miércoles, 29 de julio de 2015

EL ORIGEN DE NUESTRAS EXPRESIONES FAVORITAS


CIUDAD REAL DIGITAL
BARRICADA CULTURAL
20/07/2015
Por Eva Martínez Cabañas






Hoy tenemos clase de lengua. Si les apetece aprendemos y nos divertimos con el origen y significado de algunas frases muy conocidas y utilizadas por la mayoría de nosotros. Bienvenidos de nuevo al cole...

Hecha la ley, hecha la trampa

La sentencia procede del libro Secreto Tíbet, de Fosco Moraini, donde se nos cuenta cómo una comunidad de monjes japoneses, los cuales tenían una regla que solo les permitía comer carne de animal marino, decidieron llamar “ballena silvestre” al jabalí para poder comerlo sin remordimientos.

Más vale tarde que nunca

La frase tiene su origen en Diógenes Laercio, historiador griego del siglo III, quien encontrándose en la vejez, expresó su deseo de estudiar música. Alguien cercano a él le recordó al sabio que ya era demasiado mayor para eso, a lo que el sabio respondió con la célebre sentencia.

Apaga y vámonos

Se utiliza para expresar que algo toca a su término o cuando se ve u oye algo disparatado o absurdo. Procede de lo sucedido hace siglos entre dos curas del pueblo de Pitres, en Granada, quienes aspiraban a una capellanía castrense. Ambos rivales apostaron quién podría decir la misa más rápido, y cuando llegó el día señalado el primero subió al altar y dijo “Ite, misa est”, que quiere decir “Hemos celebrado la misa, podéis ir en paz”. El segundo cura, viendo que su rival le llevaba ventaja, miró al monaguillo y le dijo: ”Apaga y vámonos”, con lo que nadie dudo que su misa había sido la más breve.

Armado hasta los dientes

Se refiere a alguien excesivamente armado. La expresión procede de los antiguos corsarios y piratas que, necesitando tener las manos libres, abordaban las naves enemigas con el puñal en la boca.

Al buen tun tún

Se utiliza cuando una tarea se lleva a cabo sin cuidado. Proviene de la locución latina “ad vultum tuum”, que aparece en el salmo 27 de la Biblia: “Te mens anhelat, vultus ad vultum tuum...” Significa “la mente que anhela, mirándote a la cara...” Como el pueblo llano no entendía lo que decían las misas en latín, aprendió la locución fonéticamente y le dio el significado que consideró oportuno.

Ahí le aprieta el zapato

Se utiliza cuando se descubre el punto débil de alguien o se hace referencia a algo que molesta especialmente. Proviene de un antiguo cuento castellano: Un zapatero fue a ver al cura y le expuso que quería separarse de su esposa. Entonces, el párroco quiso disuadirlo relatándole las cualidades de la mujer “es bella, es buena cocinera, es una cristiana piadosa...” El zapatero mostró sus zapatos al cura y le preguntó que le parecía el par, a lo que el cura respondió “me parecen unos hermosos zapatos, hechos con una piel muy buena y parecen cómodos”. El zapatero replicó “así es, padre, pero usted no puede saber dónde me aprietan”.

Atar los bártulos

Es sinónimo de exageración en la demostración de la opulencia y el derroche. Bartulo de Sasso-Ferrato, del siglo IV, fue el jurista más influyente de todos los tiempos y artífice del Derecho Privado Común. Fue profesor de Derecho en las universidades de Pisa, Bolonia, Perusa y Padua y dio origen al nombre de Bartolo. Sus obras estaban contenidas en trece tomos que servían de estudio a los alumnos de Derecho de toda Europa. Los estudiantes españoles tomaban nota de las enseñanzas que les enseñaban del ilustre jurista, y al terminar la clase ataban sus apuntes por medio de cintas o correas. Estos papeles eran conocidos como bártulos en la jerga estudiantil.

Armarse la de Dios es Cristo

Expresa el desencadenamiento de un gran escándalo donde los participantes se gritan entre sí. Procede de las controversias y enfrentamientos que surgieron en el transcurso del primer concilio ecuménico de Nicea (en la actual Turquía) que se celebró en el siglo IV. Allí se discutió la doble naturaleza de Jesucristo, que resultó ser humana y divina.

Atar los perros con longaniza

La expresión denota una exageración en la demostración de opulencia y derroche. Su origen se data en el pueblo salmantino de Candelario. Allí vivía Constantino Rico, conocido como “el choricero” debido a su oficio, y que fue inmortalizado en el siglo XVIII por el pintor Francisco Bayeu y Subías (el tapiz se exhibe en el palacio de El Pardo). El choricero tenía su fábrica instalada en los bajos de su propia casa, y en ella trabajaban varias obreras. Una de ellas, apremiada por el trabajo o por simples ganas de reír, ató a un perrito a la pata de un banco utilizando para ello una ristra de longanizas. Al poco tiempo entro un muchacho, hijo de otra operaria, y presenciando la escena divulgó que en casa del tío Rico se ataban los perros con longaniza.

Ancha es Castilla

Significa tener mucho sitio para llevar a cabo algo. Procede de los tiempos de la Reconquista, cuando los desolados campos castellanos eran el lugar perfecto para iniciar negocios y encuentros.

Quien se fue a Sevilla perdió su silla

La expresión procede del siglo XV, cuando Alfonso de Fonseca y Ulloa, prelado de Sevilla (e hijo del arzobispo de Santiago) fue nombrado arzobispo de Compostela. Debido a las trifulcas gallegas de la época, Fonseca decidió ir personalmente a Santiago para preparar su nombramiento. Cuando regresó a Sevilla comprobó que su sobrino le había robado el cargo de prelado.

Santa Rita, lo que se da no se quita

Cuentan que una doncella pidió un novio a Santa Rita de Cassia, abogada de los imposibles y a los pocos días le salió un pretendiente. Pero el mozo no estuvo mucho tiempo con ella, por lo que la muchacha se plantó delante de la imagen y proclamó la popular frase.

Esto es Jauja

Es una expresión que se utiliza cuando queremos describir abundancia o bienestar. Jauja es una provincia peruana célebre por la fertilidad de su suelo, su bello paisaje y su aire saludable. También tiene fama de ser el lugar perfecto para enfermos con problemas respiratorios. Los peruleros o indianos enriquecidos en América trajeron esta fama hasta España, y la fantasía popular le atribuyó las mismas cualidades que al paraíso terrenal.

Que si quieres arroz, Catalina

Se utiliza cuando alguien no atiende o desoye lo que se está diciendo. Cuentan que Catalina era la esposa de un judío converso nacida en tiempos de Juan II de Castilla. La señora consumía grandes cantidades de arroz y recomendaba a todos su ingestión como remedio a cualquier mal. En su lecho de muerte, los vecinos se reunieron en torno a ella y le proclamaron la frase, pero ella hizo oídos sordos, lógicamente.

Otro vendrá que bueno me hará

En la antigua Roma, en tiempos de Dionisio el Antiguo en el siglo IV a.C, una anciana de Siracusa rogó a los dioses que alargaran la vida del tirano que gobernaba en aquel momento. Este quedó sorprendido y le preguntó a la mujer por qué le tenía tanta devoción, a lo que ella contestó: “Siendo niña, tuvimos un tirano muy cruel. Rogué a los dioses que se lo llevasen y me oyeron. Pero después vino otro peor, y también rogué por su muerte. Ahora has llegado tú, que no eres mejor que ellos, y escarmentada pido a los dioses que te den una larga vida”.

A buen entendedor, pocas palabras bastan

Se cuenta que un mendigo pidió ser recibido por el cardenal Mazarino, primer ministro de Luis XVI para hacerle saber la penuria que padecía. El ministro accedió a condición de que el hombre expresara sus deseos en dos palabras. Obediente, el hombre dijo: “Hambre, frío”, a lo que Mazarino, volviéndose a su secretario contestó: “Comida, ropas”, dejándonos así un valioso ejemplo de síntesis a todos.

Mandar a la porra

Antiguamente, en los regimientos militares el tambor mayor portaba un largo bastón al que se llamaba porra. Se hincaba en un lugar determinado del campamento y allí se enviaba a los soldados sancionados con el arresto. Hoy en día la frase conserva la carga despectiva.

Marcharse a la francesa

Durante el siglo XVIII, se puso de moda en la alta sociedad francesa la costumbre de no despedirse al abandonar una reunión, ya que hacerlo se consideraba de mala educación. En España se adoptó la frase para reprobar el comportamiento de quien se ausenta sin despedida alguna.

Entrar con el pie derecho

La expresión hace referencia al comienzo correcto o favorable de algo. Su procedencia fue la liturgia de la misa, ya que en los antiguos misales se prescribía que el cura celebrante de la misa subiera las gradas del altar iniciando el paso con el pie derecho.

Prometer el oro y el moro

Se emplea esta ironía cuando alguien hace una promesa exagerada o que no piensa cumplir. Su origen se remonta al siglo XV. Cuenta la historia que el árabe Abdalá (alcalde de la malagueña Ronda), su séquito y su sobrino Hamet fueron apresados por un grupo de caballeros cristianos y gaditanos de Jerez. Abdalá pagó una fuerte suma de dinero por el rescate, pero solo él fue puesto en libertad. El suceso llegó a oídos del rey castellano Juan II, quien ordeno que el sobrino también fuese liberado. Los captores exigieron entonces cien doblas de oro por el rescate del cautivo. Como el rey hizo trasladar al prisionero a la corte, todos pensaron que lo que verdaderamente interesaba al monarca era tener cerca al moro para reclamar el oro.

Y con esto y un bizcocho… Que tengan un buen verano.
  

Fuentes: Muy Interesante.com, Errores históricos.com, blog Origen Lenguaje, Fundación de la Lengua Española y El historiador.es
Foto: Listas.20minutos.es

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