domingo, 9 de febrero de 2014

EL MUNDO AL REVÉS


CIUDAD REAL DIGITAL
Barricada Cultural
03/02/2014
Por Eva Martínez Cabañas






Todos hemos visto muchas veces la famosa fotografía de La Tierra vista desde el espacio y conocida como Blue Marble o Canica Azul. En ella se puede ver el continente africano en la parte superior y la Antártida debajo, pero en realidad fue tomada con la Antártida hacia arriba debido a la posición en la que se encontraba el Apolo 17. La NASA nunca mencionó este dato y le dio la vuelta a la imagen.

En los mapamundis, la noción de que el norte debe estar siempre arriba y el este a la derecha se la debemos al astrónomo egipcio Ptolomeo, quien en el siglo I a.C. tomó esta decisión atendiendo al mundo conocido en aquel momento, y facilitando así su estudio en un mapa plano. Más tarde, los navegantes europeos comenzaron a guiarse por la Estrella Polar, en la constelación Osa Menor. Pero con anterioridad a esto, la parte superior del mapa era Oriente... de ahí surge la palabra orientación.

La mayoría de cartógrafos han utilizado estas referencias a lo largo de los siglos. Pero si históricamente la tecnología y la economía se hubiese desarrollado primero en el hemisferio sur, ahora tendríamos una imagen del planeta distinta y con mapas “bocabajo”.

Hoy en día, crear mapas en distintas posiciones podría romper viejos patrones de pensamiento. El profesor de geografía norteamericano Denis Crosgrove dijo en 1999: “Aunque los mapas son producto de observaciones medidas o dibujadas, estas no son ni descripciones ni representaciones, sino construcciones mentales; ideas que permitirán cierto efecto de cambio”.

Además hay que añadir que aproximadamente el 70% de la superficie terrestre la cubren los azules océanos, en los mapas se resaltan más los continentes, dibujados mucho más grandes de lo que son en realidad y que nos dan una imagen distorsionada del mundo donde vivimos.
 
La cartografía es la ciencia que se ocupa de estudiar y elaborar los mapas geográficos y territoriales. Y como La Tierra no es esférica, sino que tiene forma de elipsoide con un ligero achatamiento en los polos (forma geoide), el sistema que se utiliza para representarla en dos dimensiones es a través de proyecciones. Lo más importante del mapa es representar contornos, superficies, ángulos a escala, y todo con la mayor fidelidad. Actualmente las representaciones cartográficas suelen realizarse con programas informáticos llamados SIG (Sistema de Información Geográfica).

El matemático y cartógrafo flamenco del siglo XVI Gerardus Mercator, ideó un método de proyección cartográfica cilíndrica para elaborar mapas terrestres planos, que estaba basado en transformaciones matemáticas. Su objetivo era ayudar a los navegantes, por lo que ha sido muy utilizada en cartas marítimas. Pero lamentablemente este método no conserva las relaciones entre áreas para valores distintos de latitud, por lo que los mapamundis realizados mediante esta proyección exageran la superficie de las tierras cercanas a los polos. La proyección de Mercator va exagerando el tamaño de las tierras a medida que nos alejamos de la línea del ecuador, por lo que Groenlandia aparece aproximadamente del tamaño de África cuando en realidad África es catorce veces mayor que la isla; y Alaska aparece de tamaño similar al de Brasil, cuando este país es cinco veces mayor que Alaska.

También hay otro aspecto engañoso que señalar en los mapas de Mercator: los países no están donde creemos que están. José Antonio Adrey, profesor de Geografía Territorial en la Universidad de Santiago de Compostela, afirma: “Europa y Norteamérica deberían estar mucho más al norte de donde están. Aparecen centrados en el mapamundi, prácticamente en el ecuador, cuando están muchos más grados hacia el norte”.

El artista plástico uruguayo Joaquín Torres García, creó en la década de los cuarenta del siglo pasado la Escuela del Sur y dibujó un mapa de Sudamérica al revés. Dijo al respecto: “He dicho Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose señala insistentemente el Sur, nuestro norte”. Sin embargo, esta costumbre de crear “mapas invertidos” en realidad es bastante común en Australia o Nueva Zelanda por razones de comodidad.

Algunos mapamundis modernos ya no utilizan la proyección de Mercator, prefiriendo otras proyecciones, como la de Gall-Peters (a base de coordenadas rectangulares) aunque esta tampoco está exenta de controversia y polémica a partes iguales. El historiador Arno Peters publica su propia proyección en 1974, introduciendo una serie de correcciones a otra proyección de un cartógrafo del siglo XIX llamado James Gall.

Peters fue cineasta y un técnico alemán y estadounidense nacido en Berlín, Alemania, en 1916, el cual falleció a los ochenta y seis años de edad en la alemana ciudad de Bremen. Su proyección es equiárea (en cartografía significa que distintas áreas tienen la misma superficie), por lo que se representan proporcionalmente la áreas de las distintas zonas de La Tierra. Su método refleja fielmente las áreas de los países, pero no sus siluetas, que aparecen demasiado estiradas, como sucede con África y Sudamérica.

Los mapas realizados con esta proyección muestra un mundo muy distinto. México se ve más grande que Alaska, y África tiene mayor área que Groenlandia. Peters dijo al respecto: “El uso generalizado de los mapas de Mercator para propósitos que no tenían nada que ver con la navegación ha construido en nuestra mente una imagen del mundo gravemente distorsionada”.

El método Gall-Peters cuenta con numerosos detractores, entre los que se encuentran la Unesco y numerosas ONG. El principal reproche consiste en que estos mapas muestran Europa y Norteamérica mayores de lo que son en realidad. El profesor Adrey nos dice que esta desproporción crea una concepción de centralidad europea y norteamericana, no se sabe si intencionadamente o no, por dar un mayor tamaño del que realmente tienen. También añade que su proyección es mucho más ideológica que científica y que pone el tamaño de los países más pobres tal y como son.

En relación al estiramiento de ciertas zonas, el geógrafo y cartógrafo estadounidense Arthur Howard Robinson (quien en 1961 nos dejó la proyección de Robison) sostiene con cierto ritmo poético: “Los continentes parecen unas húmedas y andrajosas ropas interiores puestas a secar de la cuerda del Círculo Polar tras un largo invierno”.

Lo cierto es que ha existido una inercia que ha favorecido los intereses de las potencias dominantes. Blanca Muñoz López, profesora de Sociología de las Masas en la Universidad Carlos III, añade al tema: “Si en décadas anteriores dominaba una concepción eurocéntrica, ahora se ha sustituido por la ideología del multiculturalismo de la globalización. En este momento Asia y África han tomado mayor importancia geopolítica y económica”.

Lamentablemente ninguna proyección es fiel al 100%. Aunque contamos con más de cuatrocientas, ninguna de ellas representa de forma precisa La Tierra en un mapa. Actualmente se utilizan varias alternativas a Mercator para representar la totalidad de La Tierra completa, destacando las de Bonne, Mollweide, Goode, Sinusoidal, Robinson, Van der Grinten o Eckert. Como referencia, podemos decir que Google Maps usa actualmente la proyección de Mercator.

Ya nos decía el escritor español Ángel Ganivet García (1865-1898): “El horizonte está en los ojos y no en la realidad”.

Y el físico Albert Einstein (1879-1955) añadió al respecto: “Cuando las leyes de la matemática se refieren a la realidad, no son ciertas; cuando son ciertas, no se refieren a la realidad”.

No tengo nada más que añadir.

 
Fuentes: Wikipedia, ABC, Facu Hernández (El Mundo al Revés) y Análisis Espacial.

 

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