CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
22/06/2015
Por Eva Martínez Cabañas
Dice la leyenda que una gigantesca, misteriosa, escurridiza y prehistórica criatura habita las aguas dulces del lago Ness, cerca de la ciudad de Inverness, en Escocia.
Ya en su día el filósofo Nietzsche nos advirtió que “Quien con monstruos
lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo, ya que cuando miras largo
tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti”, y como somos gente
cautelosa hemos escuchado al sabio, desdeñado la lucha, y hemos convertido a
nuestro desconocido amigo en mascota imaginaria. Ahora ya podemos ir en su busca
provistos de red cazamariposas y cámara de fotos…
En este discurrir, los científicos se llevan las manos a la cabeza diciendo
que no hay pruebas convincentes, los lugareños nos venden sus souvenirs de
peluche, los buscadores de misterios llenan sus programas y blogs de palabras,
los más intrépidos se calzan sus trajes de neopreno, y los más equipados nos
muestran sus radares de alta tecnología. Pero gracias a todos ellos, los niños
y niñas del mundo conocemos el cuento del monstruo Nessie, que vive feliz en un
lago y sin querer cuentas con los humanos.
El escritor Gastón Leroux, también tenía un monstruo al que llamaba “El
fantasma de la ópera”, y decía en una preciosa novela: “El monstruo había huido
por el caño de desagüe, también como los gatos o como los presidiarios, que
serían capaces de escalar el cielo valiéndose de un caño de lluvia”. Y es que
los monstruos siempre escapan... El caso es que llevamos más de 1.500 años
hablando de esta legendaria criatura que habita en el saber colectivo: si no
existe, la hemos hecho realidad.
La referencia más antigua que tenemos de nuestro acuático amigo o amiga
se encuentra en el manuscrito “La vida de San Columba”, un documento histórico del
siglo VI (sí… del siglo 6) que se guarda en la biblioteca Stadtbibliothek de
Schaffhausen, en Suiza.
Con bella caligrafía narra en dos columnas cómo en el año 565 Columba de
Iona había salvado a alguien que supuestamente estaba siendo atacado por un
animal en el lago. En las páginas 74 y 75 aparece en color rojo una referencia
a la aquatilis bestiae, o bestia de agua. En la cuarta línea de la columna de
la derecha se observan las palabras “fluvii” y “nesa”, que hacen referencia al
río Ness, y el relato termina en la siguiente página hablando de la necesidad
de alejar cierto monstruo de agua por medio de la virtud de la oración del
hombre bendecido… Por cierto, Columba de Iona, o San Columba, fue uno de los
monjes misioneros gaélicos que introdujeron el cristianismo en Escocia a
principios de la Edad Media. Hoy es el patrón de los escoceses.
Seguimos…
En 1868, el periódico Inverness Courier fue el primero en hacer
referencia a los rumores existentes sobre de la existencia de un “pez enorme u
otra criatura” en las profundidades del lago.
En 1930, el periódico Northern Chronicle publicó una noticia titulada
“Una extraña experiencia en el lago Ness” contando cómo dos pescadores habían
visto un extraño animal.
En 1923, K. MacDonald dijo haber visto una criatura parecida a un
cocodrilo en el lago Ness.
En 1933, el periódico Inverness Courier publicó la noticia de que una pareja
local había visto “un enorme animal rodando y hundiéndose en la superficie”. De
este artículo surgió la palabra “monstruo”, elegida por el editor y se armó un
gran revuelo. Las editoriales de Londres enviaron reporteros a Escocia, y un
circo ofreció una recompensa de 20.000 libras esterlinas a quien lo capturase.
Ese mismo año, A.H. Palmer afirmó haberlo visto y lo describió con
precisión: una criatura con la cabeza al ras del agua, boca de entre 30 y 45 centímetros que
se abría y cerraba.
Poco después del estreno de la película King Kong, una pareja de
turistas, los Spicer, describieron a Messi, digo Nessie, como un monstruo
prehistórico.
Y entonces llegó la foto...
El cirujano R.K. Wilson la tomó en 1934. En ella se ve una enorme
criatura de largo cuello que se asoma en el agua. En 1994, Marmaduke Wetherell confesó
haber falsificado la fotografía como empleado del periódico Daily Mail,
afirmando que habían utilizado el nombre de Wilson para darle credibilidad a la
imagen. (Eso está muy feo, chico...) Sin embargo, era demasiado tarde para dar
la vuelta: la leyenda había tomado la calle con aquella “evidencia absoluta”.
En su lecho de muerte, Chris Spurling, especialista en escultura y yerno
de Wetherell, confirmó el fraude. El montaje se trataba de arcilla pegada a un
submarino de juguete, y surgió a raíz de una venganza de Wetherell contra su
periódico (que lo había enviado a buscar un monstruo imaginario y por lo que
había sido ridiculizado públicamente). Ian, el hijo de Wetherell, compró el
material para las fotos, y Maurice Chambers, agente de seguros, fue quien llamó
al cirujano Robert Wilson para que publicara las fotografías…
Luego pasaron setenta y nueve años sin que nadie viese a Nessie. Pero en
2014 el Servicio de Mapas de Apple ha vuelto a desatar la polémica tras haber
captado unas imágenes aéreas del lago Ness. El observador Andrew Dixon ha sido
quien ha sacado a la luz las imágenes. “Encontrarlo fue un golpe de suerte
total. Estaba mirando las imágenes de satélite de mi ciudad y luego decidí
echar un vistazo al lago Ness”.
Sin embargo... A ver como os digo esto... se ha demostrado que la sombra
avistada en realidad pertenece a una embarcación de tamaño medio modelo
Cryptoclidus utilizado en el programa “Loch Ness monster: the ultimate
experiment” del canal Channel Five TV. Así que tendremos que buscar nuestro plesiosauro
en los museos paleontológicos, en la novela de Crichton o en las películas de
Spielberg.
Nuestros biólogos nos dicen que se necesitaría una colonia de criaturas
para experimentar una supervivencia a largo plazo, y que estos animales
necesitan emerger a la superficie para respirar, que el lago Ness no es lo
bastante grande para albergar a una familia, que es producto de una glaciación
geológica reciente y que estuvo sólidamente congelado durante la era del hielo.
Y, por si fuera poco, no disponemos de un solo hueso.
Pero ¿y si se tratase de una criatura marina que logra acceder al lago
desde el océano desde una abertura submarina? Cosas más raras hacen los
salmones y otros animalitos del agua... Además, ¿qué sabemos de las profundidades
marinas? Muy poquito. Es ahora a causa de los cambios en la temperatura del
agua oceánica y los terremotos que los estamos viendo emerger, sorprendiéndonos
con su aspecto, biodiversidad y capacidades.
Desojando la margarita del existe, no existe, encontramos que subsiste
un enorme pez en el Atlántico Norte llamado tiburón boreal o de Groenlandia que
ha sido observado en la costa de Escocia, y que puede entrar en el lago. Cuando
emerge parcialmente, su característica espalda pude confundirse perfectamente
con grandes dientes. ¿Nessie, el tiburón?
Bueno… El caso es que yo también lo he visto... en un episodio de la
serie televisiva El Santo, en otro de Los Simpson, Futurama, Scooby Doo,
Disney, en videojuegos, en un montón de películas... Que como decía mi abuela:
“La historia de Jesús fue verdadera. Yo la he visto en las películas”.
Te veo, Nessie... en las
profundidades del agua donde abundan las maravillas.
Fuentes: Wikipedia, Blog Marcianitos Verdes, ABC.es y La información.com
Foto: Fotosperu.net
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