lunes, 24 de noviembre de 2014

EL SABIO VITRUVIO


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
24/11/2014
Por Eva Martínez Cabañas




En nuestro pequeño rincón de homenajes biográficos me gustaría recordar a un hombre que inspiró a otros. De él podemos aprender muchas cosas, ya que este maestro sabio dedicó su vejez a recopilar su saber para beneficio de los que llegarían después; e incluso un genio como Leonardo siguió sus enseñanzas. Es por esto que le doy la bienvenida: Adelante, maestro. Está usted entre amigos.

Se llamaba Marco Vitruvio Polión y fue un arquitecto, ingeniero y escritor romano que vivió en el siglo I a.C. Durante su juventud fue soldado e ingeniero del ejército romano de Julio César, y bajo sus órdenes construyó edificios, carreteras, puentes y acueductos. Al final de su vida vivió en Roma y se centró en la arquitectura civil. Julio César, y después Augusto, le ayudaron en su ancianidad con una pensión vitalicia como reconocimiento a sus servicios y esfuerzos.

Y fue en Roma donde escribió su famosa obra De Architectura, el tratado sobre arquitectura más antiguo que se conserva.

Vitruvio poseía una formación muy amplia que se refleja en su forma de escribir. Abrazando la antigua norma clásica de que el conocimiento debe ser lo más extenso posible, lo expone en su obra con naturalidad, como un maestro que pone al servicio de sus alumnos su experiencia vital.

Encontramos en su tratado los cánones contemporáneos arquitectónicos, tipos de edificios, el orden de la esfera celeste, mecánica aplicada a la ingeniería civil y militar, e incluso una descripción de la evolución humana según su punto de vista. También descubrimos temas como la construcción de edificios, órdenes materiales, técnicas decorativas, tipos de edificios, hidráulica, mecánica, gnomónica, artillería, pintura o escultura. Vitruvio describe mecanismos de guerra como catapultas, tortugas o ballestas. Así como una rueda hidráulica vertical y que el agua empujaba por debajo; y unos engranajes que cambiaban la dirección de giro y aumentaban la velocidad de las muelas. En el campo técnico también le debemos a este sabio la invención del módulo quinario para construcción de acueductos y diversas máquinas de guerra.

El tratado tuvo mucha importancia durante la Edad Media, donde se multiplicó y difundió gracias a la imprenta. El redescubrimiento de la arquitectura y de las proporciones matemáticas del cuerpo humano por Leonardo Da Vinci y otros autores medievales, sentaron las bases arquitectónicas del Renacimiento. Hoy en día

De Architectura sigue siendo una lectura obligada para arquitectos, ingenieros y curiosos. A pesar de tener más de dos milenios de existencia, su lectura es fácil y su contenido entretenido y variado. El anciano Vitruvio dedicó esta obra a su protector, el emperador Augusto.

Hojeando los distintos capítulos me sorprendo de su forma de expresarse y del amplio conocimiento de este hombre del siglo I. Dice el tratado entre otras muchas cosas:

“En Calento de la España ulterior, en Marsella de la Galia, y en Pitana de Asia se fabrican unos ladrillos, que una vez secos, no se hunden en el agua: esto parece posible, porque la tierra de que se forman será de la naturaleza de la pómez, que por ser tan ligera, después de penetrada del aire, no admite humor alguno. Así que siendo ligera y porosa la tierra, y no recibiendo en sí ninguna humedad, por grande y pequeño volumen que forme, es naturalmente sostenido del agua como la pómez. Estos ladrillos son muy útiles, porque no agravan los edificios con su peso; y cuando se hacen no les perjudican las lluvias”.

Vitruvio se explica con claridad y elegancia, como podéis ver:

“Creo haber explicado el modo de hacer las máquinas útiles y deleitables en tiempos de paz y sin sobresaltos de guerra. Explicaré ahora las reglas y simetrías para construir los escorpiones, catapultas y ballestas, maquinas inventadas para la defensa en los peligros, y necesidad de conservar la vida”.

En un pasaje de su obra, describe las cariátides encontradas por los arqueólogos en el Foro de Augusto, en Roma:

“Si , por ejemplo, en vez de columnas se colocan estatuas de mármol de mujeres vestidas con estola –que se llaman cariátides- y si superpone modillones y cornisas, deberá saber dar explicaciones a quienes pregunten. Veamos: Caria, ciudad del Peloponeso, conspiró contra los griegos con ayuda de los persas, enemigos de los griegos. Posteriormente, al verse libres tras una gloriosa victoria, los griegos, de común acuerdo, declararon la guerra a los habitantes de Caria. Una vez conquistada la ciudad y pasados a cuchillo sus habitantes, se llevaron como esclavas a sus matronas (en la antigua Roma, la matrona es la madre de una familia respetable, esposa de un patricio) sin permitir que se desprendieran de sus estolas, ni de sus distintivos. Como arquitectos, diseñaron en los edificios públicos unas estatuas de matronas que soportaran todo el peso, con el fin de transmitir a la posteridad el castigo impuestos por las ofensas de las cariátides”.

El inigualable dibujo que Leonardo Da Vinci realizó en uno de sus diarios, conocido como el Hombre de Vitruvio, está basado en las indicaciones dadas en De Architectura, siguiendo las medidas perfectas que debía presentar un edificio, pintura o escultura para que resultase armónico y bello.

Así pues, El hombre de Vitruvio es un estudio de las proporciones del cuerpo humano. En el interior de un círculo y un cuadrado, se presenta una figura masculina desnuda en dos posiciones sobreimpresas de brazos y piernas. El diseño, conocido también como Canon de las Proporciones Humanas, es considerado el mayor ejemplo de simetría del cuerpo humano, y por extensión del universo. Se conserva en la Galería de la Academia de Venecia, en Italia.

El círculo trazado alrededor del cuerpo nos posibilita realizar un cuadrado midiendo desde la planta de los pies hasta la coronilla. La medida resultante será la misma que la que encontremos entre las puntas de los dedos con los brazos extendidos.

Leonardo corrige algunas proporciones y añade otras:

“Cuatro dedos hacen una palma.
Cuatro palmas hacen un pie.
Seis palmas hacen un codo.
Cuatro codos hacen un paso.
Veinticuatro palmas hacen a un hombre”.

La basílica de Fanum, en Ordona (Italia), es la única obra conocida de Marco Vitruvio. La construyó durante el gobierno del emperador Augusto y él mismo la llama así en su obra De Architectura. Fanum significa en castellano lugar sagrado, y hoy en día se encuentra casi destruida. También construyó allí un arco de triunfo augustal que conservamos aunque modificado.

Os aconsejo que le echéis un ojo a De Architectura. Lo podéis encontrar en Internet. Está lleno de curiosidades organizadas por libros, y podéis saltaros las aclaraciones añadidas por otros, ya que la lectura del texto original es más que suficiente para hacerse una idea de cómo era este hombre y el mundo que le rodeaba.

Una vez más, gracias maestro.



Fuentes: Wikipedia, Biografías y Vidas, De Architectura de Marco Vitruvio y Vitrum.



CIUDAD REAL CÉLEBRE: GENERAL AGUILERA


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
17/11/2014
Por Eva Martínez Cabañas






El general Aguilera es Hijo Predilecto de Ciudad Real y tiene una calle a su nombre en el centro de la ciudad, la cual conecta la plaza Mayor con la del Pilar y forma parte del núcleo comercial y financiero de la ciudad. Por ella hemos paseado multitud de veces saludando a conocidos y amigos, y sin embargo solo nuestros mayores y un puñado de curiosos saben a quién homenajea su  placa azul desde las alturas.

Y eso no puede ser. En nuestra amalgama cultural vamos a hacerle un huequito a los personajes ilustres y monumentos de nuestra tierra. Solo unos poquitos datos, pero los suficientes para saber que nuestra ciudad es rica en historias y personajes interesantes.

Comenzamos con nuestro general.

Se llamaba Francisco Aguilera y Egea, y nació en Ciudad Real el 31 de marzo de 1857. Fue un militar de prestigio en una época de colonialismo y un político antidictatorial en tiempos de represión.

Alcanzó el generalato durante su participación en la Guerra de Cuba (1895-1898), siendo muy joven y por méritos de guerra. Este conflicto por la independencia de los cubanos contra el dominio español terminó con la rendición del ejército colonizador ante el avance militar estadounidense junto a los mambises, que eran los integrantes del ejército independentista cubano.

Años después ascendió a general de división en la Guerra de Marruecos, y más tarde a teniente general. En las campañas que se desarrollaron en el norte de África entre 1909 y 1914. Su brigada y posterior división solía encabezar las acciones ofensivas, y nunca sufrió una derrota.

Este enfrentamiento tuvo su origen al sublevarse las tribus y cábilas de la región montañosa del Rif contra las autoridades coloniales de España y Francia. Cábila es una palabra de origen árabe que hace referencia a las tribus de árabes y bereberes del norte de África, independientes tanto política como socialmente, así como al territorio donde se asentaban. Cada una de ellas estaba gobernada por un gobernador llamado caíd.

Las cábilas del noroeste del Magreb estaban bajo gobierno del sultán de Marruecos, aunque según contaba el embajador británico en España, Arthur Nicholson, era ficticia ya que las tribus de la zona eran independientes y belicosas. En 1909 estas tribus agredieron a los trabajadores españoles de las minas de hierro del Rif, muy próximas a Melilla, por lo que intervino el ejército español.

Nuestro general tomó parte en la Guerra de Melilla (1909), un conflicto que enfrentó a las tribus del Rif en los alrededores de esa ciudad. Su hecho más destacado fue el desastre del Barranco del Lobo, donde las tropas españolas fueron derrotadas por los rifeños. En España, las protestas contra el envío de tropas de reserva desde la península desembocaron en la llamada Semana Trágica de Barcelona, ya que la mayoría de estos reservistas eran padres de familia de clase obrera.

Y también participó en la Batalla de Tetuán, un enfrentamiento que tuvo lugar en 1859 y 1860 por la posesión de la plaza. De un lado estaba el Ejército de Marruecos, del otro el Ejército Español de África. Tras una semana de luchas la victoria fue para las tropas españolas, que controlaron así los ataques a las ciudades de Ceuta y Melilla y se hicieron con su objetivo. El general Aguilera se ocupó la plaza de Tetúan desde 1911.

El general Aguilera abandona el ejército, y en 1917 comienza su trayectoria política al ser nombrado ministro de Guerra. Un año después fue nombrado senador vitalicio, y llegó a ser presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina. Así mismo fue promotor de numerosos cambios y reformas, como la instalación en Ciudad Real del regimiento de artillería, gozando además de gran popularidad y prestigio.

Llegó al ministerio con el encargo de acabar con el problema de las Juntas de Defensa, unas organizaciones corporativas militares legalizadas durante el reinado de Alfonso XIII donde los oficiales con destino en la península ejercían presión sobre el poder civil. Intervenían activamente en la vida política, y reclamaban el aumento de sus salarios argumentando la pérdida de poder adquisitivo por la I Guerra Mundial. Así mismo solicitaban ascensos por los méritos de guerra obtenidos por sus compañeros destinados en Marruecos. Estas Juntas de Defensa militares fueron abolidas diez meses antes del golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera.

Su declive político se inicia al mantener Aguilera un duro debate con el Senado a causa del expediente derivado del Desastre de Annual y su depuración de responsabilidades. 

El desastre de Annual (1921) fue la derrota militar española en la Guerra del Rif de Marruecos por parte de las tropas de Abd el-Krim, que ocasionó 12.000 bajas en las tropas españolas (de las bajas del otro bando no tengo datos) y acabó con 12 años de presencia española en Marruecos. Esta derrota provocó una crisis política que socavó la monarquía liberal de Alfonso XIII, y fue la causa directa del golpe de Estado y de la dictadura de Miguel Primo de Rivera.

El denominado desastre fue propiciado por la actuación temeraria del general Manuel Fernández Silvestre, comandante general de la zona de Melilla y subordinado de Dámaso Berenguer, motivo por el que este último fue procesado y separado del servicio por sus responsabilidades, aunque fue amnistiado y rehabilitado tras el golpe de estado de Primo de Rivera en el año 1923. Poco después fue nombrado jefe de la Casa Militar del Rey.

En el serio encontronazo con el Senado, Francisco Aguilera apoya al ejército y concretamente al general Berenguer, ya que se depuraba responsabilidades en el ámbito militar y se exculpaba a los políticos civiles. Escribió una carta muy dura al expresidente del gobierno, Joaquín Sánchez de Toca, que se convirtió en un auténtico escándalo cuando este último la hizo pública. Más tarde tuvo otro encontronazo con otro defensor civilista, el político José Sánchez Guerra, quien le propino una sonora bofetada en público que acabó con su prestigio.

Mantuvo una oposición de hierro frente a la dictadura de Primo de Rivera, siendo uno de sus principales líderes, y llegó a convertirse en símbolo de la oposición militar hacia el gobierno en la conocida como Sanjuanada de 1926.

Este intento de levantamiento se llevó a cabo la noche de San Juan. Aguilera contó con la ayuda del coronel Segundo García, el general Domingo Baten, el teniente coronel Bermúdez de Castro, el prestigioso general Valeriano Weyler, y un grupo muy heterogéneo de fuerzas políticas e intelectuales del país como Melquíades Álvarez, el conde de Romanones, la Alianza Republicana de José Giral, Ortega y Gasset, Antonio Machado, Vicente Blasco Ibáñez y Gregorio Marañón.

Según el manifiesto lanzado, con esta protesta se pretendía salvar la monarquía, manifestar la demarcación de la corrupción política, y dar un toque de atención a la desastrosa política que practicaba el gobierno autoritario del general Primo de Rivera. Los sanjuanistas fracasaron. Sin embargo, desde su posición de militar con prestigio, Aguilera siguió alentando la conspiración contra el gobierno dictatorial.

También estuvo implicado en el levantamiento de los artilleros o Sublevación de artillería de 1929. El conflicto tuvo que ver con las mencionadas Juntas de Defensa, ya que la Artillería solo permitía el ascenso por escalafón o “escala cerrada”, y rechazaba cualquier promoción por méritos. Primo de Rivera decidió terminar con este asunto unificando el régimen de ascensos en los diversos cuerpos del Ejército.

La reacción de los artilleros no tardó en llegar, y el Primer Regimiento de Artillería Ligera, con sede en el cuartel de la Misericordia de Ciudad Real, se levantó contra el gobierno de Primo de Rivera.

El plan consistía en que, levantadas las guarniciones comprometidas (que eran veintiuna guarniciones de artillería), las fuerzas obreras se lanzarían a la huelga general y los partidos políticos se echarían a la calle. Incluso se pensó en exiliar temporalmente al rey. Pero las únicas guarniciones que se sublevaron fueron las de Ciudad Real y Valencia.

En nuestra ciudad la sublevación comenzó a las 4:30 horas de la madrugadas del 29 de enero. En pocas horas todos los edificios y puntos estratégicos estaban tomados, cortándose comunicaciones y transportes. A la mañana, los vecinos se encontraron que la ciudad estaba ocupada, pero nadie se alarmó.  El propio Primo de rivera tuvo que tragarse la pasividad de los ciudadrealeños por defender un régimen que nadie se molestó en defender.

Los sublevados ignoraban lo que pasaba en el resto de España, pero a la tarde cuatro aeroplanos sobrevolaron Ciudad Real lanzando octavillas en la que se exigía su rendición, informando que España estaba “completamente tranquila” y amenazando con un bombardeo en caso de no deponer su actitud subversiva ante el régimen.

A las 3:00 de la madrugada del día siguiente, cuando los insurrectos se habían rendido y regresado al cuartel, llegaron a Ciudad Real efectivos de los regimientos denominados de Wad Ras y León, de zapadores minadores, y de un escuadrón de lanceros de Alcalá de Henares. El levantamiento ocupó las primeras páginas de la prensa nacional e internacional.

Los militares procesados estuvieron recluidos en la Casa de Ejercicios, situada en la calle Libertad de Ciudad Real, y contigua a la iglesia de los Padres del Corazón de María.

Alejandro Zamarro, uno de los procesados, cuenta en sus memorias el suceso recordando una manifestación de mujeres.

“Uno de estos días, cuando miraba hacia la calle, vi venir un tropel de mujeres jóvenes que se detuvieron ante el convento, queriendo manifestarnos de este modo su simpático interés y hacer comprender el sentir del pueblo por nuestro gesto”.

Cuando los presos pudieron recibir visitas, la ciudad les expresó su apoyo. Escribe Zamarro:

“Hidalgamente el pueblo de Ciudad Real seguía testimoniándonos su adhesión. Recibíamos innúmeras visitas que representaban las más diversas clases sociales”.

Y en Semana Santa hubo algún detalle de solidaridad con los procesados.

“Uno de nuestros artilleros, al pasar la Dolorosa por delante de la terraza del casino, en la que estaba el general Orgaz con los jefes y oficiales de Infantería y autoridades de Ciudad Real, cantó esta saeta: A la Virgen de Dolores / le pido con devoción / que a mis jefes y oficiales / los saque de la prisión”.

El consejo de guerra se celebró en el salón de sesiones de la Diputación Provincial. Hubo numerosos defensores para los acusados, y el día 26 de mayo se leían las sentencias. Se impuso pena de muerte para el coronel Paz y los capitanes Zamarro y Marcide, reclusión perpetua para los comandantes Moltó y Goicoechea, los capitanes Herrero, Barra y Soriano, y los tenientes Sánchez Ramírez, Warleta y Méndez-Iriarte, pero el Tribunal Supremo de Justicia Militar rebajó las penas de muerte y las reclusiones perpetuas. Al día siguiente fueron trasladados a Pamplona, donde permanecieron en prisión militar hasta que el gobierno del general Berenguer los amnistió tras la dimisión de Primo de Rivera.

En 1931 Manuel Azaña, que en aquel momento era presidente del Gobierno Provisional de la recién creada II República española, nombró a Francisco Aguilera capitán general “por los eminentes servicios que ha prestado a causa de la libertad”, y poco antes de suprimir dicho cargo de la nomenclatura militar española. El general Aguilera falleció en Madrid ese mismo año, el 19 de mayo, y a los 74 años de edad.

Para saber más, el director de la Biblioteca Universitaria de Ciudad Real, Antonio Galán Gall pone a nuestra disposición su novela “Duelos (y también quebrantos) del general Pancho Aguilera”.

El autor asegura que el contenido de la novela se inspira en el libro de Francisco Alía Miranda, “Duelo De sables: el general Aguilera de ministro a conspirador contra Primo de Rivera (1917-1931)”, lo que le permitió conocer a un militar nacido en Ciudad Real, que no concordaba en absoluto con las formas de “un espadón”, aquellos generales de los siglos XIX-XX dispuestos a forzar la voluntad del gobierno.

A juicio de Antonio Galán, el general Aguilera fue un militar totalmente moderno que pensaba que el ejército tiene que estar al servicio del pueblo.

En el Museo Municipal podemos contemplar el óleo que el pintor Ángel Andrade realizó al general.



Fuentes: Wikipedia, MCN Biografías.com, la Tribuna de Ciudad Real.es, Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, Ciudad-Real.es.

sábado, 15 de noviembre de 2014

LIBRE


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
10/11/2014
Por Eva Martínez Cabañas





Fue el escritor y político cubano José Martí quien dijo en el siglo XIX: “La libertad cuesta muy cara y es necesario o resignarse a vivir sin ella o comprarla a su precio”. Y lo cito porque me gustaría contar un hecho histórico, la historia de una canción, y la de un muchacho al que le salió muy cara la libertad. Sucedió así...

En 1961, y por motivos políticos, Alemania quedó dividida en dos partes con la construcción de un muro. La parte más oriental (la socialista República Democrática Alemana o RDA) lo denominaba oficialmente Muro de Protección Antifascista. En la mitad occidental (la República Federal Alemana o RFA), y en el resto del mundo lo conocimos por otro nombre: El Muro de la Vergüenza o el Muro de Berlín.

Su construcción fue un secreto de estado de la RDA, y fue construido a instancias del partido Socialista Unificado de Alemania. Los trabajos se realizaron bajo la vigilancia de la Policía y del Ejército Popular Nacional. En junio de 1961, el presidente del Consejo de Estado (Walter Ulbricht), contestó a la pregunta de una periodista afirmando: “Entiendo su pregunta como que hay hombres en Alemania oeste que desearían que movilizáramos a los trabajadores de la construcción de la capital de la RDA para erigir un muro. No conozco la existencia de tales motivaciones, pues los obreros de la construcción de la capital emplean todas sus fuerzas principalmente en la construcción de casas. ¡Nadie tiene la intención de erigir un muro!”. Así, fue el primero en emplear el concepto “muro” dos meses antes de que se construyese.

En la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, y sin previo aviso, se levantó prácticamente entero. Solo quedó sin construir una pequeña parte fuertemente custodiada por la policía socialista. Se cerraron así los accesos a Berlín oeste. 5.000 miembros de la Policía Popular, 4.500 de las brigadas y tropas soviéticas se apostaron allí para enfrentar un posible combate en la frontera aliada.

El alcalde de la RDA, Willy Brandt, fue el único que protestó enérgicamente, convocando el 16 de agosto de 1961 una manifestación en la que participaron 300.000 berlineses occidentales.

La reacción de los aliados fue lenta. Entre las protestas internacionales, el presidente norteamericano Kennedy dijo que era “una solución poco elegante, aunque mil veces preferible a la guerra”. El primer ministro británico, Harold Macmillan afirmó que “Alemania del este detiene el flujo de refugiados y se atrinchera tras un grueso telón de acero. No se trata de nada ilegal”, por lo que a su vez Kennedy replicó que Berlín era un estado libre y envió 1.500 hombres a Berlín oeste como refuerzo. El 27 de octubre se produjo una confrontación directa entre las tropas soviéticas y las estadounidenses. Cada bando contaba con diez carros de combates, pero ambas tropas fueron retiradas al día siguiente por miedo a una guerra atómica.

Aunque Alemania oriental afirmaba que “el muro había sido levantado para proteger a su población de elementos fascistas que conspiraban para evitar la voluntad popular de construir un estado socialista”, en la práctica servía para controlar la emigración masiva de la población, la fuga de cerebros y el mercado negro. Y es que entre la década de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado, unos 3 millones de personas abandonaron Alemania oriental junto a muchos polacos y checos buscando en occidente la esperanza de un futuro mejor. A pesar del muro y la rigurosa frontera, unas 50.000 personas de Berlín oeste trabajaban sin embargo en la zona este, y se beneficiaban de las condiciones financieras de la zona comunista. Como la economía del lado oriental quedó muy debilitada, el gobierno ordenó a la Policía Popular que se ocupase de inspeccionar medios de transporte (que sacaban mercancías y refugiados a la parte occidental), contrabandistas y personas tratadas de sospechosas, por lo que las libertades se restringieron mucho más.

La muralla se extendía a lo largo de 45 km. dividiendo la ciudad de Berlín, y de otros 115 km. que separaban el resto del territorio alemán. El lado oriental estaba fuertemente custodiado por guardias fronterizos, y se requería un permiso especial para poder visitar la otra zona. Con los años fue mejorándose con regularidad. En 1975 era de hormigón armado, tenía una altura de 3,6 m. y 45.000 secciones independientes de 1,5 m. de longitud. Además, la frontera contaba con una valla de tela metálica, cables de alarma, trincheras para evitar que pasasen vehículos, una cerca de alambre de púas, más de 300 torres de vigilancia y 30 búnkers.

Fueron muchas las personas que perdieron su vida al intentar saltarlo, aunque otros sí que lo consiguieron. El número exacto de personas abatidas se desconoce, pero la Fiscalía de Berlín considera que fueron 270 (incluidas 33 que perdieron la vida a consecuencia de las minas). El Centro de Estudios Históricos de Potsdam estima que la cifra fue de 125 fallecidos en la zona del muro. Otras fuentes contabilizaron unas 5.000 fugas a Berlín oeste, 192 personas murieron por disparos al cruzar y otras 200 resultaron gravemente heridas. De la misma manera, 57 personas consiguieron escapar a través de un túnel de 145 m. de longitud cavado por los berlineses occidentales los días 3, 4 y 5 de octubre de 1964.

Pero sin duda, el intento fallido más destacado fue el de Peter Fechter, un chico berlinés de tan solo 18 años que trabajaba como obrero de la construcción. Un mes antes había cursado la solicitud para cruzar a Berlín oeste y visitar allí a su hermana Liselotte, pero le fue denegado. Entonces planeo junto a su amigo Helmut Kulbeik esconderse en un viejo taller cercano al muro, observar desde allí el movimiento de los guardias y aprovechar el momento oportuno para escalarlo y cruzar al otro lado. Y así lo hicieron.

Los guardias fronterizos del este tenían orden de disparar y abrieron fuego cuando descubrieron la fuga. Helmut lo consiguió, pero Peter fue alcanzado en la pelvis y cayó del muro por el lado oriental.

Los disparos en el centro de Berlín habían llamado la atención de cientos de curiosos que se acercaron a uno y otro lado tratando de comprender lo que estaba sucediendo. Peter gritaba pidiendo ayuda, no podía moverse y se estaba desangrando, pero durante casi una hora nadie acudió porque tanto los guardias de un lado como del otro tenían estrictamente prohibido permitir el paso a nadie. Lo único que hicieron los soldados americanos fue tirarle a Peter un botiquín, pero no le sirvió de ayuda porque no podía moverse. Los berlineses de ambos lados contemplaron impotentes la agonía del muchacho mientras le gritaban a los guardias que lo ayudasen.

Finalmente llegó el permiso a la torre de control oriental y tres guardias se adentraron en la “zona de la muerte” (el área vacía que separaba los las dos zonas). Levantaron el cuerpo prácticamente sin vida del muchacho y lo alzaron en brazos por encima de la alambrada, de vuelta a la RDA, mientras eran increpados por los gritos de “¡Asesinos! ¡Asesinos” de los ciudadanos.

La falta de asistencia al herido se atribuyó al miedo mutuo entre las dos partes del muro. Desde el lado occidental no se permitió a los transeúntes ayudarlo por miedo a un disparo. Berlín oriental también afirmó haber tenido miedo de intervenir debido a que tres días antes un soldado de la RDA había muerto por un disparo de un policía de la RFA.

Cuando el cuerpo de Peter fue recogido, uno de los guardias que habían disparado (no menos joven que la víctima), volvió la vista atrás y su mirada de pánico quedó inmortalizada en una fotografía. La foto de aquel cuerpo desangrado se convirtió en un icono de la resistencia civil.

Durante la tarde hubo protestas en la parte occidental contra la RDA y las fuerzas militares de EE.UU. a las que acusaban de pasivas. A media noche, unas 10.000 personas se manifestaban y tiraban piedras contra un autobús de tropas rusas. En los días siguientes, el canciller Konrad Adenauer escribió a Nikita Jrushchov, dirigente de la Unión Soviética, protestando porque en una gran ciudad del mundo civilizado se negara los primeros auxilios a un joven, y pidió al embajador americano que en el futuro se interviniera para ayudar a la víctima.

Cerca del lugar donde murió Peter, se colocó una cruz en el lado occidental. En el primer aniversario de su muerte, el alcalde de Berlín occidental realizó una ofrenda floral. Así mismo, en 1990 (tras la reunificación alemana), se construyó el monumento a Peter Fechter en el lugar donde cayó del lado este, y se ha convertido en un punto importante de conmemoración. También la calle donde fue disparado lleva su nombre desde 2012.

En 1997 (treinta y cinco años después del suceso) se abrió una investigación. Dos antiguos guardias de la RDA (Rolf Friedrich y Erich Schreiber) fueron acusados y hallados culpables de la muerte de Peter. Fueron condenados a un año de prisión.

El Muro de Berlín cayó en la noche del 8 y 9 de noviembre de 1989, después de 28 años en pie. El funcionario socialista Günter Schabowski anunció en una conferencia de prensa retransmitida en directo por la televisión de Alemania oriental que todas las restricciones habían sido retiradas y que los ciudadanos podrían ir al oeste sin pasaporte ni visado. Pero cometió un error: no leyó la segunda página del documento en la que se establecía que la medida entraría en vigencia al día siguiente.

Así que miles de personas corrieron ese día al muro pensando que podrían pasar. Los guardas fronterizos no estaban informados de los cambios, pero no se atrevieron a disparar. Sin una orden concreta y bajo la presión de la gente, finalmente abrieron los accesos y permitieron el paso al otro lado del muro. A la mañana siguiente hubo una verdadera avalancha de personas, y muchos de ellos habían pasado la noche junto al muro esperando la apertura de la frontera a la mañana siguiente.

Los ciudadanos de la RDA fueron recibidos con entusiasmo por los de la RFA. La euforia colectiva se retransmitió en todas las televisiones del mundo: los desconocidos lloraban y se abrazaban, los bares cercanos regalaban cerveza y todo el mundo festejaba en la calle el acontecimiento.

El 9 de noviembre los propios berlineses empezaron la destrucción del muro con picos, martillos y todo lo que tenían a su alcance. El violonchelista Mstislav Rostropovitch (exiliado al oeste) fue al muro a animar a los que lo demolían. El artista alemán Bodo Sperling promovió la idea de salvar un trozo de muro con el fin de crear una galería de arte urbano al aire libre, y varias asociaciones de artistas de ambos lados apoyaron la idea. Más de cien artistas de todo el mundo fueron invitados a pintar murales en homenaje a la libertad.

En 1990, en la Potsdamer Platx se llevó a cabo un macro concierto titulado “The Wall Live” donde participaron grandes artistas del mundo de la música. El objetivo del evento fue apoyar a la fundación “Memorial Fund For Disaster Relief”, creada para paliar los impactos de cualquier guerra o desastre natural.

Y en España (diez años después del suceso) el cantante valenciano Nino Bravo hizo muy popular la canción “Libre”. Hoy en día, el tema todavía constituye un símbolo de libertad. La canción fue compuesta por José Luis Armenteros y Pablo Herrero (excomponentes del grupo Los Relámpagos) en unos tiempos complicados también para España, precisamente por la ausencia de libertades. Si os apetece, podéis escucharla en Youtube, y por supuesto en los mejores karaokes de España.



Fuentes: El Mundo, Taringa, Wikipedia, Mi Periódico y El País.

LA TRIBU PIRO


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
03/11/2014
Por Eva Martínez Cabañas





Los piro también son conocidos como el pueblo Cujareño. Se trata de una población indígena de nómadas cazadores-recolectores que viven en la selva amazónica de Perú. Hablan un dialecto, variante del vine, conocido como lengua piro, y actualmente habitan en el Parque Nacional del Manú, en la región de Madre de Dios. Esta tribu se esconde en el interior de la selva y evita celosamente el contacto con pueblos extranjeros.  

Los antropólogos afirman que durante la estación de pesca, la tribu construye chozas de hojas de palma en la ribera de los ríos. En la estación seca se vuelven itinerantes, ya que se forman playas en los meandros de los ríos y es allí donde acampan. En esta estación las tortugas de río desovan en la arena. Los huevos son una fuente importante de proteína para los indígenas, expertos en encontrarlos y desenterrarlos.

Cuando los piro frecuentan estas playas existe mayor posibilidad de que sean vistos por madereros, foráneos o por pueblos indígenas ya contactados. Además de huevos de tortuga, se alimentan de gran variedad de carne, pescado, plátanos macho, frutos secos, bayas, raíces y larvas. Entre los animales que cazan están el tapir, el pecarí, monos y ciervos. Los piro viven según sus propias normas sociales, que incluyen el secuestro de mujeres y niños de otras tribus vecinas.

Mashco es un término despectivo que utilizó por primera vez el jesuita Manuel de Biedma Gallardo en el siglo XVII para referirse a las personas Harakmbut.

En 1894, el ejército privado de Carlos Fitzcarrald (comerciante cauchero conocido por descubrir y navegar el istmo que lleva su nombre) masacró la mayor parte de la tribu piro en la parte superior del río Manú. Los supervivientes huyeron a lugares alejados de la selva.

Pero últimamente ha aumentado el avistamientos de estos indígenas. El antropólogo Glenn Shepard, que tuvo un encuentro con los piro en 1999, afirma que se debe a la tala ilegal de la zona y a aviones de vuelo bajo relacionados con la exploración de petróleo y gas.

En 2007 un grupo de ecologistas filmó desde un helicóptero a unos 20 piro mientras sobrevolaban el Parque Nacional Alto Purús. En 2011 el Ministerio de Medio Ambiente peruano mostró un vídeo de la tribu. Y en 2012 Survival International aportó nuevas fotografías.

Se piensan que existen al sobre unos 15 pueblos indígenas en la selva amazónica peruana. Entre ellos están los cacataibo, isconahua, matsigenka, mashco-piro, mastanahua, murunahua o chitonahua, nanti y yora.

Los pueblos indígenas aislados son extremadamente vulnerables a cualquier forma de contacto con foráneos, ya que no tienen inmunidad frente a las enfermedades occidentales. Cualquier resfriado común pude matarlos fulminantemente.

Los piro y otras tribus podrían desaparecer debido a las enfermedades occidentales o por carecer de un lugar donde vivir. De la misma manera, su modo de vida y sus vida tienen poco valor para las grandes empresas. Los trabajadores de las petroleras y los madereros ilegales están invadiendo sus tierras en busca de beneficios económicos. Los poderes gubernamentales en ocasiones miran hacia otro lado o directamente otorgan derechos y poderes a estas grandes empresas.

Todo lo que sabemos acerca de estos indígenas aislados pone de manifiesto que buscan mantener su aislamiento. En las pocas ocasiones en que se les ha visto o encontrado, han dejado claro que quieren que les dejemos en paz. A veces reaccionan de forma agresiva como forma de defender su territorio o dejan señales en la selva advirtiendo a los desconocidos que se mantengan alejados. Obviamente tienen buenas razones para no querer el contacto.

Las mayores amenazas para los indígenas son los trabajadores de las empresas petroleras y los madereros ilegales que buscan caoba. Un simple contacto con ellos puede mermar la población de la tribu en un 50% debido a la transmisión de enfermedades como catarros, gripe y otras infecciones respiratorias.

Los madereros están forzado a miembros de tribus no contactadas a huir de Perú por la frontera hacia Brasil, tal y como hemos visto en fotos, vídeos,  testimonios o por utensilios encontrados. Las fotografías tomadas por el Departamento de Asuntos Indígenas de Brasil, muestran a una comunidad sana con cestos llenos de mandioca y papaya frescas de sus huertos.

Aún así los indígenas aislados colocan lanzas en forma de cruz para advertir a los foráneos que se mantengan alejados. Y suelen poderse violentos al entrar en contacto con extranjeros. Se conocen varios casos de enfrentamientos violentos, e incluso se les han llegado a atribuir alguna muerte.

La antropóloga Beatriz Huertas, quien trabaja con la agencia de asuntos indígenas de Perú, piensa que la tribu cuenta con varios cientos de integrantes en diferentes clanes. También afirma que los piro cada vez son menos aislados y que aparecen en lugares donde antes no podían verse. Cree que están disgustados porque otras personas estén sacando ventaja de los recursos en sus territorios, y es por eso que demandan objetos y alimento a las poblaciones cercanas.

¿Y qué podemos hacer para mejorar su situación?

El derecho internacional reconoce que los indígenas son dueños de sus tierras y tienen derecho a vivir en ellas de la forma que elijan. Desafortunadamente parece que estamos repitiendo los mismos errores que cometimos en el pasado.

Las leyes peruanas prohíben el contacto físico con unas 15 tribus aisladas. Se calcula que en total son unos 12.000 y 15.000 miembros. La razón principal es la seguridad de los indígenas, ya que sus sistemas inmunológicos son muy vulnerables a los gérmenes que portan otras personas.

Así mismo, la asociación no gubernamental Survival Internacional está recogiendo firmas para pedir al presidente peruano Ollanta Humala que proteja a estas tribus indígenas de la tala masiva, de empresas madereras y petroleras y de narcotraficantes.

Me estoy acordando de una película que me gusta mucho. Una peli de esas que crean conciencia social y nos muestran el mundo de frente. Se llama Los últimos días del Edén, de John McTiernan, con Sean Connery y Lorraine Bracco como protagonistas. Una historia de indígenas, desforestación, investigación médica y, como no, amor por el medio.

Yo, desde este espacio chiquitito, hago mi propio llamamiento subida a una banqueta, como hacía Mafalda. Y así grito mi mensaje: Señores de todo el mundo y todas las culturas… ¡respeto, por favor!



Fuentes: Survival, La Vanguardia, Espectador, RTVE.es, YouTube y América en el Mundo.

CIUDAD REAL CÉLEBRE: CIUDAD REAL VERSUS NAPOLEÓN


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
27/10/2014
Por Eva Martínez Cabañas




Dijo Napoleón en cierta ocasión que las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo. Mi querido emperador, ¡tomáis las de Villadiego con demasiada alegría! Haced lo que os plazca, pero sabiendo que a Ciudad Real se viene a tomar un vinito y a pasear por la plaza, no a pisar uvas sin permiso. Aquesta mujer que hoy os reta sin espada, y con dos siglos de retraso, tiene magnífico ejemplo a seguir. Por eso, parafraseando a mi maestro zen don Quijote de la Mancha, os espeto con diligencia: ¡Non fuyades, cobarde y vil criatura, que es una sola señora la que os acomete! Ah, y lo de obligar a los turistas a inclinar la cabeza ante vuestra tumba es hacer trampa, que es la voluntad del inclinado la que realmente homenajea.

En fin lo que sucede es que hace poco me he enterado, que hace mucho, tuvo lugar en Ciudad Real una batalla de la que no había oído hablar. Se conoce como Batalla por los Puentes del Guadiana de Ciudad Real o simplemente Batalla de Ciudad Real. De un lado estaban las tropas españolas, del otro las de Napoleón Bonaparte. Si queréis, contamos este cuento que ocurrió realmente y dentro del marco de la Guerra de la Independencia Española.

Pues bien, las cosas comenzaron a ponerse feas el 2 de mayo de 1808 en Madrid. Los franceses habían invadido la capital para darle gusto a su jefe Napoleón, quien coleccionaba territorios, y los madrileños lógicamente se enfadaron y se sublevaron. Desde ese momento las tropas napoleónicas se centraron en ocupar la península ibérica. Su objetivo principal era bloquear Cádiz, y someter Andalucía y Portugal para cortar el comercio con Inglaterra.

Fue entonces cuando el Ayuntamiento de Ciudad Real convocó en la Plaza Mayor a los ciudadrealeños para proclamar la lealtad de la ciudad al rey Fernando VII, que ya reza el escudo de Ciudad Real, “Mvy noble, Ciudad Real, mvy leal”. En nuestros días se ha puesto más de moda el eslogan “Ciudad Real te enamora”, pero no pienso salirme del tema. La ciudad contaba por aquel entonces con unos 7.000 vecinos.

Se colgaron en el Ayuntamiento la imágenes de la Virgen del Prado y del rey, y el Regimiento Provincial de Milicias de Ciudad Real se marchó hacia la provincia de Jaén, a defender los cerros de Bailén del avance francés hacia Andalucía, con 575 hombres al mando del capitán de infantería Vicente Nieva. En el cerro del Cerrajón, el regimiento formó parte de la 2ª División del marqués de Coupigny.

Como curiosidad hay que decir que en el batallón de Coupigny estaba alistado Baldomero Espartero desde los 15 años de edad, por lo que participó en la batalla de Bailén el que llegaría a ser general del ejército español y regente de España. Así mismo, como ayudante de campo del marqués también estaba José de San Martín, futuro líder de la independencia de Argentina, Chile y Perú.

El 19 de julio de 1908 21.000 soldados del ejército francés al mando del general Dupont, se enfrentaron a 27.000 soldados españoles a las órdenes del general Castaños. La derrota de Dupont en Bailén tuvo grandes consecuencias, ya que la noticia forzó a José I, hermano de Napoleón, a abandonar Madrid. Cuando las tropas ciudadrealeñas regresaron a casa, fueron vitoreadas por sus vecinos y homenajeadas en la parroquia de La Merced.

Otro acontecimiento importante previo a la contienda de Ciudad Real fue la Batalla de Valdepeñas, que tuvo lugar el 6 de junio de 1808. Valdepeñas contaba con 8.000 habitantes y era una de las villas más prósperas de Castilla La Nueva por ser la principal productora de vino en España. Pero su principal atractivo radicaba en el hecho de que se encontraba situada a mitad del camino real que conectaba Madrid y Andalucía. La batalla se libró en el cerro de Las Aguzaderas, se solicitó ayuda a las villas cercanas y se ocultaron a mujeres, niños y enfermos en las bodegas. Parapetaron las calles con carros y cuerdas, y enterraron clavos en la tierra para dañar a las caballerías. Los labradores se armaron con sus herramientas de trabajo, y las mujeres con útiles de cocina y agua hirviendo. Sobresalieron en la contienda la heroína local Juana La Galana, que luchó en la entrada a la villa cuerpo a cuerpo y armada con una porra; Francisco Abad Moreno, un joven conocido como El Chaleco y que tras haber perdido a su madre y hermano organizó una guerrilla; y la Fraila, viuda y santera de la ermita, que tras perder a su hijo, guerrillero de Chaleco, invitó a toda una tropa de más de 100 soldados franceses a comer y beber en la ermita. Tras tenerlos dormidos, hizo volar la ermita prendiendo la pólvora que llevaban estos y murieron todos.

Ante la dificultad de no poder hacerse con las villas del camino real, los franceses bordearon el río Guadiana hasta Ciudad Real, donde el 26 y 27 de marzo de 1809 tuvo lugar la Batalla de Ciudad Real, entre el IV Cuerpo del Ejército Imperial Francés (al mando del general Sebastiani) con 3.500 hombres. El Ejército de La Mancha (con José de Urbina, conde de Cartaojal) contaba con una tropa de 2.200 hombres con armamento muy anticuado e insuficiente. Era Semana Santa y se habían concentrado las tropas en torno a Ciudad Real, ya que el enemigo se aproximaban en contraofensiva al haber sido derrotado el ejército español en los Yébenes el día 24.

Se movilizaron partidas guerrilleras que vinieron de Ciudad Real, Miguelturra, Pozuelo de Calatrava y Carrión de Calatrava.

El general Sebastiani dividió el ejército en dos partes. Por un lado, la División de Caballería del general francés Milhaud llegó a Peralvillo a través del camino real, donde fue rechazada en los puentes fluviales del Guadiana, que daban paso a Ciudad Real. En época de la batalla el río contaba con una distancia entre orillas de unos 100 m. Pasaron el puente Nolaya con 1.000 jinetes y 4 cañones, pero el contraataque de la caballería española los hizo retroceder de nuevo hasta la aldea de Peralvillo. Consiguieron hacerse con el puente del Molino del Emperador, parapetándose dentro del molino, aunque finalmente tuvieron que retroceder de nuevo. Las tropas españolas dejaron una guardia en los 4 cañones situados en los puentes del Guadiana, y después se retiraron a Ciudad Real. Al día siguiente, el 27 de marzo de 1809, la batalla se libró a la altura del Puente Nolaya. Tras un avance, las tropas francesas fueron rechazadas de nuevo por los cañones.

En cuanto a la segunda división, estaba formada por la Caballería Polaca del ejército francés, que cruzó el puente Guadiana cercano al castillo de Calatrava y sorprendió de noche y por la espalda al Regimiento de Milicia de Ciudad Real. De esta forma cayó parte de la infantería española situada en la falda del cerro de La Atalaya.

Los franceses traspasaron las murallas de Ciudad Real liberando a los 80 prisioneros franceses, que habían sido capturados en los combates de los días anteriores, y que estaban presos en los sótanos de la Casa de la Caridad. En cuanto al ejército español, el general Cartaojal ordenó la retirada hasta Viso del Marqués. El Regimiento de Milicias de Ciudad real quedó destrozado y habiendo perdido su bandera ante el enemigo.

El general francés esperó en la Puerta de Calatrava a que los ciudadrealeños salieran a suplicarle clemencia para no tomar rehenes ni destruir la ciudad. Y así lo hizo un pequeño grupo de ciudadrealeños, pues la mayoría había huido a los montes. El general accedió, y las tropas de ocupación francesa marcharon a Miguelturra.

Una parte de la tropa de ocupación permaneció en Ciudad Real como destacamento de vigilancia, y el 3º Regimiento de Caballería de Húsares de Holanda quedó acuartelado en el Hospital de la Caridad de Ciudad Real. El 16º Regimiento de Dragones también ocupó la Casa de la Caridad, y estuvo de guarnición en Ciudad Real de manera permanente.

Para tratar de reconquistar la ciudad, en 1811 se forma un escuadrón franco de húsares de caballería con ciudadrealeños y miguelturreños, quienes combaten a los franceses a través de acciones de guerrilla. La ocupación francesa de Ciudad Real se mantuvo hasta 1813.

Y aquí acaba el resumen de la batalla. A principios del siglo XX un pastor ciudadrealeño encontró botones del ejército francés, un águila imperial y mosquetes en el que fue campo de batalla de esta contienda.

Dicen que Napoleón I pronunció en algún momento esta sentencia: “La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo”. Ahí sí te doy la razón, amigo Bonaparte.


Fuentes: Ciudadreal.wordpress.com, Ciudad Real Monumental, Wikipedia.