miércoles, 1 de mayo de 2013

TURRITOPSIS NUTRICULA


Ciudad Real Digital
Barricada Cultural
22/04/2013


Turritopsis nutricula

             Las medusas son de una belleza conmovedora. Eso lo sabemos todos. Si tenemos ocasión de apreciarlas tras el cristal de un acuario o en un documental, podemos llegar a quedarnos extasiados. Sus formas, movimientos y colores nos llevan a mundos mágicos donde la vida se abre paso de la mano de la imaginación y de un no-puede-ser que nos hace ver que todo cabe en los oscuros fondos marinos. Y es que los océanos son el subconsciente del planeta… El lugar donde cobran vida los cuadros de Dalí, El Bosco o las historias de Dante.
            Algunos dicen que estos animales marinos son terribles porque su picadura es dolorosa y hasta puede causar la muerte. Cierto. Pero ya me gustaría tener ese poder si me atacan de noche en un callejón. También se dice de ellas que son casi todo agua, como si tener huesos fuese lo mejor del mundo. ¡Las medusas vuelan en el mar! Y es que, en mi opinión, estos fantásticos animales están poco reconocidos. Y si no, fijaos en la diosa de las medusas, que nos tiene a todos con la boca abierta.
            Se llama Turritopsis nutricula, un nombre elegante que alguien eligió especialmente para ella en la catalogación científica latina. Es caribeña, pero hoy en día se la puede encontrar en otros océanos de agua templada debido al calentamiento de las aguas, al arrastre de los barcos y a sus ganas de viajar.
            Se alimenta de plancton y es un animalito especialmente pequeño. Mide 4 o 5 milímetros y tiene forma de hongo o campanita transparente. En el centro de su cuerpo se encuentra su estómago, que es de un espectacular rojo vivo y tiene filamentos a modo de puntillas con el fin de “rematar” su aspecto y al enemigo, si es preciso.
            Y ahora viene lo bueno. Este microser es capaz de transdiferenciar sus células y convertirlas en otras células distintas. Es el único animal conocido capaz de revertirse en pólipo después de haber alcanzado su madurez. Y además logra hacerlo una y otra vez, convirtiéndose así en biológicamente inmortal.
             Si se la come un depredador, se muere. Si coge alguna enfermedad, también se muere, pero si no ocurre ninguna de estas dos cosas, la turritopsis nutricula regenera su cuerpo una y otra vez en el cuántico fondo oceánico. De oruga a mariposa y de mariposa a oruga invirtiendo su ciclo de vida. ¿Conocéis a alguien que esté interesado en ser bebé de nuevo? Lo pregunto por si hay una lista donde apuntarse…
            En pruebas de laboratorio, el 100% de las muestras estudiadas han madurado y vuelto a la juventud docenas de veces sin variar sus características y siendo el mismo individuo que antes del cambio biológico. Los científicos no han tenido más remedio que llegar a la conclusión de que esta especie ha sido capaz de burlar a la mismísima muerte… como en los cuentos.
             ¿Y cómo lo logra? Pues con imaginación ¿Y con qué más? Pues no lo sabemos. Así que solo me queda decir lo que cantaba Rey Lui… Dubi Du, quiero ser como tú…


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