CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
26/08/2013
El mágico Triskel
por Eva Martínez Cabañas
EL MÁGICO TRISKEL
Hay
símbolos que se repiten en todas partes. Los vemos dibujados en multitud de
láminas, en escaparates, en forma de joya, en tatuajes… pero lo cierto es que no
conocemos su historia y su significado. A mí me pasó con el triskel. Por si hay
algún otro despistado o despistada por ahí, os cuento la historia…
Pues
resulta ser (como diría mi madre) que el triskel es un antiguo símbolo mágico
celta. Es un emblema geométrico formado por una hélice de tres brazos curvos dentro
de un círculo. También se conoce como trinacria celta, trisquel, trikele,
triscel o triskellion (tres tristes tigres comían trigo…)
Su
origen es indoeuropeo y se documenta por primera vez en pinturas neolíticas. Y,
al ser tan antiguo, también podemos encontrarlo en el escudo de la Isla de Man, situada entre
Irlanda y Gran Bretaña y, con una cara central de Medusa, en el escudo de la
isla de Sicilia, en Italia.
En
sus orígenes, fue la representación del Sol en movimiento, la rueda solar, con
propiedades de luz y calor para curar enfermedades y disponer de abundancia.
Pero
también representa el poder y la fuerza del número 3. Es el equilibrio entre
cuerpo, mente y espíritu; la eterna evolución y el aprendizaje perpetuo. Todo está
en movimiento, como la hélice que asemeja. También representa la triple
manifestación del Dios único: Fuerza, Sabiduría y Amor, y las tres clases de la
sociedad céltica: guerreros, druidas y artesanos. Así mismo es símbolo de los
tres mundos conocidos: Mundo Absoluto, Mundo Espiritual y Mundo Humano o de la Prueba. También
nos habla de las tres fases solares: alba, mediodía y puesta de Sol; es la
triple manifestación humana: cuerpo, emoción y espíritu; o las tres fases de la
edad: infancia, madurez, y vejez. En cuanto al tiempo, representa el pasado,
presente y futuro.
San
Patricio desplegó el concepto de santísima trinidad cristiana sobre este
símbolo. Acabó convirtiéndose en un símbolo universal, ya que también podemos
hallarlo en el árbol sefirótico de la cábala hebrea, en la kundalini indú o en
la cultura guerrera china.
Al
principio, solo los druidas podían llevar esta insignia sagrada. Los magos
celtas lo utilizaban para curar heridas y fiebres. Meditaban mirando el triskel
y lo reproducían en los claros del bosque, grabándolo en la piedra a modo de
petroglifos o grabándolo en las cortezas de los árboles. Se consideraba un poderoso
símbolo de transformación, por lo que solo los autorizados y portadores del
orden y el poder divino podían llevarlo. Los druidas consideraban que se trataba
de una herramienta mágica: la puerta de acceso al estado divino. Para los
celtas ser portador de un triskel significaba tener las cualidades necesarias
para ser honrado con la magia de las tres esencias de la divinidad. Por lo
tanto, el triskel era un poderoso talismán protector, ya que aportaba paz de
espíritu y estado de ánimo a aquellos que lo invocaban.
Con
el paso del tiempo se grabó en las puertas de las casas y en los establos a
modo de protección. En los negocios también se ponía un triskel para que el dinero
entrara (tal y como se hace en la actualidad con la figura de San Pancracio y
el perejil). Lo encontramos especialmente en hornos, tahonas y panaderías, ya
que al ser un símbolo solar también representa el calor y el fuego.
En
España, estos vestigios se encuentran fácilmente en Galicia, Asturias,
Cantabria y País Vasco. Y también se han encontrado triskeles romanos, que
fueron los que echaron a los celtas (a excepción de un poblado galo llamado
Celtiberia, Aldea Irreductible o El pueblo de los locos… para más información
pregunten por los guías turísticos Astérix u Obélix…) Estos símbolos
prerromanos se han encontrado en la septentrional Vizcaya y en la meridional Granada
(septentrional significa Norte y meridional Sur, que luego decís que no me explico
bien). Hoy en día el triskel ha pasado a ser el símbolo universal de la cultura
celta.
Bueno,
con todo esto, yo creo que deberíamos sustituir el recuerdo de cerámica que
lucimos en casa por uno de estos símbolos protectores. Total, el botijillo ya
sabemos que no nos va a refrescar ni a traer abundancia. Pero ¡ojo! no olvidéis
que primero debemos ser merecedores de ello… Tampoco el Santo Grial o la magia
de la espada Excálibur estaba al alcance de cualquiera… Por ello yo invoco al
más poderoso de antaño: ¡Oh, sabio Merlín, si en verdad soy merecedora, trae a
mi vida un bello triskel…!
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