sábado, 15 de noviembre de 2014

CIUDAD REAL CÉLEBRE: CIUDAD REAL VERSUS NAPOLEÓN


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
27/10/2014
Por Eva Martínez Cabañas




Dijo Napoleón en cierta ocasión que las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo. Mi querido emperador, ¡tomáis las de Villadiego con demasiada alegría! Haced lo que os plazca, pero sabiendo que a Ciudad Real se viene a tomar un vinito y a pasear por la plaza, no a pisar uvas sin permiso. Aquesta mujer que hoy os reta sin espada, y con dos siglos de retraso, tiene magnífico ejemplo a seguir. Por eso, parafraseando a mi maestro zen don Quijote de la Mancha, os espeto con diligencia: ¡Non fuyades, cobarde y vil criatura, que es una sola señora la que os acomete! Ah, y lo de obligar a los turistas a inclinar la cabeza ante vuestra tumba es hacer trampa, que es la voluntad del inclinado la que realmente homenajea.

En fin lo que sucede es que hace poco me he enterado, que hace mucho, tuvo lugar en Ciudad Real una batalla de la que no había oído hablar. Se conoce como Batalla por los Puentes del Guadiana de Ciudad Real o simplemente Batalla de Ciudad Real. De un lado estaban las tropas españolas, del otro las de Napoleón Bonaparte. Si queréis, contamos este cuento que ocurrió realmente y dentro del marco de la Guerra de la Independencia Española.

Pues bien, las cosas comenzaron a ponerse feas el 2 de mayo de 1808 en Madrid. Los franceses habían invadido la capital para darle gusto a su jefe Napoleón, quien coleccionaba territorios, y los madrileños lógicamente se enfadaron y se sublevaron. Desde ese momento las tropas napoleónicas se centraron en ocupar la península ibérica. Su objetivo principal era bloquear Cádiz, y someter Andalucía y Portugal para cortar el comercio con Inglaterra.

Fue entonces cuando el Ayuntamiento de Ciudad Real convocó en la Plaza Mayor a los ciudadrealeños para proclamar la lealtad de la ciudad al rey Fernando VII, que ya reza el escudo de Ciudad Real, “Mvy noble, Ciudad Real, mvy leal”. En nuestros días se ha puesto más de moda el eslogan “Ciudad Real te enamora”, pero no pienso salirme del tema. La ciudad contaba por aquel entonces con unos 7.000 vecinos.

Se colgaron en el Ayuntamiento la imágenes de la Virgen del Prado y del rey, y el Regimiento Provincial de Milicias de Ciudad Real se marchó hacia la provincia de Jaén, a defender los cerros de Bailén del avance francés hacia Andalucía, con 575 hombres al mando del capitán de infantería Vicente Nieva. En el cerro del Cerrajón, el regimiento formó parte de la 2ª División del marqués de Coupigny.

Como curiosidad hay que decir que en el batallón de Coupigny estaba alistado Baldomero Espartero desde los 15 años de edad, por lo que participó en la batalla de Bailén el que llegaría a ser general del ejército español y regente de España. Así mismo, como ayudante de campo del marqués también estaba José de San Martín, futuro líder de la independencia de Argentina, Chile y Perú.

El 19 de julio de 1908 21.000 soldados del ejército francés al mando del general Dupont, se enfrentaron a 27.000 soldados españoles a las órdenes del general Castaños. La derrota de Dupont en Bailén tuvo grandes consecuencias, ya que la noticia forzó a José I, hermano de Napoleón, a abandonar Madrid. Cuando las tropas ciudadrealeñas regresaron a casa, fueron vitoreadas por sus vecinos y homenajeadas en la parroquia de La Merced.

Otro acontecimiento importante previo a la contienda de Ciudad Real fue la Batalla de Valdepeñas, que tuvo lugar el 6 de junio de 1808. Valdepeñas contaba con 8.000 habitantes y era una de las villas más prósperas de Castilla La Nueva por ser la principal productora de vino en España. Pero su principal atractivo radicaba en el hecho de que se encontraba situada a mitad del camino real que conectaba Madrid y Andalucía. La batalla se libró en el cerro de Las Aguzaderas, se solicitó ayuda a las villas cercanas y se ocultaron a mujeres, niños y enfermos en las bodegas. Parapetaron las calles con carros y cuerdas, y enterraron clavos en la tierra para dañar a las caballerías. Los labradores se armaron con sus herramientas de trabajo, y las mujeres con útiles de cocina y agua hirviendo. Sobresalieron en la contienda la heroína local Juana La Galana, que luchó en la entrada a la villa cuerpo a cuerpo y armada con una porra; Francisco Abad Moreno, un joven conocido como El Chaleco y que tras haber perdido a su madre y hermano organizó una guerrilla; y la Fraila, viuda y santera de la ermita, que tras perder a su hijo, guerrillero de Chaleco, invitó a toda una tropa de más de 100 soldados franceses a comer y beber en la ermita. Tras tenerlos dormidos, hizo volar la ermita prendiendo la pólvora que llevaban estos y murieron todos.

Ante la dificultad de no poder hacerse con las villas del camino real, los franceses bordearon el río Guadiana hasta Ciudad Real, donde el 26 y 27 de marzo de 1809 tuvo lugar la Batalla de Ciudad Real, entre el IV Cuerpo del Ejército Imperial Francés (al mando del general Sebastiani) con 3.500 hombres. El Ejército de La Mancha (con José de Urbina, conde de Cartaojal) contaba con una tropa de 2.200 hombres con armamento muy anticuado e insuficiente. Era Semana Santa y se habían concentrado las tropas en torno a Ciudad Real, ya que el enemigo se aproximaban en contraofensiva al haber sido derrotado el ejército español en los Yébenes el día 24.

Se movilizaron partidas guerrilleras que vinieron de Ciudad Real, Miguelturra, Pozuelo de Calatrava y Carrión de Calatrava.

El general Sebastiani dividió el ejército en dos partes. Por un lado, la División de Caballería del general francés Milhaud llegó a Peralvillo a través del camino real, donde fue rechazada en los puentes fluviales del Guadiana, que daban paso a Ciudad Real. En época de la batalla el río contaba con una distancia entre orillas de unos 100 m. Pasaron el puente Nolaya con 1.000 jinetes y 4 cañones, pero el contraataque de la caballería española los hizo retroceder de nuevo hasta la aldea de Peralvillo. Consiguieron hacerse con el puente del Molino del Emperador, parapetándose dentro del molino, aunque finalmente tuvieron que retroceder de nuevo. Las tropas españolas dejaron una guardia en los 4 cañones situados en los puentes del Guadiana, y después se retiraron a Ciudad Real. Al día siguiente, el 27 de marzo de 1809, la batalla se libró a la altura del Puente Nolaya. Tras un avance, las tropas francesas fueron rechazadas de nuevo por los cañones.

En cuanto a la segunda división, estaba formada por la Caballería Polaca del ejército francés, que cruzó el puente Guadiana cercano al castillo de Calatrava y sorprendió de noche y por la espalda al Regimiento de Milicia de Ciudad Real. De esta forma cayó parte de la infantería española situada en la falda del cerro de La Atalaya.

Los franceses traspasaron las murallas de Ciudad Real liberando a los 80 prisioneros franceses, que habían sido capturados en los combates de los días anteriores, y que estaban presos en los sótanos de la Casa de la Caridad. En cuanto al ejército español, el general Cartaojal ordenó la retirada hasta Viso del Marqués. El Regimiento de Milicias de Ciudad real quedó destrozado y habiendo perdido su bandera ante el enemigo.

El general francés esperó en la Puerta de Calatrava a que los ciudadrealeños salieran a suplicarle clemencia para no tomar rehenes ni destruir la ciudad. Y así lo hizo un pequeño grupo de ciudadrealeños, pues la mayoría había huido a los montes. El general accedió, y las tropas de ocupación francesa marcharon a Miguelturra.

Una parte de la tropa de ocupación permaneció en Ciudad Real como destacamento de vigilancia, y el 3º Regimiento de Caballería de Húsares de Holanda quedó acuartelado en el Hospital de la Caridad de Ciudad Real. El 16º Regimiento de Dragones también ocupó la Casa de la Caridad, y estuvo de guarnición en Ciudad Real de manera permanente.

Para tratar de reconquistar la ciudad, en 1811 se forma un escuadrón franco de húsares de caballería con ciudadrealeños y miguelturreños, quienes combaten a los franceses a través de acciones de guerrilla. La ocupación francesa de Ciudad Real se mantuvo hasta 1813.

Y aquí acaba el resumen de la batalla. A principios del siglo XX un pastor ciudadrealeño encontró botones del ejército francés, un águila imperial y mosquetes en el que fue campo de batalla de esta contienda.

Dicen que Napoleón I pronunció en algún momento esta sentencia: “La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo”. Ahí sí te doy la razón, amigo Bonaparte.


Fuentes: Ciudadreal.wordpress.com, Ciudad Real Monumental, Wikipedia.



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