lunes, 21 de octubre de 2013

SABOR AZUL CON UN LEVE TOQUE DE SI BEMOL


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
21/10/2013
Por Eva Martínez Cabañas




Olivier Messianen, compositor y organista francés del siglo XX afirmó: “Uno de los grandes dramas de mi vida consiste en decirle a la gente que veo colores cuando escucho música, y ellos no ven nada, nada en absoluto. Eso es terrible. Y ellos no me creen. Cuando escucho música yo veo colores. Los acordes se expresan en términos de color para mí. Estoy convencido de que uno pude expresar esto al público”.

Pues bien, esta increíble capacidad que poseen algunas personas se denomina sinestesia, y se entiende como la percepción de una misma cosa a través de dos sentidos diferentes. 

Sinestesia es un término que deriva de dos palabras griegas: junto y sensación. No he podido encontrar una cifra común que determine el tanto por ciento de personas que cuentan con esta facultad, pero sí puedo decir que los datos hallados no exceden del 10% de la población. 

La neurofisiología nos cuenta que los sinestésicos son personas que al ver o escuchar una imagen también perciben sensaciones gustativas o texturas determinadas reales, no figuradas. Un sinestésico puede percibir cierto sabor al tocar la superficie de un mueble, percibir que come triángulos al introducir un alimento determinado en su boca o apreciar el color amarillo junto a la letra S. Esta fusión de sentidos provoca que las palabras tengan sabor, la música sea de colores o las palabras se degusten en la boca produciendo emociones placenteras junto con la experiencia sensorial.

En algunos casos la sinestesia sucede incluso cuando alguno de los sentidos está dañado. A este fenómeno se le denomina “Colores marcianos”. El término proviene de la primera persona estudiada: un sujeto parcialmente daltónico que afirmó ver colores alienígenas tras contemplar colores desconocidos para él junto a ciertos sonidos

La mixtura sensorial es diferente y personal para cada individuo, y solo se da de forma unidireccional. Dicen los neurólogos que suele ser una condición hereditaria y no es una habilidad que pueda aprenderse o adquirirse. Los sinestésicos también suelen poseer una memoria prodigiosa que les permite recordar hechos con un nivel de detalles asombroso, así como otras habilidades poco frecuentes. Suele localizarse más a menudo en autistas y en algunos tipos de epilépticos, en artistas, personas creativas y, con mayor frecuencia, en mujeres que en hombres.

Las investigaciones muestran que la sinestesia ocurre mucho más frecuentemente de lo que se pensaba. Hay catalogados hasta sesenta tipos, y el más común el ver colores al oír o leer letras o números. Algunos poseen una profunda sensibilidad musical y pueden identificar sonidos a nivel inconsciente. Otros se deleitan visualizando muchos colores o sabores. 

El primero en hablar de ello fue el doctor G.T.L. Sachs en 1812. Él y su hermana eran albinos y también experimentaban sensaciones visuales al escuchar determinados sonidos. Sachs realizó la primera descripción de este fenómeno. Hoy en día, los estudios realizados afirman que las percepciones no se deben a un efecto de la memoria o un excesivo lenguaje metafórico, sino a un efecto sensorial real y genuino.

Al margen de esta capacidad o logro sensorial, estos efectos también pueden provocarlos algunas drogas como la mescalina, el ácido lisérgico o el LSD, que aumenta las capacidades sinestésicas del cerebro a la vez que lo destruye irremediablemente.

Nos cuentan desde la Universidad de California, en Estados Unidos, que la sinestesia se debe a una activación cruzada de áreas adyacentes del cerebro, las cuales procesan diferentes informaciones sensoriales. Este cruce se produce por un fallo en la conexión de nervios entre las distintas áreas, causado al desarrollarse el cerebro en el útero materno. 

Y tiene su origen en la infancia. Según un estudio realizado por la investigadora Daphne Maurer, todos los bebés menores de cuatro meses presentan sinestesia. Normalmente a medida que avanza el desarrollo se produce lo que ella denomina una poda neuronal, que elimina estas conexiones adyacentes. Cuando este proceso no se da o no se completa, la persona puede experimentar sinestesia. Las investigaciones también afirman que se trata de un rasgo dominante ligado al cormosoma X que nos transmite nuestra madre. 

Según el neurólogo norteamericano Richard Cytowic, esta capacidad es involuntaria y automática, ya que no se puede suprimir la experiencia. Es localizable en el espacio porque una vez establecida perdura a lo largo de los años y es consistente, genérica, duradera y de importancia emocional. 

Y es que volvemos a lo de siempre: Nuestro cerebro solo emplea un 10% de su capacidad real. Sería realmente fantástico poder contemplar el mundo de una manera holística a través de todos nuestros sentidos. Leía una vez que las palomas y los periquitos se reconocen entre ellos gracias a los colores irisados que poseen en la zona del cuello, esos que a nosotros nos recuerdan a los arcoíris de los charcos de gasoil o a las pompas de jabón.

Los humanos vemos la realidad que nos rodea de manera única y muy variada. Esto me lleva a hacer una pequeña reflexión: Sería interesante que nos escucháramos con más frecuencia los unos a los otros. Pero de una manera real y enriquecedora. Si las experiencias cambian en virtud de lo que somos capaces de percibir y la forma en que lo hacemos, las emociones y experiencias que nos provocan también son múltiples. ¿Os imagináis lo que provocaría que integrásemos con naturalidad la realidad propia de los demás junto a la nuestra? Nuestro mundo se ampliaría, sería más generoso y aprenderíamos a querernos por lo que somos. Esto los niños sí que saben hacerlo...

Por cierto, en literatura se llama sinestesia a una figura retórica que mezcla diferentes sensaciones de los sentidos para asociarlas y expresar así emociones en un poema o relato.

Rojo chillón... Canción triste... 

Y Decía Juan Ramón Jiménez, poeta español del siglo XX: 

“Dos cosas despertaron mis antojos
Extranjeras no al alma, a los sentidos:
Marino, gran pintor de los oídos,
Y Rubens, gran poeta de los ojos...”

 

EL FEÍSIMO PEZ GOTA SE ALZA CON LA VICTORIA


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
14/10/2013
Por Eva Martínez Cabañas





Atención, señoras y señores... Después de una larga deliveración por parte del jurado, se ha acordado otorgar al pez gota el título de Animal Más Feo del Mundo en su edición 2013. La Asociación de la Ciencia Británica ha anunciado su veredicto en un festival celebrado en Newcastle, Inglaterra, con un resultado de 795 votos a su favor.

La finalidad de este fantástico concurso anual es llamar la atención sobre el importante papel que juegan en el ecosistema las especies animales poco conocidas y que se encuentran en peligro de extinción. En el caso del pez gota, está desapareciendo a causa de la pesca de arrastre. Coralie Young, perteneciente a la Asociación de la Ciencia Británica, nos dice: “Es un modo simpático de recordarle a la gente la conservación de los animales”. Además nos recuerda que hay animales “no tan bellos y tiernos como los osos pandas” que también merecen nuestro respeto. Hemos de decir que en la difícil elección han participado más de 3.000 personas vía Internet, y que la página ha sido visitada por más de 88.000 interesados. Gracias a todos los participantes.

En el currículo del ganador encontramos que es natural del océano Pacífico y parte del Índico, concretamente de las profundidades abismales del mar de Australia y Tasmania. Y lo que lo hace distinto a los demás es su capacidad de soportar la presión al nadar en aguas muy profundas. Sus amigos ingleses lo llaman blobfish. Los científicos lo conocen como Psychrolutes marcidus, y los pescadores lo identifican con el nombre de pez borrón, diciendo de él que tiene cara de viejo gordo y amargado.

Su piel es rosada y gelatinosa, atributos muy característicos de las criaturas de las profundidades marinas. Su densidad es apenas mayor que la del agua; presenta una enorme nariz, no es comestible y es difícil de encontrar... pero aún así peligra su continuidad en el planeta.

Hemos de señalar que en segundo lugar quedó el kakapo, un pájaro neozelandés que no vuela y que es una mezcla de loro y búho. En el tercer puesto quedó el axolotl, un anfibio mejicano también conocido como pez andante o el Peter Pan del mar (todo un dibujo animado japonés). Otros aspirantes a tan ilustre galardón fueron el mono proboscis (feo de narices), la rana del Titicaca, también conocida como rana escroto, o la tortuga de nariz de cerdo.

Mi más sincera enhorabuena a la asociación, al ganador y a los finalistas.
 

ROCAS QUE CAMINAN PLAYAS


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
7/10/2013
Por Eva Martínez Cabañas






Como nuestro Vázquez habrá colgado una preciosísima foto que ilustre lo que quiero plantearos (ya sabéis que él prefiere un solo fotograma a mil palabras), ya os habréis hecho una ligera idea de lo que quiero contar este lunes. Que no es que quiera quitarle importancia a los extraños sucesos que ocurren en nuestra provincia (de eso ya está pendiente David), pero estas pequeñas cosas me hacen reír y me gusta compartirlas.

Pues bien. Vamos a contar cómo estas rocas provocadoras parecen decir ¡Eh, mírame! ¡Mira lo que hago…!

Y es que se mueven lentamente. Mucho más despacio que el ritmo que imprimen los caracoles al subir por el tallo. Mucho más lento que el paseo celeste del Sol hasta el ocaso; y mucho más parsimonioso que la capacidad que tienen las niñas de nuestros ojos para captar el movimiento.

Aunque, a día de hoy el movimiento de las rocas no se ha visto ni se ha filmado, estas orgullosas piedras se encargan de dejarnos testimonio de su hazaña de una forma contundente y clara: con una estela o surco medible, muy visible, y que a veces tiene forma curva o se cruza con otro surco. ¡El espectáculo es mejor que una ópera de cuatro horas!

A estas rocas se las conoce con el nombre de piedras viajeras o piedras rodantes. Se mueven lentamente por la superficie agrietada de la playa de un lago seco y, digan lo que digan, es un fenómeno geológico de lo más extraño. ¿Será que buscan a Mahoma? (perdón por el chiste). En su movimiento no intervienen humanos o animales. Tampoco el viento parece ser el responsable, ya que piedras de 300 kg necesitarían vientos de casi 300 km/h para desplazarse.

Aunque pueden encontrarse en otros lugares del planeta, el sitio emblemático para contemplar el pétreo espectáculo es Racetrack Playa, un lago seco estacional que está situado al norte de las montañas Panamint, en el parque nacional del valle de la Muerte en California, Estados Unidos.

Ahora vamos con nuestro momento “aprenda idiomas como quien no quiere la cosa”: en inglés estas piedras se conocen con el bonito nombre de sailing stones (yo las hubiera llamado Rolling Stones… Oh, yeah!) Por cierto… “playa” es el nombre que se utiliza en inglés para denominar los lagos secos.

Bueno, el caso es que en el valle de la Muerte las piedras se mueven…

Los nativos de la zona dicen que las mueven los espíritus, y los primeros exploradores y buscadores de oro opinaron que las movía algún tipo de campo magnético terrestre.

Racetrack Playa se encuentra a 1.130 m. sobre el nivel del mar, tiene 4,5 km. de longitud de norte a sur y 2 km de este a oeste. Es excepcionalmente plana, y dos islas de roca carbonatada descansan en su superficie. La playa está seca durante casi todo el año y no tienen vegetación. Tiene dos estaciones de lluvia, una en invierno y otra en verano. Y es en esta época, sobre todo en invierno, cuando el agua desciende desde las montañas hasta la playa. Se forma entonces un lago poco profundo que se evapora rápidamente y deja un lecho de barro, que cuando se seca y resquebraja forma grietas en forma de polígonos geométricos.

En este seco escenario, las rocas comienzan su actuación. Las que poseen superficies irregulares dejan surcos con estrías. Las que poseen superficies más lisas simplemente se deslizan. Dicen que, en ocasiones, una roca se da la vuelta, imprimiendo al terreno una parte diferente de sí misma que modifica el tamaño y el aspecto del rastro ¡Cómo me gustan estas cosas! ¿Cómo narices se dan la vuelta. Supongo que ahí el viento sÍ que les sopla en la oreja…

A lo largo de varios meses pueden desplazarse decenas de metros. Su estela o senda parece no responder a un patrón lógico, ya que en apariencia lo hacen en distintas direcciones, aún luego de moverse un tramo en paralelo. También presentan distinta longitud de trayecto aunque las rocas tengan un tamaño parecido. ¿Os acordáis de la tercera entrega de Piratas del Caribe, cuando las piedras de la playa cobran vida y acaban moviendo el barco de Sparrow?

El geólogo George M. Stanley desarrolló una teoría en 1955: el movimiento es consecuencia de una acción conjunta del viento, el hielo y el barro o arcilla. Cuando la fina capa de agua que cubre el lago se congela, las piedras quedan atrapadas en el hielo. Luego las placas de hielo se funden, flotan sobre una película acuosa que lubrica el contacto con la arcilla resbaladiza haciendo que todo el conjunto (aquí se incluyen las rocas) sea desplazado por el fuerte viento. Este ciclo se repite año tras año, depositando las rocas a cientos de metros de su situación original. La brevedad de estos desplazamientos hace el movimiento imperceptible.

En los años noventa se colocó dispositivos GPS en varias rocas (yo les hubiese colocado una cuerda). Esto pareció corroborar la tesis de Stanley, ya que las piedras se movieron ligeramente después de algunas tormentas.

Hala… ya nos han espachurrado el misterio…
 
Sin embargo, a estas piedras dan ganas de colocarles un dorsal con un número sobre el lomo… ¡La carrera va a comenzar, señores y señoras! ¡Apuesten por su roca preferida! Eso sí… tendremos que volver en unos meses para medir lo que se han movido.

 

ZANCADILLAS Y SUBMARINOS


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BARRICADA CULTURAL
30/09/2013






Cuando Julio Verne escribió 20.000 leguas de viaje submarino seguramente no imaginó que la historia del primer submarino real iría cargada de intrigas, héroes, villanos y gran tesón, al igual que su bella novela. En estos días se rinde homenaje a Isaac Peral con motivo del 125 aniversario de su submarino. Su historia es sorprendente, y es tan gráfica en su contenido que sobran los comentarios añadidos. Juzgad por vosotros mismos.

Isaac Peral y Caballero, nieto e hijo de marinos, fue científico, marino y teniente de navío de la Armada española. Y le debemos ser el inventor del primer submarino torpedero, al que se conoce como submarino Peral, así como una ametralladora eléctrica, un ascensor eléctrico y un varadero móvil.

Nació en el callejón de Zorrilla, en la Cartagena española de 1851 y fue hijo de Isabel y Juan Manuel. Su padre siempre estaba destinado a algún lejano lugar y su madre, con el propósito de labrar un buen futuro para su hijo, tuvo el valor de enviar una solicitud a la reina Isabel II, quien le otorgó a un Isaac de ocho años el título de aspirante de Marina y el derecho a utilizar el uniforme, siempre que se comprometiera a ingresar en la Escuela Naval en cuanto tuviera edad. Tuvo dos hermanos, Pedro y Manuel, que también se alistaron en la Armada.

Al cumplir los catorce años Isaac aprobó el examen de acceso al Colegio Naval Militar de San Fernando, donde se aplicó en aritmética, geometría, álgebra, construcción naval, maniobra, astronomía, historia naval, pilotaje, mecánica, física y máquina de vapor e historia de España. Tanto es así que consiguió el grado de guardiamarina de segunda clase y el apodo de El profundo Isaac.

El Peral adulto intervino en la Guerra de los Diez Años en Cuba y en la Tercera Guerra Carlista, por lo que fue condecorado. También destacó en trabajos científicos: escribió un tratado sobre huracanes, trabajó en los planos del canal de Simanalés, en Filipinas, realizó cartas hidrográficas y publicó trabajos sobre álgebra y geometría. Y después de veinte años navegando en toda clase de embarcaciones y mares, fue propuesto para ocuparse de las cátedras de física, química y alemán en la Academia de la Armada.

La idea del submarino surgió a raíz de que la Marina Imperial alemana amenazara con bloquear las Carolinas, las islas españolas en el Pacífico. Peral pensó que el submarino torpedero podría contrarrestar la superioridad naval de los alemanes, ya que el nuevo aparato de las profundidades (tal y como él lo llamaba) sería capaz de transportar hombres sin ser visto y combatir con torpedos al enemigo. Comunicó a sus superiores que había resuelto definitivamente el reto de la navegación submarina. Uno de sus superiores, el director de la Escuela de Ampliación, le contestó que por decírselo persona a la que tiene en gran consideración, le cree; y que viniendo de otra hubiera pensado que se trataba de una locura.

Tras un riguroso análisis del proyecto por parte de la Escuela de Ampliación se aprobó y se dio traslado del proyecto al ministro de Marina, quien recibió el proyecto con entusiasmo y declara el proyecto alto secreto militar.

La construcción se llevó a cabo en Cádiz, donde el buque fue bautizado con guasa por sus vecinos como El cacharro o El puro. Costó 300.000 pesetas, cuando el precio de un acorazado era aproximadamente de 40 millones. Sin embargo, los sucesivos ministros demostraron indiferencia o un claro interés en querer acabar con el invento.

Al morir Alfonso XII también cambió el ministro de Marina, y el proyecto del submarino quedó aparcado durante siete meses, filtrándose la noticia desde el ministerio. Los planos del submarino llegan a manos de un traficante de armas conocido como el Mercader de la Muerte.

Pero gracias al apoyo de la reina regente María Cristina, el submarino fue botado el 8 de septiembre de 1888. Una vieja fotografía nos muestra la congregación de miles de personas expectantes. Incluso se regalaron abanicos a las mujeres con el rostro de Peral y el submarino estampados. Acudieron a la botadura buques de guerra y periodistas de todo el mundo, pero curiosamente no se presentaron las autoridades españolas.

La embarcación naval medía 22 m. de eslora, y obtenía la propulsión de dos motores eléctricos de 30 caballos cada uno. La energía la suministraba una batería de más de seiscientos elementos y contaba con un tubo lanzatorpedos, tres torpedos, periscopio, un aparato de profundidades y los mecanismos necesarios para navegar en inmersión.

La expectación también fue acompañada por la falta de confianza de los altos cargos de la Armada, quienes temían hacer el ridículo ante todos: pensaban que el submarino daría vueltas como una pelota debido a su forma. Así que Peral pintó una línea con yeso en el casco y aseguró que el agua no la rebasaría. Y así fue. Tras la botadura se convirtió en un héroe nacional e internacional. Cuando visitaba Madrid tenía que salir al balcón del hotel donde se alojaba, se le obsequiaba con regalos e incluso se compusieron un vals y una opereta en su honor.

Las pruebas en el mar se llevaron a cabo a lo largo de 1889 y 1890. El submarino realizó una inmersión, siguió el rumbo fijado y lanzó torpedos, pero el gobierno canceló el proyecto por considerar que no pasaba de ser una curiosidad técnica sin mayor trascendencia, según dictaminó un informe. Y a Peral se le negó el permiso necesario para atravesar sumergido el estrecho de Gibraltar.

Isaac Peral también tuvo que enfrentarse al sabotaje. El día de la prueba del submarino acudió antes para realizar un ensayo previo y se encontró con que las pilas no funcionaban: habían reemplazado el bicromato de potasa por tinta roja. Afortunadamente la prueba pudo llevarse a cabo una vez descubierta la trampa.

Se cree que el responsable del sabotaje fue Basil Zaharoff, uno de los conocidos como mercaderes de la muerte. Zaharoff amasó durante su vida una de las mayores fortunas del mundo traficando con armas. Boicoteaba a sus competidores y corrompía a los políticos, a los que hacía declarar una guerra para venderle posteriormente sus armas a los ejércitos de ambos lados. Aún así, gozó durante toda su vida de fama y reputación, e incluso llegó a recibir doscientas medallas y títulos en treinta y un países distintos.

El mercader de la muerte trató de comprarle las patentes a Peral en Londres y, como no lo consiguió, estafó a los gobiernos de Grecia, Turquía y Rusia vendiéndoles unos submarinos falsos con propulsión a vapor, que ni siquiera podían sumergirse del todo.

El submarino de Peral sufrió un total de cuatro sabotajes durante las pruebas que realizó y, aunque el inventor logró salir airoso de cada una de ellas, Zaharoff al final consiguió lo que quería. Su influencia en la política española se debió a su relación amorosa con Mª del Pilar Muguiro y Beruete (hija de un banquero conservador y sobrina de un líder del Partido Liberal), a la que habían casado muy joven con Francisco de Borbón y Borbón (primo de Alfonso XII y que padecía debilidad mental). Pilar y Zaharoff fueron amantes durante treinta y cinco años y tuvieron tres hijas.

Como todo parecía marchar, Peral pensó en construir un sumergible más grande que el primer prototipo, pero la Historia quiso que los antiguos ministros volvieran al poder en un nuevo gobierno. El Consejo emitió un informe que descalificaba la personalidad del inventor y donde se atribuían sus logros a la casualidad. Peral solicitó una prueba notarial sobre el documento y se descubrió que presentaba adulteraciones respecto del original, pero el Consejo de Ministros lo dio por bueno.

Así que nuestro inventor no tuvo otra opción que entregar el submarino al gobierno mientras que otros países desarrollaban su idea. Al solicitar la baja definitiva en el cuerpo, la Armada ni siquiera le concedió una pensión.

Se trasladó a Madrid para operarse de un cáncer e intentó hacer llegar a la opinión pública la verdad de lo sucedido. Aunque se le vetó en cualquier medio de comunicación, finalmente consigue publicarlo en un periódico satírico, El Matute.

En la capital española creó la primera industria eléctrica, montó una fábrica de acumuladores, las primeras centrales eléctricas de España y varias empresas con el objeto de electrificar municipios. Sirva de ejemplo la Compañía Termoeléctrica de Manzanares, Ciudad Real, que fundó junto al marqués de Salinas. Y gracias a sus batería navegaron los submarinos extranjeros. El ingeniero belga Tudor se hizo cargo de su trabajo en materia eléctrica. Aún así, se cuenta que Peral pasó apuros económicos para mantener a su mujer y a sus cinco hijos.

En 1895 se traslada a Berlín para ser operado de cáncer de piel. Un descuido en las curas le producen una meningitis que acaba con su vida a los cuarenta y tres años de edad.

El submarino se abandonó en el arsenal gaditano de la Carraca, en San Fernando (Cádiz) una vez expoliado de sus elementos de valor. En 1929 Cartagena reclamó el submarino, el cual estaba expuesto en el paseo marítimo. Recientemente se está restaurando, tratándose el óxido acumulado después de varias décadas a la intemperie y eliminando las capas de pintura que lo recubrían. Las hélices pintadas con purpurina han resultado ser las originales, y los restauradores intentan recuperar el aspecto plateado que lució el día de su botadura. Una placa en la proa recuerda el nombre de los diez hombres que acompañaron a Peral en la aventura.

George Dewey, jefe de la Escuadra estadounidense que cercó Santiago de Cuba y acabó con la Armada española, aseguró: “Si España hubiese tenido un solo submarino de los inventados por Peral, yo no hubiese podido sostener el bloqueo ni veinticuatro horas”.

Y así el rumbo de la historia hubiese sido otro... Porque, en más ocasiones de las que desearíamos dejamos nuestro destino en personas que no consiguen ver más allá de su propia avaricia y mezquindad. Y me parece necesario recordar y rendir homenaje a los que apuestan por el futuro y la prosperidad de todos. Fue Sócrates el que dijo: Más escuelas y menos cárceles. Bien está, pero yo me planteo si lo que realmente necesitamos es impulsar a quienes socialmente lo merecen. Dejar el camino abierto a quienes inventan, exploran, ayudan, curan, enseñan y caminan por delante del resto. Y evitar por todos los medios que se marchen lejos por falta de ayuda y hastiados de zancadillas. Que la historia se repite, señores... Y seguirá haciéndolo hasta que aprendamos la lección. Y aunque mi intención era no hacer ningún tipo de comentario al respecto, voto a Bríos que no he sido capaz...



HOY ESPECTACULAR COMBATE: GIGANTES DE TULA VERSUS MOÁIS DE PASCUA


CIUDAD REAL DIGITAL
BARRICADA CULTURAL
23/09/2013
Por Eva Martínez Cabañas





Nos dice la Biblia, concretamente en el Génesis 6:4, “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre”.

Seguramente Goliat era uno de ellos, y aunque lo que dice la Biblia se supone que va a misa (no he podido evitar el chiste), lo cierto es que nunca se ha encontrado ninguna evidencia al respecto. Ningún fémur de dos metros en un yacimiento arqueológico, ningún cráneo descomunal… Es una lástima.

Pero sí existe una preciosa foto en Internet que muestra el esqueleto de un gigante junto a dos “diminutos” arqueólogos. La revista Nacional Geographic se vio obligada a aclarar la broma: En 2002, IronKite envió el montaje a un concurso de Photoshop que organizaba la web Worth1000.com en su sección Anomalías Científicas. El texto que acompañaba la foto aseguraba que Nacional Geographic había descubierto un esqueleto gigante perteneciente a una antigua raza de la India.

Plinio el Viejo, nos cuenta cómo en Andalucía habitaba un grupo de personas de colosales dimensiones que se dedicaba a la depredación y a la piratería. Y era tal su tamaño, que uno de ellos podía hacer zozobrar una embarcación pequeña con la única fuerza de su peso.

Otra historia cuenta que, hace miles de años, después de un diluvio llegaron a la isla de Menorca un grupo de gigantes caldeos, quienes construyeron los monumentos megalíticos de la isla.

Pues bien, dicho todo esto comienza el juego. En una esquina del cuadrilátero y con calzón rojo tenemos… ¡a los increíbles Gigantes de Tula!

Y es que, en el Estado de Hidalgo y a unos ochenta kilómetros al norte de la ciudad de México, se encuentra un lugar arqueológico conocido como Tula, perteneciente a la antigua cultura tolteca. Allí podemos visitar unas magníficas estatuas llamadas Atlantes o Gigantes de Tula.

En el siglo VIII, los toltecas después de abandonar misteriosamente la ciudad de Teotihuacán, construyeron Tollan, que fue durante muchos años el foco principal de la civilización. Su fundador se llamaba Quetzatcóalt, la Serpiente Emplumada.

Estos gigantes se encuentran en la cima plana de la pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli (no sé qué requiere más esfuerzo, si subir la pirámide o pronunciar su nombre). Las figuras son columnas de piedra de 4,5 m. de altura, formadas por cuatro bloques: piernas, vientre, pecho y cabeza, y sus ensamblajes encajan unos con otros al milímetro. En un momento dado  cayeron por tierra, pero varios arqueólogos lograron ponerlas de nuevo en pie. Están realizados en piedra basáltica y su función original fue sostener el techo de madera y paja que cubría la parte superior de la pirámide, hoy desaparecido. Están ataviados con un pectoral de mariposa o Átlati, por lo que han recibido el nombre de atlantes. Cubren sus cabeza con un tocado que representa una zona estrellada del cielo, termina en plumas y se anuda a la cabeza por la nuca. Fueron hallados en 1940 por el arqueólogo Jorge Acosta, quien los dató en el año 700, aproximadamente.

En su mano derecha cada uno de los atlantes porta un extraño objeto, identificado por los expertos como lanzadores de dardos o atl-atl, así como un manojo de dardos. Por ello estos colosos podrían ser la representación de un grupo de guerreros. Sin embargo, esta teoría no termina de encajar. Es sabido que los toltecas usaban el “atl-atl” con la mano izquierda, y no con la derecha como lo hacen los “atlantes”, y que las flechas que portan en la otra mano difícilmente pueden serlo, ya que son curvas.

De los cuatro Atlantes, el que se encuentra más a la izquierda es una copia de su original, que se encuentra en el Museo de Antropología de México D.F. Los dos centrales son originales, y el de la extrema derecha es original solo en la parte baja. La parte superior es una copia, ya que estos fragmentos no se encontraron durante las excavaciones.

Los pilares que se encuentran una línea atrás de los Atlantes, tienen la misma altura y servían igualmente para sostener el techo. Están formados por cuatro secciones y están recubiertos de relieves. Curiosamente, en uno de los pilares aparece la figura de un individuo que porta un objeto a la espalda como si se tratara de una mochila o depósito, y que maneja un objeto idéntico al que portan cada uno de los cuatro atlantes en su mano derecha. De este objeto parte una especie de llama que el individuo dirige sobre una piedra. No olvidemos que existe una teoría que atribuye origen extraterrestre a estas representaciones… Y con poderes sobrenaturales, esto se pone interesante.

En el otro extremo del cuadrilátero, y con calzón azul, tenemos a ¡los espectaculares Moái de la Isla de Pascua…!

Me imagino las caras del holandés Jacob Roggeveen y de su tripulación cuando en pleno siglo XVII se encontraron con estos gigantes.

Son de piedra monolítica y se hallan en la Isla de Pascua, también llamada Rapa Nui, en Chile. Son más de 800 y están distribuidos por toda la isla. La mayoría están labrados en toba del volcán Rano Raraku (otro nombre que se pronuncia fatal). Alrededor de 390 moáis están sin acabar, por lo que se piensa que la cantera fue abandonada repentinamente. Fueron encontrados derribados de sus plataformas, supuestamente por los pobladores de la isla.

Las estatuas llevaban en un principio unos gorros o moños de piedra roja, llamados pukao, que pesaban unas 10 toneladas cada uno y que se extraían del cráter de Puna Pau. Se desconoce cómo arrastraron y elevaron estos suplementos a tan altas cabezas.

En sus cavidades oculares solían colocarse placas de coral, simulando los ojos. Estas fueron retiradas. Algunas de ellas se han encontrado en el fondo del mar.

No sabemos a ciencia cierta el significado de estos moáis. La teoría más difundida es que fueron talladas por habitantes polinesios entre los siglos XII y XVII, como representaciones de antepasados difuntos. Debían situarse sobre plataformas ceremoniales llamadas ahu, con sus rostros hacia el interior de la isla (no sé por qué pero a mí me da que son mucho más antiguos).

Otro misterio es cómo se construyeron. Tampoco tenemos ni idea de cómo se transportaron. En 2000 se excavaron secciones de tres caminos por los que se transportaron las estatuas. Tienen una curiosa forma en V y las piedras están encajadas en agujeros tallados en el lecho de roca de la isla. Los arqueólogos piensan que estos agujeros fueron colocados allí para acomodar algún tipo de mecanismo con el que poder moverlas y salvar desniveles.

Pero todavía hay más… Hace apenas unos años se descubrió que los moáis, tienen el resto del cuerpo enterrado bajo tierra. Si ya nos parece descomunal la parte que se ve, no quiero ni imaginarme cómo será un moái completo…

Este dato ya se conocía desde 1915. Katherine y William Scoresby  dibujaron los primeros diagramas de cuerpo entero. En algunos casos tienen hasta 8 m. de profundidad. Este importante dato nos revela que la antigüedad de estas estatuas sería entonces superior a 15.000 años. Pero los moáis enterrados, además de ser de mayor tamaño, presentan inscripciones. Los arqueólogos se preguntan muchas cosas, ya que en aquel periodo no se conocía la escritura.

Otra teoría afirma que una ola gigante barrió la isla y su antigua civilización. Las estatuas no fueron enterradas, pero el paso del tiempo, el escombro y el polvo acabaron por soterrarlas. También se cree que aquí pudo estar situada la mítica Atlántida… La verdad que un tsunami explicaría que las estatuas estuvieran derribadas cuando el capitán Roggeveen llegó a Rapa Nui.

Entonces… el misterio se hace aún mayor. Si los moáis no estaban enterrados, ¿cómo se las apañaron hace 15.000 años para mover estas piezas de hasta 80 toneladas de peso? 

Todos los moáis son diferentes, aunque están tallados con ángulos rectos, nariz perfilada, facciones duras y cuerpo estilizado. En 1955 se descubrió el Tuku Turi: un moái sentado, más proporcionado anatómicamente y con nariz chata y redondeada. Esto podría demostrar la procedencia polinésica en la isla.

También se han encontrado numerosas evidencias de ceremonias y grandes cantidades de pintura. Los arqueólogos creen que los trabajadores pintaban el cuerpo completo de las estatuas. También han encontrado enterramientos humanos, así como más de 500 herramientas de piedra, confirmando así que las estatuas fueron talladas con grandes picos pesados y finas herramientas de basalto y obsidiana para los detalles. Otro hallazgo han sido los agujeros para postes lo suficientemente grandes como para ubicar el tronco de un árbol, y guías de sogas marcadas en algunas estatuas.

Así mismo, se ha descubierto recientemente un petroglifo de una canoa de estilo polinesio en una piedra situada debajo de un moái, lo cual serviría para identificarlo dentro de un grupo. Es por esto que los gigantes podrían ser jefes o representantes de familias, y no guardianes de la isla, como se creía.

Pues bien, después de hechas las presentaciones, suena la campana y en las gradas comienzan los aplausos. Yo esto no me lo pierdo. ¿Quién ganará el combate? ¿Los gigantes de Tula armados con lanzallamas extraterrestres y dardos envenenados? ¿Los impresionantes moáis con sus piernas enterradas? Eso está por verse…