropas de las coronas española y francesa en el año 1557. Debido a un fatídico error estratégico, el ejército tomó el camino de San Quintín (o Saint-Quentin) donde fueron sorprendidos y derrotados en un cruce por los españoles. El rey Felipe II mandó construir el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial para conmemorar la victoria. En la contienda murieron unos 6.000 soldados franceses y otros miles de españoles. Un saludo a Quetin Tarantino.

Volviendo a los espejos, el Consejo de los Diez dio la orden de hacer volver a los maestros artesanos y a sus operarios a toda costa. El nuevo embajador de Venecia en París, Marcantonio Giustiniani, primero les rogó, y luego los amenazó de muerte a ellos y a sus familias; así que en secreto Colbert envió un barco a Venecia y se llevó a parís a las familias de los huidos. Como respuesta, los espías venecianos persiguieron a varios de estos expertos fugados hasta Basilea, en Suiza. Como no lograron persuadirlos, envenenaron al mejor de los espejeros en una ejecución ejemplarizante. Como días después otro de los maestros sufrió síntomas de envenenamiento, los demás pidieron perdón y regresaron. 

La guerra fría terminó cuando venecianos y franceses llegaron a un acuerdo de importación, pero cinco años después los franceses dejaron de comprarlos por haber mejorado la calidad de los fabricados en su propia factoría. 

En 1679 Luis XIV decidió construir la maravillosa Galería de los Espejos en el palacio de Versalles. Como los espejos seguían siendo pequeños, se ensamblaron en paneles, y Debido al reflejo de tantos espejos, / el fuego de todos los diamantes con que la corte iba adornada / convierte la noche cerrada en tan resplandecientes como el día. Fue el francés Perrotto quien inventó el método de vertido que permitió fabricar espejos de más de 2 m. de altura. 

Dice un aforismo anónimo: La vida es como un espejo; te sonríe si la miras sonriendo. Y como me encanta Jorge Luis Borges, me permito recordar este grano de arena de su obra El Aleph:

Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó.

Dedico estas palabras al conde Drácula y a sus amigos vampiros.

Hasta otro día.


Fuentes: NationalGeographic.com.es, Wikipedia, Artiggo.com, IESLeonardoAlacant.es, MuyInteresante.com, MuyHistoria.com - Foto: Fotomúsica.net