CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
14/09/2015
Por Eva Martínez Cabañas
¿Se
han preguntado alguna dónde van a parar nuestros dientes una vez que se los
entregamos al Ratoncito Pérez? ¿Para qué los quiere? ¿Dónde los almacena? Por
qué nos paga por la noche y a escondidas? Definitivamente la su vida está llena
de misterios…
El
jesuita Luis Coloma Roldán, queridos niños y niñas, en su etapa de escritor
infantil fue muy amigo del ratón de los dientes.
Así
que vamos a contar su historia.
Nació
en la gaditana Jerez de la Frontera en 1851, y fue hijo de un popular médico.
Con solo doce años entró en la Escuela Naval preparatoria de San Fernando, pero
pronto decidió cambiar el rumbo y estudiar Derecho en Sevilla. Fue en esta
época de su vida cuando se hizo amigo de la escritora Fernán Caballero, quien por
aquel entonces ya era anciana. Posteriormente trabajó en un bufete de abogados
de Madrid, y empezó a frecuentar tertulias, a colaborar en periódicos, y a defender
la restauración de la monarquía borbónica en España.
Fue
tras un grave accidente mientras limpiaba un revólver cuando tomó la decisión
de hacerse jesuita en la Compañía de Jesús, y se marchó a Francia para hacer
allí su noviciado. Al regresar a España ejerció de educador en Sevilla,
Galicia, Murcia y Madrid.
Pero
no dejó de lado la literatura ni el periodismo. Cultivó la sátira social en la
conocida novela “Pequeñeces”, la cual se publicó por entregas en una revista
bilbaína jesuita, y que suscitó gran revuelo social al asociar varios de sus
personajes con personas reales de la época. Entre sus apoyos contó con el de la
aristócrata y escritora Emilia Pardo Bazán. Entre los detractores tuvo al
escritor y político Juan de Valera. Algunas de sus obra son “Retratos de
antaño”, “La reina mártir” y “Jeromín”, novelas todas de corte histórico.
Entró
en la Real Academia de la Lengua Española en 1908 y falleció en 1915, a los
sesenta y cuatro años de edad.
Como
jesuita Coloma sirvió entre la aristocracia, y fue desde la corte que le
solicitaron que escribiera un cuento para el rey Alfonso XIII, que en aquel
momento tenía ocho años y se le acababa de caer un diente. Fue entonces cuando
creó la historia del Ratoncito Pérez y el rey Buby, que era el cariñoso nombre
que la reina María Cristina daba a su hijo.
El
cuento nos dice que el ratón es muy pequeño, y lleva sombrero de paja, lentes
de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja colocada a la espalda. Además vive
con su familia dentro de una gran caja de galletas en el almacén de la conocida
confitería Prast, que está situada en el centro de Madrid, a unos cien metros
del Palacio Real. A través de las tuberías llega hasta el cuarto de los niños a
los que se les cae un diente, esquivando a sus mayores enemigos: los gatos.
El
ratoncito Pérez visita a todos los niños españoles e hispanoamericanos
dejándoles un pequeño regalo o monedas bajo la almohada a cambio de sus
dientes. En México, Perú y Chile se le conoce como el Ratón de los Dientes, en
Francia como Ratoncito y en Italia como Topino.
Si
desean escribirle una carta su dirección es: Ratoncito Pérez – Calle del
Arenal, nº 8 – 28013 Madrid, pues así lo indica una placa del Ayuntamiento de
Madrid. Así mismo, en internet pueden encontrar varias páginas donde enviarle
un mail.
Por
cierto, yo creo que el ratoncito le compra los dientes a los niños para hacer
las dentaduras portátiles de los abuelos. Ya saben, esas que se sacan de la
boca y se ponen en un vaso de agua. ¿Qué otra cosa podría ser?
Fuentes: Muy Historia,
Wikipedia, ElMaestroCuentaCuentos.wikispaces.com
Foto: es.wikipedia.org
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