sábado, 14 de diciembre de 2013

DON PEDRO ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
25/11/2013
Por Eva Martínez Cabañas






Decíamos ayer... (como dijo Fray Luis de León a sus alumnos después de cinco años de ausencia) que el historiador Celso García de la Riega afirmó que Pedro Álvarez de Sotomayor había sido un noble medieval pontevedrés, fallecido en Alba de Tormes bajo extrañas circunstancias... ¡y que “regresó a la vida” con el nombre de Cristóbal Colón! Alfonso Philippot recogió y amplió la teoría mediante documentos que probaban la presencia del apellido Colón en Pontevedra. Así que tiramos del hilo y averiguamos un poquito más sobre don Pedro Álvarez de Sotomayor. La historia es fascinante, ya veréis...

Cuentan que le apodaban Pedro Madruga tras discrepar con otro noble (familia de los Sarmientos de Rivadavia) sobre límites de tierras. Ambos señores feudales convinieron resolver el problema y se dieron cita para ello. Cuando el de Sarmientos se dispuso a salir de su castillo al alba, se encontró al pie de la muralla a Pedro Álvarez de Sotomayor, a quien saludo de esta manera: “Madruga, Pedro, madruga”. Aunque existe otro texto que afirma que debían llamarlo así porque, o bien anochecía en un sitio y amanecía en otro; o bien porque siempre llegaba temprano.

Pedro Álvarez de Sotomayor nació alrededor de 1420 fruto de los amores entre el noble Fernán Yáñez de Sotomayor (señor de Sotomayor y Fornelos) y Constanza de Zúñiga, (sobrina de la condesa de Santa Marta en Rivadavia). Como era hijo ilegítimo, al joven Pedro le procuraron estudios eclesiásticos con los que pudiera labrarse un futuro.

En Galicia se libraba entonces la llamada Guerra Irmandiña, una revuelta social que surgió debido al hambre de los campesinos, las epidemias y los abusos de poder por parte de la nobleza. La llamada Santa Hermandad lucho contra los nobles gallegos impulsada por el rey Enrique IV. Más tarde el levantamiento también tuvo carácter político a causa de la Guerra de Sucesión Castellana (Isabel 1 - Juana 0), así que labradores, artesanos y mercaderes hicieron frente a los nobles apoyados por los hidalgos y el clero.

En la Guerra Irmandiña encontró la muerte el noble Álvaro Páez de Sotomayor, quien antes de entregar la ciudad a la Hermandad dejó como heredero de la casa Sotomayor a su hermanastro Pedro, quien abandonó sus estudios de clérigo para hacerse cargo de la herencia familiar.

Don Pedro visitó la corte de Enrique IV para que el monarca autorizase el testamento, y viajó a la corte portuguesa de Alfonso V buscando apoyo de familiares, del propio monarca y refugiándose de la Guerra Irmandiña.

En Portugal se ganó la protección del rey y contrajo matrimonio ventajoso con doña Teresa de Távora (hija del hidalgo portugués Álvaro Pérez de Távora) con la que tuvo siete hijos: Álvaro, Fernando, Cristóbal, Diego, Alfonso, Mayor y Constanza.

Madruga siempre estuvo muy vinculado política y familiarmente con Portugal, pero la revuelta Irmandiña consiguió introducirlo en el círculo de nobles gallegos. Estos, junto al arzobispo de Santiago, lo reclamaron para que formase parte de la batalla. Así que don Pedro cruzó la frontera y recuperó con pericia sus dominios, derrotando a las huestes enemigas cerca de Pontevedra. También ayudó al arzobispo de Santiago (Alonso de Fonseca) y a Juan Pimentel (hermano del conde de Benavente) a recuperar sus posesiones; y organizó a la resquebrajada nobleza gallega, disgregada por exigencias particulares. Madruga tuvo como aliados a caballeros de acostamiento en sus tierras (como los Valladares o los Montenegros), a sus familiares (los Sotomayor de Lantaño), o a su amigo Lope Sánchez de Moscoso (conde de Altamira).

Sus enemigos intentaron cortándole el paso junto a Pontevedra para que no se reuniera con el arzobispo, pero Pedro Álvarez venció a la Hermandad junto a sus aliados y les obligó a reconstruir las fortalezas que habían derribado.

Por otro lado, Enrique IV le había otorgado unos ingresos de 150.000 maravedíes como interés sobre las rentas reales de Pontevedra, Vigo y Redondela, así que la concesión le sirvió a don Pedro de pretexto para señorear estas ciudades. La decisión le acarreó un duro enfrentamiento con el arzobispo de Santiago, a quien pertenecía la jurisdicción de estas localidades.

Sea como fuera, el caso es que llegó a ser una figura destacada en el panorama político y militar de la Galicia medieval. En la cumbre de su carrera militar, Pedro Madruga obtuvo del rey portugués Alfonso V el título y los derechos de conde de Camiña, por lo que ejerció el dominio casi exclusivo del suroeste de Galicia, donde el pueblo lo consideraba como a un rey debido a sus pretensiones hegemónicas, las cuales manifestó mediante las palabras “en Galicia basta mi casa”.

Cuando muere Enrique IV comienza en Castilla el conflicto sucesorio entre su hermana Isabel y su hija Juana. Pedro Madruga apoyó a Juana (que estaba casada con Alfonso V), y lo hizo tanto por vinculación familiar como por intereses personales. Su mayor enemigo (el arzobispo de Santiago) se mantuvo al lado de Isabel y más adelante de los Reyes Católicos, buscando restablecerse de sus pérdidas  y conseguir un ascenso político.

La intervención de don Pedro en el conflicto facilita la invasión portuguesa en Castilla, ya que el noble abre un frente gallego donde proclama a Alfonso y a Juana reyes de Portugal, Castilla León y Galicia.

El obispo de Tui (Diego de Muros) se opuso a la presencia portuguesa. Necesitando subsidios, don Pedro resolvió apoderarse de la ciudad de Tuy y capturó a su obispo, llevándolo en su retaguardia de campamento en campamento por tierras portuguesas, y tratándolo de forma poco correcta durante su largo cautiverio.

El arzobispo Fonseca, el conde de Monterrey y otros nobles gallegos acabaron incorporándose al bando isabelino. Comandados por Fray Arias del Río (corregidor mayor de Galicia) se dirigieron a Pontevedra dispuestos a reducir a don Pedro, y secundados marítimamente por una escuadra capitaneada por Ladrón de Guevara.

Madruga resiste dos prolongados cercos a la ciudad y acaba decidiéndose una tregua en la guerra. Yendo a visitar a Lope Sánchez de Moscoso, es hecho prisionero por Rodrigo Alonso de Pimentel, que no admitió rehenes ni dinero a cambio de su rescate. Pimentel lo encerró en Orense. El arzobispo compostelano y los demás enemigos de Madruga, se dirigieron entonces a Pontevedra para rendirla, ocuparon varias fortalezas de los Sotomayor y construyeron otras nuevas en la zona. Como los nobles no hicieron nada por ayudarle, fue el rey de Portugal quien ofreció la libertad de dos caballeros principales de Castilla a cambio de su protegido.

Tras ser liberado, Madruga regresa a Galicia, y en menos de un año consigue recuperar los dominios perdidos, se apodera de García Sarmiento (señor de Sobroso) y de su tío Fernández Camba, dando muerte a Gregorio de Valladares y a Tristán de Montenegro. El bando de Fonseca solo consigue mantenerse en Pontevedra y Bajona.

Pedro Álvarez era inteligente y no tenía escrúpulos para conseguir lo que quería. Prueba de ello la encontramos en el archivo de los duques de la Roca (Casa de Sotomayor  legajo 19, nº 41) donde se relata un divertido episodio donde Pedro Madruga se hace con unas armas: “La causa por donde se levantó fue que ha venido a atracar a la ría de Vigo, cerca de (Casa de Don Pero), una nave de unos germanos que traían 180 mosquetes o arcabuces, y él pidió se los vendiesen y ellos no quisieron, y usó de un disfraz para hurtárselos, que es le siguiente. Mandó en la playa de Vigo hacer unas fiestas en que con danzas de espadas desnudas y corriendo patos, salieron los germanos a ver la dicha fiesta, y después que fueron en tierra todos con barcos que tenía, mandó disimuladamente a un capitán suyo, llamado Pedro Veloso, natural de Bayona, y cogió las dichas armas, y con ellas hizo grandes locuras”.

Cuando se firma la paz entre Castilla y Portugal, los Reyes Católicos se habían consolidado como monarcas de Castilla y Aragón. A pesar de que los tratados contemplan un perdón general para los nobles, los monarcas soportaban una delicada situación en Galicia gracias al esfuerzo de don Pedro.

El arzobispo de Fonseca reclamó entonces a don Pedro la devolución de las feligresías de su feudo. Como los Reyes Católicos intervinieron en la devolución de estas, el obispo de Tui también le exige a don Pedro que le regrese lo sustraído a su iglesia. El gobernador y la Hermandad, estaban dispuestos a terminar con Sotomayor. Así que, ante esta comprometida situación, Madruga intenta deshacer el desagravio y restituye todos los bienes usurpados a la iglesia de Tui. Pero los Reyes Católicos estaban decididos a acabar con Pedro Madruga.

Al ver el giro que tomaban los acontecimientos Madruga envió a su esposa para suavizar las cosas con la realeza, ya que había muerto su aliado el conde de Lemos, disponía solo de tres fortalezas, sus enemigos habían crecido en posesiones y el mariscal Pedro Pardo de Cela había sido ajusticiado en Burgos.

Doña Teresa solicitó a los reyes que dejasen disfrutar de los bienes de la casa a su hijo Álvaro; ya que el joven no había tomado parte en las conspiraciones de la nobleza gallega por ser demasiado joven. Los reyes aceptaron, protegieron en la Corte a Álvaro de Sotomayor y le exigieron que se haga cargo del señorío.

Pero al requerir Álvaro a su padre las fortalezas, este le amenazó con romperles un palo en la cabeza a él y a su curia. Doña Teresa aconsejó a su hijo que entrara en la fortaleza de Sotomayor disfrazado, y que una vez dentro se diera a conocer a sus criados, descubriéndoles a estos el favor recibido de los reyes. Así lo hizo el joven. Su padre se enfadó tanto que fue en busca del conde de Altamira, prometiéndole a este todo lo que quiso a cambio de su ayuda.

Pero la Corte le envió orden de estarse quedo y de dejar que los acontecimientos siguieran su curso. Álvaro de Sotomayor heredó así el señorío con el apoyo de la Corona y se convirtió en un noble sumiso al deseo de los monarcas.

Madruga redactó un nuevo testamento donde desheredó a su hijo Álvaro, y donde le dice que se contente con cinco reales por haber sido desobediente, haberse levantado contra él, haberle tomado la fortaleza y casa de Sotomayor, ser causa del desfallecimiento de sus estados, apocamiento de su vida y causa de su muerte.

En 1486 don Pedro viajó a Castilla para solicitar el perdón de los reyes. Paró en el monasterio de Alba de Tormes con el propósito de descansar y entrevistarse con su amigo el duque de Alba. Los parientes de Madruga que vivían en la Corte veían mal remedio para estos sucesos, y aunque el duque de Alba habló en su favor a los reyes, no consiguió el perdón. Entonces Pedro Álvarez de Sotomayor, conde de Camiña, falleció de repente y de forma sospechosa.

El historiador Vasco da Ponte nos narra lo siguiente: “... unos dixeron que el conde muriera allí de dos carbúnculos, otros dixeron que el alcalde de Proiaño entrara en el monasterio con sus porquerones y que le hechara un garrote en el pescuezo; unos dicen que fue de una manera y otros dicen que fue de otra, quizá fue e entrambas maneras”.

Y así termina la historia de la supuesta “primera vida” de Cristóbal Colón. Desmigar el paso del tiempo y sus acontecimientos suele ser complicado, pero disponemos de abundantes documentos e imaginación para ello. ¿Pero cómo acabaría Madruga al otro lado del mundo? Quien lo sepa, que lo cuente... o que haga una película, que también nos vale.


Fuentes: Wikipedia, Reha, Ayuntamiento de Soutomaior y Manuel Avendaño Gascón.
Foto: Historiayarqueología.com

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