CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
04/05/2015
Por Eva Martínez Cabañas
Johann Elert Bode fue un alemán del
siglo XVIII muy conocido por sus dos aficiones preferidas: por un lado llegó a
ser un gran astrónomo. Por otro, un impostor de renombre. Y es que le
encantaban las estrellas de todos y los logros de otros en el mismo pack, según
nos cuenta el escritor y periodista Marcelo Dos Santos.
Fue miembro de la Academia de Ciencias de
Berlín, director del observatorio de la ciudad y consiguió grandes logros
propios. Elaboró la primera efemérides astronómica alemana, estudió los cúmulos
nebulares y descubrió algunos nuevos publicando una obra que llamó Catálogo
Completo de Cúmulos y Nebulosas Estelares jamás observadas hasta el momento. ¡Y
claro que no habían sido observadas! De los 75 ejemplos del libro, 25 no
existían. También descubrió el cometa C1779A1Bode, y debió tener buen sentido
del humor porque a algunas constelaciones las llamó Los honores de Federico, Oficina
tipográfica o Globo aerostático.
Bode publicó una Ley en su Manual de
Instrucciones para el Aprendizaje de los Cielos Estrellados. En aquel tiempo se
conoció como la Ley
de Bode. Actualmente su nombre es Ley de Titius-Bode.
Esta ley “predice” la existencia de
objetos celestes atendiendo a su distancia con el Sol.
El astrónomo que realmente la descubrió
se llamó Johann Daniel Titius. También era alemán. Titius no supo divulgar su descubrimiento
convenientemente y solo lo mencionó, como comentario adicional, en un libro de
astronomía que estaba traduciendo y que además no tuvo demasiado éxito. La
fórmula pasó inadvertida hasta que Bode la incluyó en su manual de astronomía.
En vez de mencionar al autor, intentó adjudicársela llamándola Ley de Bode. Al
descubrirse su intento de plagio fue obligado a reconocer la autoría de Titius,
pero el siguió llamándola Ley de Bode en sus publicaciones. El asteroide Titius
y el cráter Titius de la Luna ,
se llaman así en honor a este astrónomo.
n + 4
a = ————
10
En esta Ley, a es la distancia buscada
expresada en UA (unidades astronómicas) y n es un número regido por la
secuencia 0 3 6 12 24 48 96 192 384 768... donde cada número es el doble del
anterior. Si sumamos 4 a
cada número, 4 7 10 16 28 52 100 196 388 772... y luego lo dividimos por 10, obtendremos
0,4 0,7 1 1,6 2,8 5,2 10 19,6 38,8 77,2... ¡la distancia entre cada planeta y
el Sol en unidades astronómicas!
La formulación moderna de la Ley es más precisa a = 0,4 +
0,3 k, donde k es un número de la serie de potencias, 0 1 2 4 8 16 32 64 128
256... Si lo has entendido a la primera, eres una persona lista. Si no es así,
es que yo no lo soy.
Hay que recordar que en tiempo de Bode
todavía no se habían descubierto Urano, Neptuno y Plutón.
En la tabla de cifras resultantes que
obtenemos con la fórmula, existía un número que no encajaba. Justo entre Marte
y Júpiter. Fue por esta razón que los astrónomos de la época dudaron de su
efectividad. Debieron quedarse con la boca abierta al descubrirse Ceres en el
Cinturón de Asteroides. ¡Se encontraba justo en el sitio que predecía la
secuencia!
Al descubrirse Neptuno, los astrónomos
pudieron comprobar que el nuevo planeta burlaba totalmente la Ley de Titius, por lo que la
ciencia determinó que la ley era válida solo hasta Urano. Cuando años más tarde
se descubrió Plutón, también consultaron la tabla y encontraron que la cifra de
su distancia al Sol correspondía en realidad a la que debería haber ocupado Neptuno.
Entre los que apoyan el funcionamiento de esta ley, existe una teoría que afirma
que Neptuno en realidad es un planeta intruso que se salió de su órbita, y que se
encuentra en un lugar que realmente no le corresponde.
Con otros parámetros numéricos, la ley
de Titius es válida para los satélites de Júpiter y Urano; y también para los
de Saturno pero con algunas lagunas. En la actualidad, un estudio intenta
relacionar la Ley
de Titius con cinco sistemas exoplanetarios, con el fin de comprobar si se cumple
fuera de nuestro querido sistema solar.
Pero lo que realmente nos sorprende es
que no conocemos la base teórica que sostiene la ley. Titius dio con ella
jugando con números y, aparentemente, solo se trata de una coincidencia de
envergadura astronómica. Los expertos dicen que la explicación podría estar en la Ley de Resonancia Orbital
Gravitatoria, pero ahí no me meto…
Fuentes: Wikipedia, SEA, Más Libertad,
Astromia, UA.es
Foto: Cientecblog.com
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