CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
24/11/2014
Por Eva Martínez Cabañas
En
nuestro pequeño rincón de homenajes biográficos me gustaría recordar a un
hombre que inspiró a otros. De él podemos aprender muchas cosas, ya que este maestro
sabio dedicó su vejez a recopilar su saber para beneficio de los que llegarían
después; e incluso un genio como Leonardo siguió sus enseñanzas. Es por esto
que le doy la bienvenida: Adelante, maestro. Está usted entre amigos.
Se
llamaba Marco Vitruvio Polión y fue un arquitecto, ingeniero y escritor romano que
vivió en el siglo I a.C. Durante su juventud fue soldado e ingeniero del
ejército romano de Julio César, y bajo sus órdenes construyó edificios,
carreteras, puentes y acueductos. Al final de su vida vivió en Roma y se centró
en la arquitectura civil. Julio César, y después Augusto, le ayudaron en su
ancianidad con una pensión vitalicia como reconocimiento a sus servicios y
esfuerzos.
Y
fue en Roma donde escribió su famosa obra De
Architectura, el tratado sobre arquitectura más antiguo que se conserva.
Vitruvio
poseía una formación muy amplia que se refleja en su forma de escribir. Abrazando
la antigua norma clásica de que el conocimiento debe ser lo más extenso
posible, lo expone en su obra con naturalidad, como un maestro que pone al
servicio de sus alumnos su experiencia vital.
Encontramos
en su tratado los cánones contemporáneos arquitectónicos, tipos de edificios,
el orden de la esfera celeste, mecánica aplicada a la ingeniería civil y
militar, e incluso una descripción de la evolución humana según su punto de
vista. También descubrimos temas como la construcción de edificios, órdenes
materiales, técnicas decorativas, tipos de edificios, hidráulica, mecánica, gnomónica,
artillería, pintura o escultura. Vitruvio describe mecanismos de guerra como catapultas,
tortugas o ballestas. Así como una rueda hidráulica vertical y que el agua
empujaba por debajo; y unos engranajes que cambiaban la dirección de giro y
aumentaban la velocidad de las muelas. En el campo técnico también le debemos a
este sabio la invención del módulo quinario para construcción de acueductos y
diversas máquinas de guerra.
El
tratado tuvo mucha importancia durante la Edad
Media , donde se multiplicó y difundió gracias a la imprenta.
El redescubrimiento de la arquitectura y de las proporciones matemáticas del
cuerpo humano por Leonardo Da Vinci y otros autores medievales, sentaron las bases
arquitectónicas del Renacimiento. Hoy en día
De Architectura sigue siendo una lectura obligada
para arquitectos, ingenieros y curiosos. A pesar de tener más de dos milenios
de existencia, su lectura es fácil y su contenido entretenido y variado. El
anciano Vitruvio dedicó esta obra a su protector, el emperador Augusto.
Hojeando
los distintos capítulos me sorprendo de su forma de expresarse y del amplio conocimiento
de este hombre del siglo I. Dice el tratado entre otras muchas cosas:
“En
Calento de la España
ulterior, en Marsella de la
Galia , y en Pitana de Asia se fabrican unos ladrillos, que
una vez secos, no se hunden en el agua: esto parece posible, porque la tierra
de que se forman será de la naturaleza de la pómez, que por ser tan ligera,
después de penetrada del aire, no admite humor alguno. Así que siendo ligera y
porosa la tierra, y no recibiendo en sí ninguna humedad, por grande y pequeño
volumen que forme, es naturalmente sostenido del agua como la pómez. Estos
ladrillos son muy útiles, porque no agravan los edificios con su peso; y cuando
se hacen no les perjudican las lluvias”.
Vitruvio
se explica con claridad y elegancia, como podéis ver:
“Creo
haber explicado el modo de hacer las máquinas útiles y deleitables en tiempos
de paz y sin sobresaltos de guerra. Explicaré ahora las reglas y simetrías para
construir los escorpiones, catapultas y ballestas, maquinas inventadas para la
defensa en los peligros, y necesidad de conservar la vida”.
En
un pasaje de su obra, describe las cariátides encontradas por los arqueólogos
en el Foro de Augusto, en Roma:
“Si
, por ejemplo, en vez de columnas se colocan estatuas de mármol de mujeres
vestidas con estola –que se llaman cariátides- y si superpone modillones y
cornisas, deberá saber dar explicaciones a quienes pregunten. Veamos: Caria,
ciudad del Peloponeso, conspiró contra los griegos con ayuda de los persas,
enemigos de los griegos. Posteriormente, al verse libres tras una gloriosa
victoria, los griegos, de común acuerdo, declararon la guerra a los habitantes
de Caria. Una vez conquistada la ciudad y pasados a cuchillo sus habitantes, se
llevaron como esclavas a sus matronas (en la antigua Roma, la matrona es la madre
de una familia respetable, esposa de un patricio) sin permitir que se
desprendieran de sus estolas, ni de sus distintivos. Como arquitectos,
diseñaron en los edificios públicos unas estatuas de matronas que soportaran
todo el peso, con el fin de transmitir a la posteridad el castigo impuestos por
las ofensas de las cariátides”.
El
inigualable dibujo que Leonardo Da Vinci realizó en uno de sus diarios, conocido
como el Hombre de Vitruvio, está basado en las indicaciones dadas en De Architectura, siguiendo las medidas
perfectas que debía presentar un edificio, pintura o escultura para que
resultase armónico y bello.
Así
pues, El hombre de Vitruvio es un
estudio de las proporciones del cuerpo humano. En el interior de un círculo y
un cuadrado, se presenta una figura masculina desnuda en dos posiciones
sobreimpresas de brazos y piernas. El diseño, conocido también como Canon de las Proporciones Humanas, es
considerado el mayor ejemplo de simetría del cuerpo humano, y por extensión del
universo. Se conserva en la
Galería de la
Academia de Venecia, en Italia.
El
círculo trazado alrededor del cuerpo nos posibilita realizar un cuadrado
midiendo desde la planta de los pies hasta la coronilla. La medida resultante será
la misma que la que encontremos entre las puntas de los dedos con los brazos
extendidos.
Leonardo
corrige algunas proporciones y añade otras:
“Cuatro
dedos hacen una palma.
Cuatro
palmas hacen un pie.
Seis
palmas hacen un codo.
Cuatro
codos hacen un paso.
Veinticuatro
palmas hacen a un hombre”.
La
basílica de Fanum, en Ordona (Italia), es la única obra conocida de Marco
Vitruvio. La construyó durante el gobierno del emperador Augusto y él mismo la
llama así en su obra De Architectura.
Fanum significa en castellano lugar sagrado, y hoy en día se encuentra casi
destruida. También construyó allí un arco de triunfo augustal que conservamos
aunque modificado.
Os
aconsejo que le echéis un ojo a De
Architectura. Lo podéis encontrar en Internet. Está lleno de curiosidades
organizadas por libros, y podéis saltaros las aclaraciones añadidas por otros,
ya que la lectura del texto original es más que suficiente para hacerse una
idea de cómo era este hombre y el mundo que le rodeaba.
Una
vez más, gracias maestro.
Fuentes:
Wikipedia, Biografías y Vidas, De Architectura de Marco Vitruvio y Vitrum.