sábado, 16 de junio de 2012

LA NIÑA DE LOS PECES



PENSAMIENTOS Y PAMPLINAS
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La niña de los peces





            La Niña de los Peces tiene dos pececillos inmortales que se llaman Pis y Caca.


            Anda siempre muy recta -aunque le duela la espalda-, como las bailarinas; como Bette Davis o Greta Garbo; como Coco Chanel en sus mejores tiempos.


            Sabe reír aunque no tenga trabajo. Sabe escuchar aunque tenga palabras. Y sabe ir y venir con los acontecimientos de la vida envuelta en una burbuja propia que le protege de pensamientos ajenos.


            La Niña de los Peces es guapa por dentro y por fuera. De día y de noche. A la hora que sea. Va tranquila por la vida. Con sus dedos de pianista y sus ojos del color de yo-qué-sé-de-qué-color-son-por-más-que-los-miro.


            Busca su nueva concha como un cangrejo ermitaño que ha crecido. Busca el poliedro adecuado donde establecerse y echar raíces; como árbol bueno que es.


            La niña de los peces está atada a mi propia historia por un fino hilo familiar. Y doy gracias por ello. Porque cuento con la suerte de saber que siempre está ahí, porque es de ese tipo de personas que una quiere siempre tener cerca, y porque la quiero mucho más que a la mayoría de habitantes de este planeta.


            Y no tengo más que decir porque entonces no acabaríamos nunca. Pero eso sí: si para algo he abierto este humilde espacio es para decir lo que pienso, ¿no?

            Pues ya lo sabes: ¡Te quiero, hermosa!

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