lunes, 21 de octubre de 2013

HOY ESPECTACULAR COMBATE: GIGANTES DE TULA VERSUS MOÁIS DE PASCUA


CIUDAD REAL DIGITAL
BARRICADA CULTURAL
23/09/2013
Por Eva Martínez Cabañas





Nos dice la Biblia, concretamente en el Génesis 6:4, “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre”.

Seguramente Goliat era uno de ellos, y aunque lo que dice la Biblia se supone que va a misa (no he podido evitar el chiste), lo cierto es que nunca se ha encontrado ninguna evidencia al respecto. Ningún fémur de dos metros en un yacimiento arqueológico, ningún cráneo descomunal… Es una lástima.

Pero sí existe una preciosa foto en Internet que muestra el esqueleto de un gigante junto a dos “diminutos” arqueólogos. La revista Nacional Geographic se vio obligada a aclarar la broma: En 2002, IronKite envió el montaje a un concurso de Photoshop que organizaba la web Worth1000.com en su sección Anomalías Científicas. El texto que acompañaba la foto aseguraba que Nacional Geographic había descubierto un esqueleto gigante perteneciente a una antigua raza de la India.

Plinio el Viejo, nos cuenta cómo en Andalucía habitaba un grupo de personas de colosales dimensiones que se dedicaba a la depredación y a la piratería. Y era tal su tamaño, que uno de ellos podía hacer zozobrar una embarcación pequeña con la única fuerza de su peso.

Otra historia cuenta que, hace miles de años, después de un diluvio llegaron a la isla de Menorca un grupo de gigantes caldeos, quienes construyeron los monumentos megalíticos de la isla.

Pues bien, dicho todo esto comienza el juego. En una esquina del cuadrilátero y con calzón rojo tenemos… ¡a los increíbles Gigantes de Tula!

Y es que, en el Estado de Hidalgo y a unos ochenta kilómetros al norte de la ciudad de México, se encuentra un lugar arqueológico conocido como Tula, perteneciente a la antigua cultura tolteca. Allí podemos visitar unas magníficas estatuas llamadas Atlantes o Gigantes de Tula.

En el siglo VIII, los toltecas después de abandonar misteriosamente la ciudad de Teotihuacán, construyeron Tollan, que fue durante muchos años el foco principal de la civilización. Su fundador se llamaba Quetzatcóalt, la Serpiente Emplumada.

Estos gigantes se encuentran en la cima plana de la pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli (no sé qué requiere más esfuerzo, si subir la pirámide o pronunciar su nombre). Las figuras son columnas de piedra de 4,5 m. de altura, formadas por cuatro bloques: piernas, vientre, pecho y cabeza, y sus ensamblajes encajan unos con otros al milímetro. En un momento dado  cayeron por tierra, pero varios arqueólogos lograron ponerlas de nuevo en pie. Están realizados en piedra basáltica y su función original fue sostener el techo de madera y paja que cubría la parte superior de la pirámide, hoy desaparecido. Están ataviados con un pectoral de mariposa o Átlati, por lo que han recibido el nombre de atlantes. Cubren sus cabeza con un tocado que representa una zona estrellada del cielo, termina en plumas y se anuda a la cabeza por la nuca. Fueron hallados en 1940 por el arqueólogo Jorge Acosta, quien los dató en el año 700, aproximadamente.

En su mano derecha cada uno de los atlantes porta un extraño objeto, identificado por los expertos como lanzadores de dardos o atl-atl, así como un manojo de dardos. Por ello estos colosos podrían ser la representación de un grupo de guerreros. Sin embargo, esta teoría no termina de encajar. Es sabido que los toltecas usaban el “atl-atl” con la mano izquierda, y no con la derecha como lo hacen los “atlantes”, y que las flechas que portan en la otra mano difícilmente pueden serlo, ya que son curvas.

De los cuatro Atlantes, el que se encuentra más a la izquierda es una copia de su original, que se encuentra en el Museo de Antropología de México D.F. Los dos centrales son originales, y el de la extrema derecha es original solo en la parte baja. La parte superior es una copia, ya que estos fragmentos no se encontraron durante las excavaciones.

Los pilares que se encuentran una línea atrás de los Atlantes, tienen la misma altura y servían igualmente para sostener el techo. Están formados por cuatro secciones y están recubiertos de relieves. Curiosamente, en uno de los pilares aparece la figura de un individuo que porta un objeto a la espalda como si se tratara de una mochila o depósito, y que maneja un objeto idéntico al que portan cada uno de los cuatro atlantes en su mano derecha. De este objeto parte una especie de llama que el individuo dirige sobre una piedra. No olvidemos que existe una teoría que atribuye origen extraterrestre a estas representaciones… Y con poderes sobrenaturales, esto se pone interesante.

En el otro extremo del cuadrilátero, y con calzón azul, tenemos a ¡los espectaculares Moái de la Isla de Pascua…!

Me imagino las caras del holandés Jacob Roggeveen y de su tripulación cuando en pleno siglo XVII se encontraron con estos gigantes.

Son de piedra monolítica y se hallan en la Isla de Pascua, también llamada Rapa Nui, en Chile. Son más de 800 y están distribuidos por toda la isla. La mayoría están labrados en toba del volcán Rano Raraku (otro nombre que se pronuncia fatal). Alrededor de 390 moáis están sin acabar, por lo que se piensa que la cantera fue abandonada repentinamente. Fueron encontrados derribados de sus plataformas, supuestamente por los pobladores de la isla.

Las estatuas llevaban en un principio unos gorros o moños de piedra roja, llamados pukao, que pesaban unas 10 toneladas cada uno y que se extraían del cráter de Puna Pau. Se desconoce cómo arrastraron y elevaron estos suplementos a tan altas cabezas.

En sus cavidades oculares solían colocarse placas de coral, simulando los ojos. Estas fueron retiradas. Algunas de ellas se han encontrado en el fondo del mar.

No sabemos a ciencia cierta el significado de estos moáis. La teoría más difundida es que fueron talladas por habitantes polinesios entre los siglos XII y XVII, como representaciones de antepasados difuntos. Debían situarse sobre plataformas ceremoniales llamadas ahu, con sus rostros hacia el interior de la isla (no sé por qué pero a mí me da que son mucho más antiguos).

Otro misterio es cómo se construyeron. Tampoco tenemos ni idea de cómo se transportaron. En 2000 se excavaron secciones de tres caminos por los que se transportaron las estatuas. Tienen una curiosa forma en V y las piedras están encajadas en agujeros tallados en el lecho de roca de la isla. Los arqueólogos piensan que estos agujeros fueron colocados allí para acomodar algún tipo de mecanismo con el que poder moverlas y salvar desniveles.

Pero todavía hay más… Hace apenas unos años se descubrió que los moáis, tienen el resto del cuerpo enterrado bajo tierra. Si ya nos parece descomunal la parte que se ve, no quiero ni imaginarme cómo será un moái completo…

Este dato ya se conocía desde 1915. Katherine y William Scoresby  dibujaron los primeros diagramas de cuerpo entero. En algunos casos tienen hasta 8 m. de profundidad. Este importante dato nos revela que la antigüedad de estas estatuas sería entonces superior a 15.000 años. Pero los moáis enterrados, además de ser de mayor tamaño, presentan inscripciones. Los arqueólogos se preguntan muchas cosas, ya que en aquel periodo no se conocía la escritura.

Otra teoría afirma que una ola gigante barrió la isla y su antigua civilización. Las estatuas no fueron enterradas, pero el paso del tiempo, el escombro y el polvo acabaron por soterrarlas. También se cree que aquí pudo estar situada la mítica Atlántida… La verdad que un tsunami explicaría que las estatuas estuvieran derribadas cuando el capitán Roggeveen llegó a Rapa Nui.

Entonces… el misterio se hace aún mayor. Si los moáis no estaban enterrados, ¿cómo se las apañaron hace 15.000 años para mover estas piezas de hasta 80 toneladas de peso? 

Todos los moáis son diferentes, aunque están tallados con ángulos rectos, nariz perfilada, facciones duras y cuerpo estilizado. En 1955 se descubrió el Tuku Turi: un moái sentado, más proporcionado anatómicamente y con nariz chata y redondeada. Esto podría demostrar la procedencia polinésica en la isla.

También se han encontrado numerosas evidencias de ceremonias y grandes cantidades de pintura. Los arqueólogos creen que los trabajadores pintaban el cuerpo completo de las estatuas. También han encontrado enterramientos humanos, así como más de 500 herramientas de piedra, confirmando así que las estatuas fueron talladas con grandes picos pesados y finas herramientas de basalto y obsidiana para los detalles. Otro hallazgo han sido los agujeros para postes lo suficientemente grandes como para ubicar el tronco de un árbol, y guías de sogas marcadas en algunas estatuas.

Así mismo, se ha descubierto recientemente un petroglifo de una canoa de estilo polinesio en una piedra situada debajo de un moái, lo cual serviría para identificarlo dentro de un grupo. Es por esto que los gigantes podrían ser jefes o representantes de familias, y no guardianes de la isla, como se creía.

Pues bien, después de hechas las presentaciones, suena la campana y en las gradas comienzan los aplausos. Yo esto no me lo pierdo. ¿Quién ganará el combate? ¿Los gigantes de Tula armados con lanzallamas extraterrestres y dardos envenenados? ¿Los impresionantes moáis con sus piernas enterradas? Eso está por verse…




1 comentario:

  1. Vine buscando una pelea y me di cuenta que los pascuences pueden ser hasta los mismos atlantes :v

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