sábado, 29 de marzo de 2014

QUÉ NARICES ES LA FÍSICA CUÁNTICA


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
03/03/2014
Por Eva Martínez Cabañas


 

Ánimo, ánimo... que solo voy a utilizar palabras buenas y sencillas. ¿Os acordáis de la película Men in black, y concretamente de la taquilla del agente J, donde vivía una civilización diminuta? Ahí lo tenéis... ¡física cuántica! Pero no se vayan todavía, que aún hay más.

El danés Niels Bohr, Premio Nobel de Física en 1922, dijo en una ocasión: “Aquel que no se asombra cuando se encuentra por primera vez con la teoría cuántica es que posiblemente no se ha enterado de nada”. Pero nosotros nos enteramos y nos asombramos, ya veréis...

A la física cuántica le debemos muchas aplicaciones electrónicas (como transistores, microprocesadores, semiconductores, o superconductores), adelantos en temas de computación, física de altas energías, criptografía, cirugía láser, exploración radiológica o la teoría del universo temprano (que habla sobre lo que sucedió después del big bang y cómo el universo se expandió después de su formación).

La física cuántica es una rama de la física que surgió en el siglo XX cuando la teoría electromagnética y la ley de gravitación universal no conseguían resolver ciertos fenómenos de la naturaleza. También se conoce como mecánica cuántica, teoría cuántica o mecánica ondulatoria, pero no os dejéis impresionar por tanto título porque al final todo se trata de lo mismo.

¿Y para qué sirve? Pues nos explica cómo funciona el mundo y cómo se comporta la materia pero a escalas muy, pero que muy pequeñas, así que vamos a necesitar un microscopio para mirar qué hay del otro lado del agujero, y vamos a hablar de partículas (que son el trocito más pequeño de materia de un cuerpo que aún conserva sus propiedades químicas). Estas pueden ser átomos, iones, moléculas...

La tradicional física de Newton nos explica las leyes físicas que nos rodean, pero cuando se aplica a los pequeños campos de la materia (ya sabéis: átomos, iones, moléculas...) entonces ¡no funciona! Así que los científicos se pusieron a investigar y ahora conocemos las leyes newtonianas (para las cosas grandes) y las leyes cuánticas (para las cosas pequeñas).

Las leyes cuánticas no son fáciles de comprender porque nos obligan a pensar de manera diferente, se rigen por normas que parecen fruto de la fantasía y a veces hasta nos recuerdan la magia de los cuentos, pero sin embargo son física, son ciencia, son reales y rigen nuestro mundo.

Veréis como esto os gusta: la mecánica cuántica nos ha demostrado que una partícula puede estar en varios sitios a la vez (hasta en 3.000 lugares distintos), y que un mismo objeto puede tener una naturaleza dual. ¿Cómo puede ser esto? Pues siendo. Abracadabra... el universo es más interesante de lo que creíamos.

Aunque Einstein dijo que nada puede viajar más rápido que la luz, las partículas subatómicas (que son partículas más pequeñas que un átomo y que también se llaman cuantos) se comunican instantáneamente sin importar dónde estén.

Más ejemplos: la física tradicional nos asegura hacia dónde se encamina un objeto atendiendo a su posición y velocidad, pero la física cuántica se rige por probabilidades, y nunca puede saber con seguridad absoluta en que devendrá algo concreto (es fácil de entender, solo hay que cambiar la manera de pensar... A+B=2).

La física “de las cosas grandes” nos dice que solo se puede entender el todo conociendo las distintas partes, y la física “de las cosas pequeñas” nos enseña que el universo es un todo, sus partes están conectadas entre sí e interactúan unas con otras. ¡Es hasta bonito!

Si todavía hay alguien leyendo... ¡Síganme los buenos!

Una de las cosas que nos enseña la física de Newton es que los átomos están formados en su mayor parte por un espacio vacío (entre su núcleo y el electrón que lo circunda). La física cuántica reconoce que este supuesto vacío en realidad contiene enormes cantidades de energía con un enorme potencial. Así mismo, los científicos nos enseñan ahora que hay más energía en un centímetro cúbico de espacio vacío que en toda la materia del universo conocido (como en la taquilla del agente J), y es que a niveles más sutiles la energía se incrementa, es decir, la energía nuclear es un millón de veces más poderosa que por ejemplo la energía química.

Más magia: Además las partículas subatómicas no son sólidas, como se creía, sino que dependiendo de cómo las observemos o midamos pueden comportarse como partículas (que son objetos sólidos e independientes que ocupan un lugar específico en el espacio) u ondas (que son fluidas y están extendidas por el universo, como las ondas de radio o las olas del mar) ¡Nosotros mandamos! Sin ser medidos ni observados, los electrones de comportan como ondas, pero cuando los sometemos a observación en un experimento, se presentan como partículas que pueden ser localizadas. Esto es una paradoja en toda regla, ¿alguien tiene el guasap del mago Merlín?

Lo curioso es que las propiedades de ondas y partículas son opuestas. Los investigadores también descubrieron que si instalaban equipos de medición de ondas, descubrían que el cuanto era una onda, y si lo medían con equipos de medición de partículas, entonces eran partículas. Así, determinaban la realidad del cuanto a través de la elección del equipo.

Nos dice el psicólogo y escritor Wayne Dye: “La forma en que una onda se hace sólida e independiente es mediante la atención consciente del observador. Este es el valor de aprender a mirar hacia el propio interior y centrar la atención en lo que uno quiere crear. Las partículas subatómicas existen o desaparecen dependiendo del observador”. A mí esto me parece alucinante...

Los científicos también descubrieron que los electrones, al moverse de órbita en órbita alrededor del núcleo, lo hacen de manera instantánea. Es decir, desaparecen de un lugar y aparecen en otro. Esto se conoce como salto cuántico (yo lo llamo teletransportación). Y no se sabe con exactitud dónde aparecerán los electrones ni cuándo saltarán.

A raíz de todos estos descubrimientos se ha elaborado una teoría psicológica y espiritual que nos muestra cómo llevarla a la práctica en nuestra realidad personal. Nos enseña que el observador y lo observado no son conceptos separados como creíamos, y que en realidad el observador influye en el objeto observado. Todo participa en el universo. ¿Ponemos un ejemplo sobre esto? Vamos a ver... Si yo (el observador) pienso que el número 13 (lo observado) trae mala suerte, así ocurrirá, porque mi pensamiento determinará lo que me suceda. Si pienso que voy a encontrar trabajo (lo observado) porque yo (el observador) valgo mucho, así será... atraeré lo que deseo. La física clásica nos dice que estamos supeditados a lo que sucede a nuestro alrededor, pero la física cuántica nos enseña que nosotros creamos nuestras experiencia y nuestro alrededor. Guau...

Decía Einstein que la pregunta más importante que un ser humano puede hacerse en la vida es ¿el universo es un lugar amigable para vivir? Y según la teoría cuántica... ¡depende de nuestra elección! Elegimos si el universo es amigable o no. Aquello sobre lo que nuestra atención se centre será lo que se creará. Así, el acto de observar es un acto participativo que afecta a la creación. Si se modifica el modelo de observación o se aparta la atención, también la creación se verá afectada. Todo tiene una frecuencia vibratoria y nosotros tomamos esas vibraciones materializándolas a través de nuestros pensamientos y sentidos.

Y ahora llegamos al concepto de Paradoja de la Realidad, es decir, todas las cosas contienen en sí mismas su opuesto. ¿Qué significa esto? Pues que los cuantos pueden ser partículas y ondas. El universo y todo lo que contiene se encuentra en un fluir constante y tiene la capacidad de cambiar su polaridad. Todo se transforma... El cambio es la esencia de la vida.

Los fundadores de la teoría cuántica fueron Max Planck, Niels Bohr, David Bohm, Louis De Broglie o Erwin Schrödinger, entre otros. Con tanta incertidumbre y probabilidades, Albert Einstein, físico alemán y Premio Nobel de Física en 1921 (a quien no le hacía mucha gracia la teoría cuántica) acabó diciendo “Dios no juega a los dados con el universo”, a lo que Niels Bohr contestó: “¡Deje de decirle a Dios lo que tiene que hacer!”. Ya sabéis... cosas de genios. Curiosamente fue Einstein quien completó las leyes de movimiento en su teoría de la relatividad demostrando que el electromagnetismo es una teoría no mecánica.

Y Edgar Mitchell, astronauta jubilado de la NASA, nos dijo: “No hay fenómenos paranormales ni supernaturales, solo grandes huecos en nuestro conocimiento de lo que es natural. Deberíamos esforzarnos por salvar esas brechas de ignorancia”.

Salvémoslas pues...

Para saber más os recomiendo en YouTube el vídeo de la doctora Sonia Fernández-Vidal. O la película documental ¿Y tú qué sabes? También los libros La puerta de los tres cerrojos (física cuántica para adolescentes) y 50 cosas que hay que saber sobre física cuántica, de Joanne Baker.


Fuentes: Los Secretos de la Mátrix, Wikipedia, Ojo Científico, Con los brazos abiertos.

 

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