lunes, 19 de agosto de 2013

VESTIGIOS HIPERBÓREOS




CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
12/08/2013
Vestigios hiperbóreos
por Eva Martínez Cabañas





Tan, tan antiguo que no lo recuerdo. Tan, tan fantástico como un cuento… Uno, dos, tres… ¡Comienza la historia! 

Pues bien, Hiperbórea es un término griego que significa Más allá del Norte y se supone que fue una isla o continente de leyenda. Se sitúa en la región ártica, antes de la segunda glaciación universal, y de eso hace más de 60.000 años. Las actuales Groenlandia, Islandia y las islas de Spitzberg serían pues vestigios geológicos de este legendario continente de clima tropical y exuberante vegetación. Los yacimientos de carbón fosilizado encontrados bajo el hielo de estas islas demuestran que allí se desarrolló una rica vegetación. Y, curiosamente, Groenlandia significa Tierra Verde. 

Guillaume Postel, lingüista, astrónomo y erudito francés del siglo XVI, afirmaba que el paraíso se encontraba bajo los hielos del ártico. Así mismo, Piteas de Marsella, intrépido navegante y sabio del siglo V a.C, llegó hasta Thule, una tierra cercana al círculo ártico que lideró el mundo en aquellos tiempos. Y el filósofo Friedrich Nietzsche exaltó la sabiduría de los hiperbóreos, al igual que otros estudiosos. Lamentablemente, la mayoría de los investigadores de esta civilización han tenido atisbos racistas o nazistas, pero esa es otra historia… 

Thule, la capital de Hiperbórea, y sus habitantes son descritos en el Libro de Enoc, que es una parte de la Biblia de la Iglesia Ortodoxa Etíope que ha sido desestimada por el resto de iglesias cristianas. Este libro es el único manuscrito antediluviano conocido y nos relata cosas como: “Una enorme isla de hielo rodeada de altas montañas transparentes como el diamante”. “En el interior del país reinaba un dulce calor en el que se aclimataba perfectamente una vegetación verdeante.” Y en relación a sus habitantes dice: “Las mujeres eran de una belleza indescriptible. Las que habían nacido en quinto lugar en cada familia poseían extraordinarios dones de clarividencia”. “Su carne era blanca como la nieve y roja como la flor de la rosa; sus cabellos eran blancos como la lana; y sus ojos eran hermosos”. “En Thule, la capital de Hiperbórea, vivían los sabios y los doce miembros de la Suprema Iniciación”. 

También los aztecas hablan de Tula en sus leyendas; una isla maravillosa que existió en el Atlántico. 

Los celtas consideraban a los habitantes de la isla de Thule como seres sagrados que poseían conocimientos mágicos. De la misma manera, Tule, también conocida como isla de Saturno, era conocida por cartagineses, fenicios, griegos y romanos. 

En la mitología griega, Hiperbórea era una región situada en las desconocidas tierras septentrionales al norte de Tracia (en la península de los Balcanes, al norte del mar Egeo, siempre que no cojas el mapa al revés). Muchos lo asocian con la Atlántida. Se lo consideraba un pueblo primitivo pero, sin embargo, se decía que los hiperbóreos eran inmortales. El mismísimo dios Apolo se dirigía allí en su carro cada diecinueve años para rejuvenecer. 

Han aparecido referencias sobre Hiperbórea en tablas sumerias, en la cultura egipcia, en el valle del Indo, en el Tíbet y en los Andes. Estos mitos cuentan cómo esta civilización fue creada por dioses venidos de las estrellas llamados ariyas (de ahí lo de la raza aria). Estos dioses cohabitaron con humanas creando su propio linaje y transfiriendo así su ADN o fuego de los dioses. Por cierto, en la mitología griega, Prometeo fue un titán, amigo de los mortales, que robó el fuego de los dioses y se lo entregó a los humanos, siendo castigado por ello. 

Al cambiar el eje de rotación de la Tierra comenzó la glaciación: el hielo cubrió el continente y lo hizo inhóspito. Se cuenta que los dioses partieron de nuevo hacia las estrellas dejaron en la tierra un objeto sagrado: el Grial, que tenía la virtud de mantener el vínculo con su mundo (Por cierto, una vez alguien me regaló una biblia mormona. En ella se contaba que John Smith cruzó el desierto gracias a una caja mágica. Yo pensé que era un bonito nombre para una brújula… Pues en esta ocasión los dioses dejaron un móvil, ¿no?). Cuando regresaron a La Tierra esta había cambiado mucho, por lo que decidieron adentrarse en las cavernas huecas de la Tierra, donde fundaron el reino de Agartha. Mientras tanto, con el paso de los siglos, sus sucesores fueron emigrando hacia Escandinavia en busca de tierras más habitables. Algunos arios llegaron hasta el desierto de Gobi. 

Esta increíble historia también aparece en el Mahabharata o Gran Historia del Pueblo de la India, la epopeya más antigua y larga del mundo. Y en los Edda, dos recopilaciones literarias islandesas medievales que narran toda la mitología nórdica.

También se piensa que, debido a la migración de los hiperbóreos, los fundadores de las civilizaciones asiáticas eran gente de raza aria: los antiguos pueblos iranios. Hacia el Siglo I, el noroeste de China estaba habitado por gente de raza blanca. Recientes excavaciones en la provincia de Xinjiang han descubierto cuerpos momificados que tenían cráneos, narices, pelo rubio, labios finos y otros rasgos indoeuropeos. Ya en el siglo XI se habla de un grupo nómada procedente de Asia central llamado tayiko. Algunas excavaciones recientes demuestran que los tayikos habitaron la actual provincia de Xinjiang hace más de tres mil años, lo que les convierte en uno de los pueblos más antiguos del país.

Hoy en día todavía podemos contemplar rostros de origen ario esculpidos en lugares tan remotos como las estatuas megalíticas de la isla de Pascua (Polinesia); en las ruinas de Zimbawe o en la Reina de Piedra de Guinea Conakry (África); en las ruinas vikingas de Newfoundland; o en las inscripciones rúnicas de Dighton Rock, Conecticut y Minesotta, en los megalitos celtas y torres redondas de Nueva Inglaterra o entre los indios Mandan (todo ello en Norteamérica). 

En Centroamérica y Sudamérica, encontramos leyendas sobre dioses blancos muy anteriores a la llegada de los españoles. Esto puede encontrarse en la región andina peruana de Chachapoyas, donde hoy en día existen aún gringoitos, personas de rasgos europeos y cabellos rubios que no provienen de colonos europeos y documentados con mucha anterioridad a la conquista española y portuguesa. El cronista Cieza de León escribe: “Son los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por serlo, y por su gentileza, muchas de ellas merecieron ser de los incas y ser llevadas a los templos del sol [...] andan vestidas ellas y sus maridos con ropas de lana y por las cabezas solían ponerse llautos, que son señal que traen para ser conocidas en todas partes“. Los habitantes de Chachapoyas construían casas redondas de piedra, casas idénticas a las de los celtas… Todavía hoy pueden verse las ruinas de sus murallas, similares a las que encontramos en Rapa Nui, la isla de Pascua. 

Hitler estaba obsesionado con estas leyendas. Trató de verificar la hipótesis de que, tras el hundimiento de la Atlántida, el Tíbet fue habitado por atlantes blancos. También deseaba encontrar el conocimiento escondido de los antiguos y las entradas al mundo subterráneo. Se cuenta que el mongol Gengis Khan, siglo XIII y fundador del imperio más extenso de la historia, tenía el pelo rojizo, ojos verdes y piel blanca. Los nazis pensaban que era descendiente de los antiguos atlantes arios a causa de la esvástica que este utilizaba en su sello, De esta manera, copiaron su cruz gamada y las ganas de conquista… 

La esvástica es un emblema realmente antiguo. Se encuentra en la cultura de los indoarios, celtas, hindúes, mongoles, chinos, japoneses, mongoles, aztecas y hasta en la cultura vasca. Antiguamente era respetado por ser el símbolo del sol nórdico y de Shiva, dios indoario. Su significado es “la gran rueda del llegar a ser”. Los nazis le dieron la vuelta para que sus aspas giraran en dirección contraria, hacia la izquierda. 

En el Tíbet también se cuenta la leyenda de un reino subterráneo llamado Agartha. Shambhala era su capital. Según esta historia, este pueblo vive en el interior de La Tierra y es superior al de los hombres de la superficie. Es una cultura benevolente y está regida por el llamado Rey del Mundo. 

Bueno, este cuento se ha acabado… Se supone que debo hacer una última reflexión sobre este misterioso pueblo y la numerosa información que se tiene de él, pero es que la historia me parece tan compleja y rompedora que será mejor que cada uno saque sus propias conclusiones. Nuestra capacidad de aceptación o incredulidad, la imaginación, el raciocinio, la facultad para hacernos preguntas, y otras herramientas de supervivencia diaria, nos van a venir muy bien para procesar esta información. Yo mientras tanto voy a ir cerrando la boca… ¡Me la dejé abierta y se me llenó de asombro!


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