CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
15/09/2014
Por Eva Martínez Cabañas
“Nadie sabía por qué las cebras tienen esa coloración llamativa, pero la
resolución de enigmas evolutivos aumenta nuestro conocimiento del mundo natural
y pude provocar mayor compromiso con la conservación” ha asegurado Tim Caro. Y
es que este profesor de biología ha conseguido descifrar uno de esos pequeños acertijos
con los que la naturaleza nos pone a prueba.
Ya en el siglo XIX los naturalistas Darwin y Wallace se preguntaron por
qué estos equinos africanos lucían tan vistoso traje, y durante más de un siglo
hemos tenido tiempo de reflexionar sobre camuflaje, confusión visual en una
estampida, función social, cuestión térmica y otras suposiciones que no de
darnos una respuesta convincente, pero no ha sido hasta nuestros días que hemos
dado con la respuesta.
La revista digital Nature Communications ha publicado un artículo de la Universidad UC
Davis de California donde el equipo de investigación que lidera Tim Caro cree
tener la respuesta: ¡mosquitos, moscas tse-tsé y tábanos! Estos desesperantes
insectos son los causantes de la evolución en el elegante diseño de la piel de
las cebras.
El estudio se ha llevado a cabo en siete especies de cebras, caballos y
asnos y en sus subespecies, estudiando ubicación, ubicación e intensidad de las
picaduras en sus cuerpos. También han comparado su distribución geográfica y
variables como depredadores, temperatura, zonas boscosas, etc.
Nos cuenta Caro: “Me quedé sorprendido por los resultados. Una y otra
vez comprobamos una mayor creación de rayas corporales en aquellas partes del
mundo donde los mosquitos son más molestos”.
Las cebras evolucionaron a este diseño porque tienen el pelo más corto
que otros mamíferos de pezuña. A lo que hay que añadir que los tábanos y otros
insectos hematófagos se sienten atraídos por la luz que se refleja, llamada luz
polarizada, similar a la del agua donde ponen sus huevos.
Según un estudio del equipo de la bióloga Susanne Akesson, profesora y
directora de la
Universidad Lund , en Suecia, el pelaje de color negro refleja
la luz mejor que el de color marrón o blanco, y las rayas blancas y negras hacen
a la cebra menos atrayente para estos insectos que el caballo negro, y más que el
blanco.
Así pues, las rayas son un buen repelente contra los insectos, y cuando
más estrechas mejor, tal y como encontramos en la cabeza y patas de las cebras,
donde la fiel es más fina. Según la profesora Akesson son perfectas a la hora
de alterar la señal de la luz polarizada, ya que al reflejar la luz alternativamente
en patrones polarizados y no polarizados, la cebra destaca menos en el entorno,
escondiéndose mejor tanto de tábanos como de felinos.
Pero entonces surge la duda de por qué los caballos negros no han
desarrollado rayas en su piel.
El equipo de Akesson tiene a bien añadir al respecto que los
experimentos se realizaron en Hungría y con modelos de cebra, por lo que el
hallazgo no tiene por qué suponer la última palabra sobre los dibujos de las
cebras. El calor, o aliento del animal podrían ser elementos atractivos para
los insectos que anularan el camuflaje rayado. La doctora también opina que también
puede deberse a que en África hay muchas más especies y número de tábanos que
en las zonas de clima templado, y que este diseño seguramente ha sido alterado por
la mano del hombre en caballos, al crear patrones atractivos pero poco útiles
en la naturaleza.
Una curiosidad... solo los mosquitos y tábanos hembra pican al ganado y
a los humanos, ya que obtienen de la sangre una proteína necesaria para
producir huevos fértiles. Los machos de estas especies comen polen y néctar, y
pican solo en raras ocasiones.
¿Remedios naturales contra estos ataques veraniegos? Hay muchos: aceite
esencial de citronela, lavanda, clavo de olor, eucalipto... Y la ropa a rayas,
claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario