CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
28/09/2015
Por Eva Martínez Cabañas
Las bilas forman parte de un instrumento
musical de los que se degustan con más de un sentido. A la vista son resplandecientes,
luminosas como el Sol, y doradas cual tesoro pirata. Al olfato y al tacto deben traer sensaciones metálicas de hierro, y peso de plomo cuando se cargan. Pero sin duda, al oído son un placer, un lejano recuerdo, amor hecho sonido, y sanación a través de la vibración.
Estas campanas
planas y rectangulares parecen enormes chocolatinas de dorado envoltorio puestas a secar en un “tendedero” de madera y cuerdas. Su sonido te hace soñar, calmar tu mente, te ayuda a tomar conciencia y a compartir la experiencia con los demás.
Es un instrumento joven, pues nació en Rusia en 1988, y su potencia sonora permite realizar conciertos tanto
en espacios abiertos como cerrados sin necesidad de amplificarlo. La increíble
duración de su resonancia y el amplio espectro de sus armónicos y frecuencias hace
viajar el sonido a grandes distancias.
Mark Pulido es el artista e
investigador de estos sonidos. Nos cuenta que con 19 añitos sufrió un accidente
de tráfico que casi le costó la vida, pero como no hay mal que por bien no
venga, durante su convalecencia se volcó en la música y así experimentó en su propio
cuerpo el efecto sanador que producen algunos instrumentos como el didgeridoo,
un artefacto musical de viento utilizado por los aborígenes australianos que más o menos es como una trompeta de madera larga, larga... Está muy ligada a la
espiritualidad de los aborígenes, quienes le otorgan una antigüedad de 40.000
años, y se han encontrado pinturas rupestres que reflejan su antiquísima existencia.
Mark viajó a Suiza y allí
conoció a Félix Rohner y a Sabina Schärer, creadores del hang, un instrumento
musical de percusión redondo y metálico que nació de una investigación
científica con acero y otros instrumentos de metal. Como su sonido era armónico
y melódico, Mark decidió especializarse en él.
Nuestro músico, como es
inquieto, también vivió en la
India. y fue allí donde se enamoró de la voz y altas frecuencias
de las bilas. Supo que un ruso llamado Alexander Zhikharev las había donado a
la comunidad espiritual donde Mark se alojaba. El impacto fue tal que Mark estuvo
buscando a Alexander durante 2 años sin dinero y sin hablar ruso. Y justo
cuando pensaba que no lo encontraría, conoció en Barcelona a una chica rusa,
quien a través de su familia puso en contacto a ambos músicos.
Alexander Zhikharev es un
maestro campanero que ha dedicado casi 20 años a investigar metales sonoros y
crear nuevos instrumentos. Cuenta que de niño escuchaba en su interior unos armoniosos
y fuertes sonidos que no conseguía encontrar fuera, aunque se parecían a los
que producen las campanas clásicas. Esto le llevó en su madurez a estudiar y
crear un nuevo instrumento que reprodujese lo que el sentía su ser.
Entonces pasó 10 años
fabricando y estudiando campanas tradicionales. Y no debió ser fácil, ya que no
acababa de encontrar lo que buscaba y tenía que enfrentarse a todos los que
opinaban que el proceso que buscaba no era adecuado o no podía llevarse a cabo.
Y había quienes opinaban que no se podía elevarse el alma de una persona más
allá del sonido de las conocidas campanas.
Entonces decidió hacerlo
sencillo, encontrar formas simples y buscar en la tradición...
La bila era un antiguo
instrumento que llegó a Rusia a finales del siglo X a través de los cultos
religiosos bizantinos. Se utilizaba en monasterios rusos para reunir a la gente
y originalmente estaba hecha de madera. De aquí nació el nuevo instrumento.
Así que se dedicó a
investigar el equilibrio ideal entre forma y material, utilizando una aleación
especial de metales laminados para conseguir lo que siempre había buscado. Al
combinar bilas de diferentes tonos creó un instrumento único con una sonoridad
poderosa, cristalina, y yo diría que hasta emocional.
El instrumento creó mucho
interés en Europa. Al principio fueron los sacerdotes ortodoxos quienes le
encargan los primeros modelos para sus campanarios. Luego lo hicieron médicos,
psicoterapeutas y artistas. Alexander tuvo que rechazar encargos debido a que
la fabricaba con sus propias manos y no podía atender el volumen de pedidos ni
decidir a quién debía fabricárselas y a quién no. Así que solo las fabricó de
manera puntual.
Después de 3 años de
intentos, Mark consiguió que Alexander viniera a Tarrasa en 2011. A Zhikharev le
interesó el proyecto de Mark y decidió construirle un juego de bonitas y
sonoras bilas...
El proyecto de Mark Pulido
se denomina Khyma (su dirección de Internet es khyma.es) y fusiona arte,
ciencia y medicina alternativa. Y es un trabajo de investigación y creación
artística que durante años ha venido experimentando con bilas y otros
instrumentos musicales en busca de nuevas sonoridades y experiencias.
Alexander dijo: “El
instrumento que he fabricado para Mark es el único en Europa. No hay ningún
otro instrumento con estas características, ya que solo se han fabricado
campanas sueltas para centros de psiquiatría en Suiza y Alemania, que no se
pueden valorar como un instrumento completo. Me alegra saber que ahora en estas
tierras existen estos preciosos sonidos. He trabajado como si lo hubiera hecho
para mí. Estoy contento con mi trabajo. Confieso que ha sido bastante
complicado porque no fue solo crear un instrumento musical, sino dotarlo de
propiedades adicionales para que influencie positivamente en las personas. Para
esto hay que afinarlo con mucha más dedicación, hay que excluir cualquier fallo
posible, ya que uno puede engañar el oído de una persona pero nunca puede
engañar a su subconsciente”.
Sabemos que desde antiguo el
sonido ha sido terapéutico y sanador. Solo tenemos que recordar el cántico de
los chamanes, los mantras de los monjes tibetanos o las campanas repicando
continuamente en tiempos de lepra.
Las bilas tienen la
capacidad de elevar anímicamente al que escucha (y al que toca). Emiten
infrasonidos y ultrasonidos por encima y debajo de nuestros umbrales auditivos,
y aunque no los escuchamos, nuestro subconsciente los recoge y los procesa.
Recientemente varios estudios
han demostrado la influencia positiva que aporta el sonido de la campana.
Shipunov F. J. es un científico ruso y académico del Instituto de Ciencias de la Biosfera , que nos dice
que las campanas funcionan como generadores de energía en el rango ultrasónico
y destruyen campos patógenos. Su sonido elimina el virus de la gripe, de la
ictericia y otras infecciones, ya que las estructuras moleculares de estos
microbios no toleran este tipo de vibración y las proteínas de sus células se
transforman en estructuras cristalizadas. Además añade que cada tipo de virus
muere en un rango de sonido concreto.
El psiquiatra A.V. Gnezdilov
de Sant Petersburgo nos cuenta que la campana influye notablemente en nuestro
estado anímico, ya que es capaz de liberarla del estrés, y ayuda con la
rehabilitación después de traumas o choques graves.
Las vibraciones sonoras
activan nuestro sistema nervioso, nuestros órganos internos y aumentan la
actividad del sistema inmunológico; así como eleva nuestra energía y defensas. A
nivel psíquico nos aporta relajación, paz interior y transforma nuestras
emociones y conciencia.
¿Qué más queremos?
Pues hay más... Y esto es un
poco más complicado, pero nosotros somos listos... En un concierto de bilas se
producen frecuencias de pulso binaural, un proceso automático que provoca
nuestro cerebro a través de la audición alterna de las ondas de sonido que son captadas
por una oreja y por otra. Se produce así una resta entre una frecuencia de
sonido y otra, equilibrándose de esta manera los hemisferios derecho e
izquierdo del cerebro.
En la actualidad, Alexander
y Mark están investigando una afinación especial de los binaurales y comparten
con nosotros sus logros y emociones a través de las redes sociales ¡Gracias, chicos
por vuestra dedicación y curiosidad!
Podéis encontrar la generosa
música de Mark Pulido en YouTube, y os vais a llevar una sorpresa, porque Mark
no toca en cualquier parte... Realiza sus maravillosos conciertos en espectaculares
grutas, preciosas iglesias, verdes montañas frente a la puesta de Sol y
auditorios con imágenes caleidoscópicas. ¿A qué estáis esperando?
Fuentes: Khyma,
Biodescodifica-T, YouTube, Facebook Mark Pulido y Galactic Resonance.
Foto: gaiaplanet.tv
No hay comentarios:
Publicar un comentario