CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
07/09/1015
Por Eva Martínez Cabañas
Los
neurocientíficos, psicólogos y pedagogos nos dicen que discalculia es el nombre
que recibe un trastorno que afecta a entre un 3-7% de la población, y que suele
padecer aquellas personas que utilizan los dedos para resolver una sencilla
suma o resta.
Cuando
nos enfrentamos a un cálculo se inicia un proceso al activarse unos circuitos
neuronales en el giro temporal inferior de nuestro cerebro. También se ponen en
marcha las neuronas de los lóbulos frontal y parietal.
La
discalculia es el déficit que presentan los niños que tienen dificultades en el
aprendizaje de las matemáticas, es la equivalente a la dislexia en el lenguaje,
y casi nunca se diagnostica ni se trata adecuadamente.
Sus
causas pueden ser problemas de percepción visual o de orientación. Los
discalcúlicos poseen un coeficiente intelectual normal, pero sin embargo tienen
problemas con las matemáticas, las direcciones o las señas.
Los
síntomas que se producen son causas genéticas o biológicas, factores
ambientales, de tipo perceptivo-visual, dificultades amnésicas, orientación
espacial, esquema corporal, figura y longitud, o de distancia y tamaño.
Sus
síntomas más característicos son: deficiencias relacionadas con la comprensión
de términos matemáticos, en reconocer y entender símbolos, ordenar números,
falta de destreza matemática en operaciones básicas, e incluso ansiedad ante
operaciones matemáticas.
Cuando
encontramos estos signos en un niño, es preciso acudir a un profesional para
que realice una valoración completa del problema. La edad habitual para
detectar el problema está en torno a los 8 años, ya que a esta edad se puede
comparar el rendimientos de unos niños con otros. Para realizar el diagnóstico
es necesario que se produzca un rendimiento por debajo del nivel esperado, y
realizar algunas pruebas para medir diferentes habilidades. La mayoría de ellas
son tests, aunque pueden ir acompañados de dictados o copiados de números,
cálculos mediante juegos o gráficos o resolución de problemas de la vida cotidiana.
En
los casos en que se diagnostique discalculia, y una vez descartados problemas
neuropsicológicos, es necesario comenzar con la reeducación del niño para que
asimile de forma correcta la información matemática.
Es
importante que las sesiones sean individuales, graduales, sin límites de
tiempo, motivadoras y sin presionar en exceso. Es importante animar al aniño a
visualizar los problemas, hacerle leer los problemas en voz alta, ponerle
ejemplos, dotarle de estrategias cognitivas que le ayuden en el cálculo mental
y el razonamiento visual, proporcionarle hojas de trabajo sin amontonamiento
visual y adaptar el aprendizaje a las capacidades del alumno.
Los niños con discalculia moderada que no reciben tratamiento pueden presentar
dificultades académicas relacionadas con baja autoestima, frustración o
depresión, lo cual también podría provocar rechazo en el colegio y trastornos
de comportamiento.
Fuentes:
Wikipedia, Discalculia.es, FNC, Muy Interesante, Educa Peques y
Psicopedagogías.
Foto: Viu.es
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