sábado, 23 de mayo de 2015

PLAYAS QUE BRILLAN


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
11/05/2015
Por Eva Martínez Cabañas




Encuentro un pensamiento de William Gibson: “La marea había dejado en la playa dibujos más delicados que los de cualquier jardinero de Tokio”. Como no sé quién es William Gibson, busco en la red y descubro que es un escritor de ciencia ficción considerado el padre del cyberpunk. ¿El padre del cyberpunk afirmando cosas tan elegantes? Pues sí, y además creó el término “ciberespacio”. ¿Por qué cuento esto? Porque me derramo como el agua. Yo solo quería hablar de una playa…

En las islas Maldivas, allá en el océano Índico, existe una playa deshabitada llamada Vaadhoo, de esas que aparecen en las postales, en las fotos de las agencias de viajes o en nuestra imaginación. Pues bien, cada noche, cuando los gremlings dejan de comer, cuando los vampiros abandonan el lecho y la Luna lunera inspira a poetas y enamorados que no madrugan, entonces y solo entonces la playa comienza a brillar. Pero a brillar mucho. No solo un poco. Como en un milagro mariano, como en una película de magos, como en nuestros mejores colocones de juventud, la playa brilla como si tuviera miles de luciérnagas o microestrellas encendidas en sus aguas y arenas. Este prodigio se conoce como “Mar de estrellas” y es causado por una reacción de bioluminiscencia.

Durante el día darse un bañito en el mar es poco apetecible debido a que la marea de plancton flotante presenta un color rojizo o marrón turbio. Pero al llegar la noche el mar y la arena comienzan a brillar a causa de unos microorganismos vegetales llamados dinoflagelados y que son capaces de producir luz. La magia ocurre cuando, al ser arrastrado por el mar, este fitoplancton entra en contacto con el oxígeno, entonces resplandece como si hubiera atrapado millones de estrellas. Iluminan todo aquello con lo que entra en contacto, incluidos nuestros cuerpos, y el nombre de alguno de estos microseres es Noctiluca scintillans o Lingulondinium polyedrum. Sus destellos azules neón son tan intensos que en ocasiones iluminan a los peces que nadan alrededor.

Francamente hermoso. Precioso sin más.

La reacción química que libera cada uno de estos microorganismos se traduce en un flash intenso de luz azul que ilumina el medio donde se encuentra. Al multiplicar la reacción por billones de seres el espectáculo es manifiesto. No es una fuerza nociva, y sí una reacción más de nuestra madre naturaleza.

También puede contemplarse en otros lugares del planeta. En Puerto Rico se da en tres de las bahías de la Laguna Grande, o en las playas de Fajardo, Mosquito Bay o La Parguera. En Méjico puede contemplarse en la laguna de Manialtepec, en Oaxaca, o en la playa de Tortuguero en la ciudad de Campeche. En Australia ocurre en los lagos de Gippsland, y en Norteamérica en playas de San Diego, California.

Decía el químico Louis Pasteur que sorprendernos por algo es el primer paso de la mente hacia el descubrimiento. Así pues sorprendámonos, descubramos, desconcertémonos y disfrutemos de la vida.

Hasta otro rato.

Fuentes: ABC Viajar, Blog Secretos, enigmas y misterios, viajes.101lugaresincreibles.com
Foto: Ablturismo.com


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