CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
26/10/2015
Por Eva Martínez Cabañas
El
tiempo, que todo lo cura o mitiga, en ocasiones también nos regala segundas
oportunidades con las que redimir los finales de ciertas historias, aunque sea solo
con nuestra imaginación. En esta ocasión recuerdo a un antiguo personaje que ya
de niña me impresionaba; y lo imagino tranquilo, observando desde su encierro
en Creta el hilo azul que cose el cielo con el mar. Me estoy refiriendo al arquitecto
e inventor griego Dédalo, quien en mi fértil fantasía el tiempo entrega ahora un
artilugio sencillo, como sus alas de plumas, para volar con su hijo Ícaro. Ahora,
el joven retoma el vuelo con la experiencia que añaden los siglos, y surca el Gran
Azul en una nave de última generación en ingeniería aeronáutica que esta vez llegará
a buen puerto.
Y
es que la empresa suiza Solar Impulse
ha diseñado un prototipo de avión que cruza los cielos sin necesidad de
combustible fósil alguno. ¡Como lo oyen! El prototipo HB-SIA consigue volar
durante el día propulsado por los paneles solares que cubren sus alas, a la vez
que carga las baterías que le permiten mantenerse en el aire durante la noche,
lo que le da una autonomía casi ilimitada.
El
estilizado aeroplano tiene 63 m .
de envergadura, pesa 1.600 k. y su estructura es de fibra de carbono. Sus alas
cuentan con 12.000 células fotovoltaicas que, mediante 7 acumuladores,
proporcionan al avión la energía necesaria para volar tanto de día como de
noche ¡y sin contaminar! Su velocidad de crucero es de 70 km/h y su diseño le
permite también volar mediante planeo, lo que reduce prácticamente a 0 el
consumo eléctrico instantáneo. El almacenamiento y esa capacidad de planeo también
le permiten realizar vuelos nocturnos.
El
proyecto comenzó en 2005 y fue parcialmente financiado por empresas privadas
que también proporcionaron su experiencia tecnológica. Su presupuesto inicial
fue de 90 millones de dólares, aunque ha tenido problemas por falta de
financiación.
Los
primeros vuelos de prueba se llevaron a cabo en 2009 y 2010. Y en 2011 completó
su primer vuelo internacional recorriendo en 13 horas la distancia que separa
Duebendorf, en Suiza y de Bruselas, en Bélgica. El segundo vuelo internacional,
Bruselas-París, tuvo que posponerse debido a la mala climatología, ya que se
agotaron sus baterías por falta de luz solar. A pesar de que el viaje se llevó
a cabo unos días después con éxito, no pudo ser homologado, ya que el avión
había recargado el 40% de sus depósitos con carburante convencional durante el
primer intento.
En
2013 el avión partió de California y finalizó su viaje en Nueva York,
invirtiendo para ello 2 meses, 5 escalas y varios problemas técnicos.
Los
directores del proyecto, e intrépidos pilotos en esta aventura, se llaman Bertrand
Piccard y André Borschberg, y aseguran que la meta del invento es mejorar la
calidad de vida y cuidar el ambiente. No se me ocurren motivos mejores...
Tras
aterrizar en el aeropuerto de Nueva York, Borschberg afirmó en la conferencia
de prensa: "Lo que hace unos años era un sueño, y durante los últimos días
ha sido una realidad, es ahora historia". También contaron que ambos querían
sobrevolar la Estatua
de la Libertad ,
pero algo falló en el ala izquierda y tuvieron que adelantar el aterrizaje. A
su vez, Piccard aseguraba: "La realidad consiste en derribar las barreras
de lo imposible". ¡Así me gusta! Bellas palabras para un bello proyecto.
Los
pilotos plantean su hazaña como una cuestión más filosófica que técnica.
Piccard añadía: "Cada vez que alguien les diga que algo es imposible
pueden decirles que no es verdad. Que la realidad consiste en derribar las
barreras de lo imposible". Y añadió: "Simplemente queremos mandar a
la gente un mensaje de que toda la tecnología puede destinarse a crear un mundo
más limpio. El siglo XX fue el que el hombre conquistó el mundo. Ahora, en el
XXI, nos toca mejorar nuestra calidad de vida". Me caen bien estos chicos…
El
siguiente paso del proyecto consistió en construir un aeroplano similar al
existente pero con mejoras técnicas, y una cabina mayor para que Ícaro y Dédalo
pudieran estar más cómodos en su nuevo objetivo, que fue dar la vuelta al mundo
en 2014.
El
poeta romano Ovidio, del siglo I, dijo hablando de Dédalo e Ícaro: “¿Quién
hubiese creído, alguna vez, que el hombre llegaría a volar por los aires? Con
plumas hábilmente dispuestas y enlazadas por un hilo de lino, y uniendo las
extremidades con cera derretida al fuego, Dédalo concluye así su artística
labor”.
Querido
Ovidio, si el Sol fue el causante de derretir la cera de las alas de Ícaro, después
de veinte siglos volamos gracias a él. Así que te imagino a mi lado, con tu larga
túnica y agitando una banderita con la que recibir a los osados pilotos. Ambos
disfrutamos del espectáculo y aplaudimos el exitoso aterrizaje de padre e hijo…
Y nos preguntamos qué nos tendrá preparado el futuro. No sé tú, pero yo pienso
teletransportarme… como Umbra de Magalia.
Fuentes:
Agencia EFE, Muy Interesante, El Mundo, Solar Impulse y Wikipedia.
Foto: Ecofield.com.ar
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