CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
11/04/2016
Por Eva Martínez Cabañas
Como hoy vamos a hablar de zanahorias, no puedo evitar que me asalte la imagen de mi querido Bugs Bunny, y de datos como que son excelentes para la vista o que tienen gran cantidad de vitaminas. Pero hoy, con su permiso, solo vamos a hablar de su historia y de su llamativo color morado, digo naranja.
No estoy de acuerdo con el escritor Antón Chéjov cuando dijo Me preguntan qué es la vida. Es como si me preguntaran qué es una zanahoria. Una zanahoria es una zanahoria, y no sabemos nada más. Uf, pues no hay cosas que decir sobre esta verdura… Zanahoria borracha, pan y centeno, llenando la tripa, todo está bueno, dice el refrán.
El primer testimonio sobre el cultivo de nuestro manjar se remonta al año 3.000 a.C. (ya saben, año arriba, año abajo). Concretamente en Afganistán, y su sicodélico aspecto era anaranjado en su interior, tenía corazón amarillo, y un bonito color púrpura en su revestimiento. Hay que decir que en la antigüedad se cultivaba por sus hojas y semillas aromáticas más que por su tubérculo y, aunque pueda parecernos extraño, eso es lo que hacemos actualmente con el hinojo, el perejil o el comino. Hasta el siglo I no encontramos nuevas referencias sobre ella, donde se nos cuenta que en Grecia y Roma se solía utilizar como afrodisíaco. Fueron los comerciantes árabes quienes introdujeron sus semillas en Asia, Arabia y África, donde surgieron variedades de diferentes tonos púrpura, blanco, amarillo, verde o negro.
En Europa vuelven a aparecer en ilustraciones del siglo VI, y conocemos que la primera zanahoria de color naranja naranja se cultivó en la Holanda en el siglo XVI, como resultado de un cruce intencionado para que su color coincidiera con el de la casa real holandesa de Orange. Cuenta la historia que el nombre de un pueblo del Sur de Francia llamado Arausio, siempre se pronunció “Aurenja”. La población fue fundada por los romanos en el año 35 a.C. y la pronunciación del lugar acabó derivando en “Orange” cuando los franceses fusionaron el francés con el latín tardío. Guillermo el Taciturno heredó su gobierno en 1544 convirtiéndose en príncipe de Orange. Con este título lideró la rebelión de los holandeses contra la corona española a finales del siglo XVI, ganando su independencia y creando la República de Holanda.
El color naranja de la zanahoria se debe a su alto contenido en carotenos. El β-caroteno es un compuesto químico natural capaz de transformarse en vitamina A dentro del intestino delgado. Como esta anaranjada variedad además posee un sabor dulce y una textura suave, terminó conquistando al resto de los europeos. Hoy en día, aunque se está recuperando el cultivo de zanahoria de otros colores para alegrar nuestros platos, lo cierto es que todavía no es fácil encontrarlas en todas las fruterías.
Y aunque otro refrán aclame Zanahorias, no. Cosas que unten la barba quiero yo, va a tener que ser otro día, porque hoy nuestro menú es rico pero humilde. Nada de néctar y ambrosía.
Existe una anécdota muy curiosa relacionada con las zanahorias y la Segunda Guerra Mundial.
El piloto de la RAF John Cunningham, apodado Ojos de Gato, alcanzó fama debido al número de aviones alemanes que derribó durante la noche sobre el Reino Unido. El ejército británico montó entonces una campaña en la que explicaba que Cunningham y sus compañeros del escuadrón 604 habían sido sometidos a una dieta rica en zanahorias durante varios años, y esta les había conferido una extraordinaria visión nocturna. Sin embargo, lo que realmente sucedía, era que un grupo de científicos británicos había desarrollado un sistema de radar instalado en los aviones que guiaba a sus pilotos hasta los bombarderos alemanes. Las zanahorias te mantienen sano y te ayudan a ver en los apagones, clamaba la propaganda inglesa para mantener en secreto su invento.
Por cierto, es un mito eso de que las zanahorias nos ayudan a ver mejor en la oscuridad. La carencia de vitamina A puede provocar ceguera nocturna, pero la zanahoria tampoco es tan rica en esa vitamina. Los arándanos, albaricoques o espinacas serían una mejor opción a la hora de incrementarla en nuestra dieta.
Terminamos con este poema de Juan Cervera Sanchís de sus Sonetos de las Verdes Verduras:
Es única en verdad la zanahoria,
las glándulas lo saben, endocrinas,
ungidas de sus ricas vitaminas
y su acción saludable y meritoria.
Que es ciertamente ella promisoria
en nutritivos jugos, a las finas
hierbas, a la inglesa y, si la combinas,
con aceite y vinagre, sabe a gloria.
Umbelífera de raíz fusiforme,
la zanahoria, ¡ay! tiene su encanto
cuando su pulpa cruje entre mis dientes.
Que es de un valor nutricional enorme
ella toda, por lo que yo la canto
en versos amorosos e inocentes…
Hasta otro día.
Fuentes: Naukas.com, HistoriasSegundaGuerraMundial.com, Wikipedia, XatakaCiencia.com, VeoVerde.com, Curistoria.com. Foto: AgroHuerto.com.
ungidas de sus ricas vitaminas
y su acción saludable y meritoria.
Que es ciertamente ella promisoria
en nutritivos jugos, a las finas
hierbas, a la inglesa y, si la combinas,
con aceite y vinagre, sabe a gloria.
Umbelífera de raíz fusiforme,
la zanahoria, ¡ay! tiene su encanto
cuando su pulpa cruje entre mis dientes.
Que es de un valor nutricional enorme
ella toda, por lo que yo la canto
en versos amorosos e inocentes…
Hasta otro día.
Fuentes: Naukas.com, HistoriasSegundaGuerraMundial.com, Wikipedia, XatakaCiencia.com, VeoVerde.com, Curistoria.com. Foto: AgroHuerto.com.
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