CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
21/03/2016
Por Eva Martínez Cabañas
A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo,
dos corazones en un mismo ataúd, decía el historiador y poeta Alphonse de
Lamartine. Nos ha pasado a todos, pues la muerte de un ser querido nos rompe en
pedazos. Llevada por esta reflexión me gustaría recordar la historia de la
tumba más novelesca del cementerio Nuestra Señora del Prado, de Ciudad Real.
Así pues nos preparamos para conmemorar el recuerdo
que guarda la escultura yacente de Apolonia, una bella joven de largo cabello y
sereno rostro, que entre los delicados pliegues de su sábana y almohada atrae
las miradas de los vivos.
Nos narra Mari Cruz de los Ríos en su libro
Balcones:
“-¿Quieres que vayamos a ver a La Apolonia?
-¿Quién es esa?
A Julia le divirtió mucho que no lo supiera y por el
camino le fue contando que se trataba de una mujer muy guapa que había muerto
hacía muchos años y un escultor, que la quería mucho, la copió en su lecho de
muerte.
-Pero ¿está en el Cementerio?
-Claro, ¿dónde quieres que esté?
Cruzaron la carretera y después de atravesar los
jardines entraron allí para que Paz se sintiera igual que en uno de sus sueños,
sin poder creer que aquellos paseos, flaqueados de cipreses y rodeados de
lápidas, fueran verdad, hasta que llegaron a una de ellas, muy antigua, sobre
la que efectivamente, una mujer de pelo suelto yacía, hermosa y lánguida, los
ojos entreabiertos, una mano en el regazo y el otro brazo a lo largo de su
joven cuerpo, cubierto con una colcha.
-Si le tocas la mano, verás que está caliente todavía.
Paz, que estaba por primera vez en un cementerio no se
atrevía a hacerlo, pero al final cedió porque Julia le insistió mucho. Alargó
su mano para tocar la de la estatua, y al sentir que la piedra le transmitía su
calor la retiró asustada.
-Tonta -le dijo su compañera-. No te asustes. Es por
el sol que le da todo el día.”
Apolonia es un nombre femenino de origen griego que significa
Hija del Sol en honor al dios Apolo, y también es el nombre de nuestra
protagonista. Su historia tiene más de leyenda que de relato, pues disponemos
de pocos datos fiables, y así cuenta la tradición que esta joven llegó a Ciudad
Real como esposa de un alto funcionario de la Administración Pública. Era hija
de un rico hacendado de Extremadura, mientras que su marido pertenecía a una
familia acomodada de Toledo. Se cuenta de él que era un hombre honesto, de fuerte
carácter, amigo de llevar siempre la razón, y que encontró esposa ya entrado en
años y por conveniencia social.
La belleza de Apolonia motivó al esposo a contratar a
un afamado artista local para pintar su retrato, y este acabó enamorándose de la
modelo. La agitada vida política de la época quiso que nuestro anónimo marido muriera
de un disparo en uno de sus viajes a Madrid, y Apolonia enfermó y murió a los
pocos meses de enterrar a su marido. El artista esculpió entonces un magnífico
sepulcro que custodiase el cuerpo de su amor platónico, y el paso del tiempo se
llevó la historia completa.
Hace mucho tiempo que ningún familiar atiende el
cuidado de esta lápida de corte romántico, pero la belleza del monumento
fúnebre lleva a algunas visitas a depositar flores entre las manos y a los pies
de la joven, porque La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien
puede amarla y adorarla, decía Hermann Hesse.
Que descanse en paz la bella Apolonia, y recuerden la
enseñanza de Antonio Machado: La muerte es algo que no debemos temer porque,
mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
Hasta otro día.
Fuentes:
CiudadReal.es, Mari Cruz de los Ríos, Blog Los archivos del bardo, MiSabueso.com
Foto: EducaciónParaPubertosos.blogspot.com
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