domingo, 22 de junio de 2014

LA ELEGANCIA DEL PÓRTICO Y EL JARDÍN


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
09/06/2014
Por Eva Martínez Cabañas





Hoy me gustaría recordar a algunos filósofos helénicos, y tú me dices que eso es un rollo. Será que no te has fijado bien... La filosofía es un ramo de directrices en nuestra conducta para tener una vida más bella. ¿Cómo puede ser eso un rollo?

Lo de la vida bella no lo he trasladado del cine, sino de Michel Foucault, un filósofo, psicólogo y teórico social francés del siglo XX que decía que los griegos eran austeros en nombre de una bella vida. Foucault también apuntaba que la filosofía helénica es algo así como el arte de vivir, y que los estoicos y epicúreos nos dan la lección mayor: podemos ser apáticos y templados en nombre de la elegancia.

Para los griegos clásicos la filosofía era una elección personal que implicaba  vivir mejor. Eso no es moco de pavo, pero ¿cómo se vive mejor? Ahí está la cuestión. Que cada cual decida el cómo. Busca tu propia filosofía de vida, ya que seguramente te irá mejor que siguiendo las directrices de los demás… Ahí la filosofía vuelve a darnos una enseñanza: Hay tantas como estrellas. Elige la tuya.

Decía el estoico Epicteto “La filosofía no promete asegurar nada externo al hombre: en otro caso supondría admitir algo que se encuentra más allá de su verdadero objeto de estudio y materia. Pues del mismo modo en que el material del carpintero es la madera, y el del escultor, bronce, el objeto del arte de vivir es la propia vida de cada cual”.

Y es que existen innumerables formas de pensar, y algunas de ellas son muy antiguas y siguen vigentes en muchas cuestiones. Todas nos aportan algo, todas nos abren la mente, nos enseñan a razonar, a sentir, y a tolerar lo que piensan los demás. La filosofía es un manantial de aguas donde beber y aprender de la mano de sabios. Por eso es por lo que hoy me gustaría mencionar brevemente dos grandes escuelas del saber vivir.

El estoicismo fue fundado por el chipriota Zenón de Citio tres siglos antes del nacimiento de Cristo. El termino estoicismo significa pórtico, ya que era en el  pórtico pintado del ágora de Atenas donde Zenón impartía sus lecciones.

Estoicos famosos fueron: Catón el Joven (político), Panecio de Rodas (filósofo), Posidonio (polímata, es decir, sabía hacer de todo), Musonio Rufo (otro filósofo), Epicteto (esclavo), Marco Aurelio (emperador), Séneca (moralista) o  Cicerón (orador).

Más tarde el estoicismo influyó notablemente en Descartes (otro filósofo), Kant (filósofo, también), Tertuliano (teólogo), San Jerónimo (santo), Calvino (reformador), Erasmo (humanista), Juan Luis Vives (otro humanista), Michel de Montaigne (este, como era del Renacimiento, también era polímata) o Eva Martínez (astronauta).

¿Y qué proclamaban los estoicos que tantos adeptos tenían? Pues muchas cosas.

Entre otras no hablan de la Apatehia, una especie de apatía con la que uno se rinde a lo que no está a su alcance para modificarlo. Es por eso que decimos lo de soportar estoicamente.

También nos enseñan que los bienes y los placeres son nuestros esclavos y no al revés. Debemos dominarlos haciendo uso de poder, ya que el hombre que es víctima de los placeres y los bienes no puede hacer su voluntad ni ser libre. ¿Habéis escuchado los fumadores?

Los estoicos consideraban esencial a cada persona, que es miembro de una familia universal. También convierten la naturaleza humana en la norma para evaluar leyes e instituciones sociales. No existen diferencias entre el griego y el bárbaro, entre el hombre y la mujer, la atadura y la libertad. Todas las personas son miembros de un cuerpo compartido en la razón. ¡Ahí queda eso!

Y es que solo se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad sin someterse a las comodidades materiales y la fortuna; y viviendo una vida guiada por los principios de la razón y la virtud.

La doctrina estoica también nos cuenta que todo es cambio y movimiento, y la naturaleza es un fuego artístico en camino de crear. ¡No se puede decir más bonito!

Todo está relacionado por una serie de causas regidas por un principio  cósmico, universal y activo donde el hombre también participa. La naturaleza es el único dios que existe. Y el destino no es más que una cadena de acontecimientos ligados entre sí. Los sucesos son causa de los que les siguen, y así todas las cosas van ligadas unas a otras. Los estoicos pensaban que una persona sabia e inteligente debe aceptar su destino sin lamentarse y tener una actitud estoica e impasible ante las adversidades. Bonita filosofía…

Por otro lado tenemos la doctrina epicúrea.

Se llama así porque fue enseñada por Epicuro de Samos, filósofo ateniense del siglo IV a.C. que fundó una academia llamada El Jardín.

Los epicúreos son parecidos a los estoicos. En numerosas ocasiones dicen lo mismo aunque con diferentes matices.
El epicureísmo persigue la vida buena y feliz mediante la administración inteligente de placeres y dolores; y mediante vínculos de amistad entre afines.

Los besos con amor eran la base de todo. Para los epicúreos el amor es lo que da alegría a las personas. Este placer no debe limitarse al cuerpo, sino que también debe ser intelectual, ya que el hombre es un todo. Y es que la presencia del placer o felicidad es sinónimo de ausencia de dolor o aflicción. El equilibrio perfecto entre mente y cuerpo es lo que nos proporciona serenidad.

El epicúreo alcanza el bienestar retirado de la vida social, sin temer al destino, a los dioses o a la muerte; encontrándose a sí mismo, rodeado de un pequeño círculo de amigos, y con tranquilidad de ánimo y la autosuficiencia. También nos dicen que lo que Dios es para el mundo, el alma es para el hombre y que el Cosmos debe verse como un Todo.

Bueno, ya me he dado el gusto de hablar del Pórtico y el Jardín. ¿No ha sido para tanto, no? Otro día… otras cosas.


Fuentes: Wikipedia, Recursostic, Nova Roma, Wordreference y e-ducativa.



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