CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
03/02/2014
Por Eva Martínez Cabañas
Todos
hemos visto muchas veces la famosa fotografía de La Tierra vista desde el
espacio y conocida como Blue Marble o Canica Azul. En ella se puede ver el
continente africano en la parte superior y la Antártida debajo, pero en
realidad fue tomada con la
Antártida hacia arriba debido a la posición en la que se
encontraba el Apolo 17. La NASA
nunca mencionó este dato y le dio la vuelta a la imagen.
En
los mapamundis, la noción de que el norte debe estar siempre arriba y el este a
la derecha se la debemos al astrónomo egipcio Ptolomeo, quien en el siglo I
a.C. tomó esta decisión atendiendo al mundo conocido en aquel momento, y
facilitando así su estudio en un mapa plano. Más tarde, los navegantes europeos
comenzaron a guiarse por la
Estrella Polar , en la constelación Osa Menor. Pero con
anterioridad a esto, la parte superior del mapa era Oriente... de ahí surge la
palabra orientación.
La
mayoría de cartógrafos han utilizado estas referencias a lo largo de los
siglos. Pero si históricamente la tecnología y la economía se hubiese
desarrollado primero en el hemisferio sur, ahora tendríamos una imagen del
planeta distinta y con mapas “bocabajo”.
Hoy
en día, crear mapas en distintas posiciones podría romper viejos patrones de
pensamiento. El profesor de geografía norteamericano Denis Crosgrove dijo en
1999: “Aunque los mapas son producto de observaciones medidas o dibujadas,
estas no son ni descripciones ni representaciones, sino construcciones
mentales; ideas que permitirán cierto efecto de cambio”.
Además
hay que añadir que aproximadamente el 70% de la superficie terrestre la cubren
los azules océanos, en los mapas se resaltan más los continentes, dibujados
mucho más grandes de lo que son en realidad y que nos dan una imagen distorsionada
del mundo donde vivimos.
La
cartografía es la ciencia que se ocupa de estudiar y elaborar los mapas
geográficos y territoriales. Y como La Tierra no es esférica, sino que tiene forma de elipsoide
con un ligero achatamiento en los polos (forma geoide), el sistema que se
utiliza para representarla en dos dimensiones es a través de proyecciones. Lo
más importante del mapa es representar contornos, superficies, ángulos a escala,
y todo con la mayor fidelidad. Actualmente las representaciones cartográficas
suelen realizarse con programas informáticos llamados SIG (Sistema de
Información Geográfica).
El
matemático y cartógrafo flamenco del siglo XVI Gerardus Mercator, ideó un método
de proyección cartográfica cilíndrica para elaborar mapas terrestres planos,
que estaba basado en transformaciones matemáticas. Su objetivo era ayudar a los
navegantes, por lo que ha sido muy utilizada en cartas marítimas. Pero lamentablemente
este método no conserva las relaciones entre áreas para valores distintos de
latitud, por lo que los mapamundis realizados mediante esta proyección exageran
la superficie de las tierras cercanas a los polos. La proyección de Mercator va
exagerando el tamaño de las tierras a medida que nos alejamos de la línea del
ecuador, por lo que Groenlandia aparece aproximadamente del tamaño de África
cuando en realidad África es catorce veces mayor que la isla; y Alaska aparece
de tamaño similar al de Brasil, cuando este país es cinco veces mayor que
Alaska.
También
hay otro aspecto engañoso que señalar en los mapas de Mercator: los países no
están donde creemos que están. José Antonio Adrey, profesor de Geografía
Territorial en la
Universidad de Santiago de Compostela, afirma: “Europa y
Norteamérica deberían estar mucho más al norte de donde están. Aparecen centrados
en el mapamundi, prácticamente en el ecuador, cuando están muchos más grados
hacia el norte”.
El
artista plástico uruguayo Joaquín Torres García, creó en la década de los
cuarenta del siglo pasado la
Escuela del Sur y dibujó un mapa de Sudamérica al revés. Dijo
al respecto: “He dicho Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el
Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por
eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra
posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde
ahora, prolongándose señala insistentemente el Sur, nuestro norte”. Sin
embargo, esta costumbre de crear “mapas invertidos” en realidad es bastante
común en Australia o Nueva Zelanda por razones de comodidad.
Algunos
mapamundis modernos ya no utilizan la proyección de Mercator, prefiriendo otras
proyecciones, como la de Gall-Peters (a base de coordenadas rectangulares) aunque
esta tampoco está exenta de controversia y polémica a partes iguales. El
historiador Arno Peters publica su propia proyección en 1974, introduciendo una
serie de correcciones a otra proyección de un cartógrafo del siglo XIX llamado
James Gall.
Peters
fue cineasta y un técnico alemán y estadounidense nacido en Berlín, Alemania,
en 1916, el cual falleció a los ochenta y seis años de edad en la alemana
ciudad de Bremen. Su proyección es equiárea (en cartografía significa que
distintas áreas tienen la misma superficie), por lo que se representan
proporcionalmente la áreas de las distintas zonas de La Tierra. Su método refleja
fielmente las áreas de los países, pero no sus siluetas, que aparecen demasiado
estiradas, como sucede con África y Sudamérica.
Los
mapas realizados con esta proyección muestra un mundo muy distinto. México se
ve más grande que Alaska, y África tiene mayor área que Groenlandia. Peters
dijo al respecto: “El uso generalizado de los mapas de Mercator para propósitos
que no tenían nada que ver con la navegación ha construido en nuestra mente una
imagen del mundo gravemente distorsionada”.
El
método Gall-Peters cuenta con numerosos detractores, entre los que se
encuentran la Unesco
y numerosas ONG. El principal reproche consiste en que estos mapas muestran
Europa y Norteamérica mayores de lo que son en realidad. El profesor Adrey nos
dice que esta desproporción crea una concepción de centralidad europea y
norteamericana, no se sabe si intencionadamente o no, por dar un mayor tamaño
del que realmente tienen. También añade que su proyección es mucho más
ideológica que científica y que pone el tamaño de los países más pobres tal y
como son.
En
relación al estiramiento de ciertas zonas, el geógrafo y cartógrafo
estadounidense Arthur Howard Robinson (quien en 1961 nos dejó la proyección de
Robison) sostiene con cierto ritmo poético: “Los continentes parecen unas
húmedas y andrajosas ropas interiores puestas a secar de la cuerda del Círculo
Polar tras un largo invierno”.
Lo
cierto es que ha existido una inercia que ha favorecido los intereses de las
potencias dominantes. Blanca Muñoz López, profesora de Sociología de las Masas
en la Universidad Carlos
III, añade al tema: “Si en décadas anteriores dominaba una concepción
eurocéntrica, ahora se ha sustituido por la ideología del multiculturalismo de
la globalización. En este momento Asia y África han tomado mayor importancia
geopolítica y económica”.
Lamentablemente
ninguna proyección es fiel al 100%. Aunque contamos con más de cuatrocientas, ninguna
de ellas representa de forma precisa La Tierra en un mapa. Actualmente se utilizan varias
alternativas a Mercator para representar la totalidad de La Tierra completa, destacando
las de Bonne, Mollweide, Goode, Sinusoidal, Robinson, Van der Grinten o Eckert.
Como referencia, podemos decir que Google Maps usa actualmente la proyección de
Mercator.
Ya
nos decía el escritor español Ángel Ganivet García (1865-1898): “El horizonte
está en los ojos y no en la realidad”.
Y
el físico Albert Einstein (1879-1955) añadió al respecto: “Cuando las leyes de
la matemática se refieren a la realidad, no son ciertas; cuando son ciertas, no
se refieren a la realidad”.
No
tengo nada más que añadir.
Fuentes:
Wikipedia, ABC, Facu Hernández (El Mundo al Revés) y Análisis Espacial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario