domingo, 9 de junio de 2013

OLOR A LLUVIA


Ciudad Real Digital 

Barricada Cultural

10/06/2013

OLOR A LLUVIA

por Eva Martínez Cabañas


  


Los que me conocen saben que me encantan los perfumes y las flores. Ya de pequeña maceraba pétalos en agua o alcohol para hacer mis propias colonias, y es que los aromas agradables me hacen sentir bien. Tienen el poder de cambiar mi estado de ánimo en solo un segundo y consiguen que “afine” el ritmo de mi respiración.  

El olfato es el más delicado de los sentidos. Bastan solo unas pocas moléculas para estimular una sola célula olfativa y somos capaces de detectar hasta diez mil olores distintos. ¡Casi nada! Pero no todos tenemos la misma capacidad olfativa. Los niños suelen distinguir más olores que los adultos, las mujeres, más que los hombres. Y los ancianos son los que distinguen menos, ya que las estructuras olfativas se deterioran con la edad, como el resto de nuestros sentidos. Hay personas que tienen mejor olfato que otras, probablemente porque sus receptores funcionan mejor o están más especializados, y personas que simplemente no distinguen olores.  

El olfato está al fondo y en lo alto de la nariz, donde se encuentra la pituitaria amarilla. Es allí donde se alojan los receptores del olfato. Por cierto, me estoy acordando del anuncio televisivo de Isabel Coixet… ¿A qué huelen las nubes?  

Pues las nubes huelen a cambio y a lluvia. El olor a tierra mojada es uno de mis preferidos. Solo imaginarlo me hace sentir feliz. Probad a recordarlo. Nos trae frescor, bienestar, ganas de estar en la calle y recuerdos de canícula y tormentas de verano.  

Petricor es el nombre que recibe el olor de la lluvia. Petricor… un precioso nombre que eligieron para este exquisito perfume los investigadores australianos Isabel Joy Bear y Richard G. Thomas, quienes en 1964 publicaron un artículo sobre el tema en la revista Nature. 

La palabra preticor deriva de los términos griegos petros, que es piedra, e ikhor, que significa fluido etéreo. En la mitología griega se dice que el ikhôr es la esencia que corre por las venas de los dioses. Jejeje… ¿A qué huelen los dioses?  

En su artículo, Bear y Thomas describen el proceso mediante el cual los aceites segregados por los vegetales quedan adheridos a la superficie de las rocas. Al entrar en contacto con la lluvia se liberan al aire. Es un aceite amarillento rico en compuestos aromáticos que se encuentra entre las rocas y en el suelo cuando aumenta la humedad del ambiente por la llegada de las lluvias tras la sequía.  

El olor a lluvia es una mezcla de muchas sustancias. Debido a que su composición es compleja (consta de más de 50 substancias) no ha podido sintetizarse en el laboratorio… Con esto se me viene a la cabeza la imagen de Dustin Hoffman olfateando un pañuelo de encaje al intentar reproducir el perfume de moda. Me estoy refiriendo a la película El perfume: historia de un asesino, que también es una fantástica novela de Patrick Süskind.  

Las sustancias más estudiadas en relación al olor a lluvia son la actinomycetes y la geosmina.  La actinomycetes es una bacteria y la principal fuente de antibióticos utilizados hoy en día por la industria farmacéutica. Vive en suelos muy secos de casi todo el mundo y se reproduce mediante esporas, que se liberan cuando llueve. La geosmina es un alcohol producido por la bacteria Streptomyces coelicolor. La sustancia permanece en la tierra hasta que caen las primeras gotas de lluvia. Siempre la lluvia… El ser humano percibe la geosmina en concentraciones de hasta 1 parte por cada 10 billones, lo que la convierte en una de las moléculas más olorosas que existen.  

Pero los microorganismos no son los únicos que aprovechan la lluvia en su beneficio. También lo hacen muchas plantas, que liberan semillas para favorecer su germinación, emitiendo durante el proceso sustancias aromáticas. Animales como los camellos, algunos insectos y las lombrices se sienten atraídos por el olor del preticor, ya que indica que la lluvia se encuentra cerca. Los cactus y otras plantas del Amazonas sí saben reproducirlo e incluyen esta fragancia en sus flores. Para los camellos el olor de la geosmina es crucial para su supervivencia. Los camellos del desierto del Gobi son capaces de encontrar agua a más de 80 kilómetros de distancia.  

No obstante, hay quienes sostienen que el precioso olor a lluvia proviene del ozono. Este gas siempre está presente en la atmósfera, pero su concentración en las zonas bajas aumenta en los días de tormenta. Los rayos favorecen su formación. El ozono contiene tres átomos de oxígeno. Se forma a partir de las moléculas de oxígeno que respiramos, que están compuestas por dos átomos y son más estables. Cuando las descargas eléctricas de los rayos inciden sobre estas últimas se rompen. Los átomos que quedan sueltos se unen entre ellos o con una molécula de oxígeno formando ozono. Otros sostienen que el ozono que se forma durante las tormentas eléctricas no tiene un aroma agradable. Al contrario, su olor es muy fuerte. En grandes concentraciones puede llegar a ser irritante.  

Bueno, entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja… que diría el brillante Quevedo. Yo particularmente pienso que la tierra está tan agradecida con las primeras lluvias, que canta su canción de secretos movimientos de vida. Y nos la ofrece envuelta en un perfume único y especial. Y solo René Lalique hubiera podido fabricar el vidrio que contuviese este aroma, ¿no creéis?

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